Messi dirige la orquesta blaugrana

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(Jordi Blanco, ESPN Digital) BARCELONA -- El Barcelona se estrenó en la Liga aplastando a un Betis sobrepasado por las circunstancias, que le quiso plantar cara y acabó derrumbado al ritmo de Leo Messi, principio y final de un campeón soberbio.

A la Pulga se diría que nada ni nadie le hace perder el tiempo ni la atención. Leo necesita al futbol en la misma medida que el futbol necesita de él y en este primer partido de Liga quedó claro que su ambición está a la altura de su magnificiencia.

Inició la jugada del 1-0 con un larga diagonal que habilitó a Jordi Alba para que le regalase el gol al renacido Arda Turan y cuando, tras el empate de Rubén Castro, se embarulló el juego y aparecieron ligeros síntomas de preocupación en el graderío, decidió solventar la situación con un gol marca de la casa, un obús excepcional que dio paso a la exhibición.

Exhibición del campeón a las órdenes de su director de orquesta, de su líder natural que impuso el ritmo necesario en todas las circunstancias de un partido que se decidió antes del descanso, en el momento que Luis Suárez acudió a la cita con el gol rematando un preciso centro raso de Sergi Roberto.

SIN PERDÓN

Entre la victoria, simple y sin aspavientos, y la goleada, que pudo ser de escándalo, creció tras el descanso la figura monumental de Messi, que con dos minutos de diferencia le regaló el 4-1 a su amigo uruguayo y anotó el 5-1 con esa sutileza que entremezcla con su voracidad.

Como son amigos, Leo, a quien todo el estadio esperaba ver lanzar un libre directo, le cedió el honor a Suárez. Ahora tú, ahora yo... Y el 6-1 lo anotó este charrúa que a cada partido que pasa debe agradecer a la providencia haber aterrizado en el mismo equipo que el crack argentino.

El Barça inició el campeonato atropellando a un Betis al que Poyet quiere imponer una consistencia y una personalidad apreciable, un equipo en cierta manera británico, salvando las distancias, porque es un equipo que ni hundido se rinde. Por más que ante el campeón debiera entregarse sin discusión.

La liga apenas empieza pero el equipo de Luis Enrique ya puso en el escenario su mando indiscutible. A los mandos de Leo Messi, a través de los goles de Luis Suárez, el despertar de Arda Turan (¿valdrá más tarde que nunca?), la sobriedad de Sergio Buquets, el toque de Sergi Roberto, la seriedad de Piqué...

La probable despedida de Claudio Bravo, que anduvo lento en el primer gol y despistado en el segundo del Betis, quedó en un segundo plano ante el festival de fútbol y goles que regalaron sus compañeros a los hinchas.

El Barça ha vuelto. Y a lios mandos de Leo Messi lo ha hecho a lo bestia.