El Barcelona apenas 'explotó' un gol ante el Granada

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BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- El Barcelona cumplió con la costumbre y derrotó como mandan los cánones al Granada en el Camp Nou. No hubo mucho más a decir.

No mucho más porque fue una de esas jornadas que pasarán al cajón del olvido, después de 90 minutos planos de un campeón sin chispa y que se limitó a cumplir el expediente a la espera de días, o noches, mejores.

Seis remates a puerta en 90 minutos, con una muy buena respuesta, aunque insuficiente, de Guillermo Ochoa, capaz de frenar a Luis Suárez dos veces, de volver a amargar a Neymar y de mantener en pie la esperanza de su equipo, resumió el partido del Barça.

El Granada resistió cómodamente durante 45 minutos para entender la imposibilidad de su misión al comenzar la segunda mitad, en cuanto Messi se despertó, se adelantó diez metros, pidió el balón y armó, en apenas 180 segundos, la jugada que abrió el marcador.

Rafinha, el 'Gladiador' más especial de Luis Enrique, se destacó entonces como el más listo de la clase. Siguió la diagonal de Leo y aunque Ochoa fue capaz de aguantarle el tipo para evitar su disparo, el rechace del palo al de Neymar lo colocó el brasileño con audacia en la meta.

Cuatro disparos a puerta... en 48 minutos, necesitó el Barça para trasladar al marcador una lógica futbolística que no acabó de mostrarse en el césped. Y es que aunque Ter Stegen disfrutó de una de las noches más plácidas, el juego impreciso y discontinuo fue constante.

A cuatro días de visitar al Manchester City con la posibilidad de sentenciar su pase a los octavos de final de la Champions (y quizá dejar pendiente de un hilo el futuro de los citizens), el Barcelona ofreció una imagen muy poco habitual bajo el mando de Luis Enrique.

No por el hecho de jugar mejor o hacerlo peor, sino por la lentitud, en ocasiones exasperante, que mostraron sus jugadores, incapaces de superar la ordenada defensa de un Granada que se condeno solo, por su propia incredulidad a discutirle el resultado al campeón.

El Barça ganó por la costumbre, por el buen tino de Rafinha, probablemente el jugador que más se ganó el elogio, y por esa dirección invisible de Leo Messi, en un momento dado, suficiente para convertir aparcar aunque fuera por un instant el tedio.

Lo que no es un secreto es que el equipo de Luis Enrique necesitará una versión muy mejorada el martes en el Etihad de Manchester.