El Barcelona saca 'cero'

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BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Sin Messi no hay paraíso en el Barcelona. O eso se demostró este sábado en que ausente la estrella argentina y sin el sancionado Luis Suárez, el campeón se estrelló contra la fatalidad y un Málaga, ordenado y afortunado, que se llevó un empate que le supo a gloria.

El Barça mereció ganar. De largo. Por juego, ambición y ocasiones el equipo de Luis Enrique puso todo de su parte para sumar la victoria, pero su mala puntería le condenó. Y eso que Piqué, soberbio de principio a fin, llevó en volandas a sus compañeros hasta el último suspiro, sufriendo incluso un más que posible penalti a los 86 minutos que no señaló el árbitro.

Al campeón se le hizo muy cuesta arriba el partido desde mucho antes que éste empezase. En cuanto conoció la indisposición de Messi que le dejaba fuera se diría que creció en el ambiente una especie de fatalismo, que sin prisa pero sin pausa se hizo sitio en el Camp Nou.

Comenzó estirado el Barcelona, rompiendo bien por la banda Sergi Roberto y llevando peligro a la meta de Kameni, quien, sin embargo, sobrevivía con solvencia ante la falta de acierto en el remate, siendo Piqué quien más avisaba y Alcácer, en su examen, quien volvía a ofrecer un rendimiento muy lejano al esperado.

El Málaga, cerrado con orden, buscaba en la contra un golpe de efecto que en dos ocasiones rozó Sandro, el canterano azulgrana a quien se dio la baja al concluir la pasada campaña y que, tres goles en los tres partidos precedentes, ofreció muestras de una verticalidad muy destacable.

Se encontró con Piqué enfrente, soberbio el central catalán, para dejar en meros sustos sus dos ocasiones a la vez que, poco a poco, la claridad de ideas iba abandonando a un Barcelona que, huérfano de su guía, comenzaba a dar síntomas de impaciencia.

Desmontado Arda Turan, que aparecía en cuentagotas, e irregular un Neymar que acabó por ser en la segunda mitad quien se puso el equipo a la espalda en un ataque desesperado, el carácter futbolístico del equipo de Luis Enrique se fue aplanando hasta un descanso desolador.

Por tercera vez esta temporada el Barça acababa la primera mitad sin marcar en el Camp Nou... Y poco después de superar los 49 minutos que marcaban el record desde que marcó Rafinha frente al Granada, el Málaga tuvo su ocasión dorada para encender todas las alarmas, en una contra que acabó definiendo el disparo de Juankar desviado después de superar la mala salida de Ter Stegen.

El transcurrir de los minutos en la segunda mitad evidenció la dependencia que tiene de sus cracks este Barça. Alcácer no hizo olvidar, ni por un momento, a Suárez y a Messi, obviamente, nadie fue capaz de sustituirle.

Tal fue el grado de nervios en los últimos minutos que Gerard Piqué, capitán sin brazalete, tomó la determinación de convertirse en un delantero más, cuando el equipo azulgrana, sin perder su personalidad en la búsqueda de los extremos, buscó centros laterales con los que acabar con la resistencia de Kameni.

Sufridor el Málaga atrás y volcado el Barça, a los 82 minutos se anuló por fuera de juego un gol a Piqué tras el remate al travesaño de André Gomes... Porque para entonces el central catalán ya era sin disimulo el delantero centro del equipo, que protestó un más que posible penalti de Mikel poco después y se encargó, con una personalidad arrolladora, de encender a todo el Camp Nou en un final de vértigo.

Con el Málaga en inferioridad por expulsión, el Barça redobló sus intentos, pero, de forma increíble, la suerte le abandonó. Y ante un rival que cerró el partido con 9 jugadores...

La propuesta, por los lados, por el centro, por abajo, por arriba y de cualquier manera, acabó sin darle el premio merecido al Barça. El Málaga se llevó un empate después de una parada inverosímil de Kameni a Neymar y la hinchada local se despidió del partido preguntándose cómo pudo ser posible eso... Y si, en realidad, es cierto que sin Messi no existe el paraíso.