Ochoa y el Málaga rescatan un punto del derbi de Andalucía

Con cuatro buenas atajadas, Guillermo Ochoa salió avante en la portería del Granada ante su ex escuadra Málaga, que se fue adelante con un gol en el que le remataron solo al mexicano, aunque al final se firmó el empate a un tanto (1-1) en el derbi andaluz que se disputó en La Rosaleda.

En cotejo correspondiente a la Jornada 15 de la Liga de España, el arquero mexicano tuvo una actuación de regular a buena, en un encuentro donde el juez central anuló dos tantos de los boquerones, al 73' y en tiempo de compensación, por supuestos fuera de lugar.

EFE

Dicen que portero sin suerte, no es portero, y Memo Ochoa tuvo de su lado este factor en varios momentos del encuentro, en particular cuando el esférico se le resbaló por el guante derecho y se metió a su arco, aunque el árbitro anuló el gol que hubiera significado el del gane para los malagueños, a poco de que concluyeran las hostilidades.

Hasta el minuto 24, cuando cayó el tanto del adversario, el examericanista no había tenido jugadas de peligro en su portería. Sin embargo, en esta jugada, la primera franca de gol, le tocó interferir pero no fue capaz de atajar el cabezazo picado de Ignacio Camacho, quien así abría el marcador ante el lance fallido del mexicano.

Pese a esto, Memo Ochoa se repuso y al minuto 32 respondería con un paradón, lanzándose al poste derecho para evitar nuevamente la caída de su meta en un remate a bocajarro.

Tras el descanso, otra gran atajada de Guillermo Ochoa se 'robó' la noche. Esta llegó al minuto 63, cuando de un manotazo arrebató al rival la posibilidad del gol en el mano a mano.

El empate llegaría al 81' por conducto de Artem Kravets, que en el minuto dos había desperdiciado la primera del partido.

Obligado por su calidad de local, en los minutos finales el Málaga encimó a su contrincante buscando el gol del triunfo, lo que propició que Ochoa sacara la casta y evitara la caída de su portería con dos buenas paradas; la primera en otro remate a bocajarro, tras un córner, rebotando el esférico entre el pecho y el rostro del mexicano, y la segunda en un disparo donde terminó aprisionando el balón.

Para terminar, Guillermo Ochoa cerró su actuación con otras dos atajadas de buen nivel sobre el tiempo, para que el marcador ya no se moviera en La Rosaleda.