PSG humilla a un Barcelona desconocido

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PARÍS (Jordi Blanco, enviado) -- Aplastado, destrozado y humillado, Barcelona sufrió la peor derrota de los últimos cuatro años en la Champions. Un 4-0 sin discusión ninguna a manos de un PSG lanzado y que le hizo trizas como no pudo imaginar ni en la peor de sus pesadillas. Una noche de gloria para los parisinos y de pesadilla para los españoles.

Arrasó el campeón francés por un incontestable 4-0 a un rival invisible que tuvo a su mejor jugador en Ter Stegen, el portero que salvó no menos de tres ocasiones mortales que podrían haber trasladado al marcador un resultado ya de epopeya..

Esperando a Messi, el equipo de Luis Enrique fue un juguete roto ante la presión asfixiante de un PSG que peleó como si no existiera el mañana, empujado por una hinchada entregada y comandado por un centro del campo que borró del mapa a los 'peloteros' azulgranas que, se suponía, tenían que dirigir el partido.

Messi contactó con el balón tres veces en toda la primera mitad, que acabó con 2-0 en un marcador que de no ser por el portero del Barça ya hubiera sido escandaloso. Huérfano Busquets de cualquier ayuda y perdido Iniesta, la apuesta de André Gomes se demostró un fiasco, puesto que el portugués ni dio empaque en ataque ni apareció en defensa, provocando un agujero por el que entró una y otra vez la segunda línea de un PSG soberbio.

Avisó en la previa Luis Enrique que esperaba a un rival acorde con la personalidad de Unai Emery... Y el entrenador vasco no decepcionó. "Cada día, cada nuevo partido, lo espero con ilusión" avisó el técnico del PSG y sin hacer caso a esa terrible estadística que le acompañaba en su carrera contra el Barça preparó el encuentro hasta el último detalle.

Y mientras el Barça esperaba a la magnificencia de la MSN, mientras se encomendaba a la aparición de Messi, el PSG, a la suya, convertía el partido en una auténtica fiesta, en un ejercicio incontrolable de intensidad a la que no le respondía el rival.

Tardó 18 minutos, por medio de una falta maravillosa de Di María, en abrir el marcador, pero antes ya avisó en dos ocasiones a un Barcelona descabezado, humanizado como nunca imaginó y que acabaría por encajar su peor derrota en unos octavos de final en la Champions.

Peleando hasta la saciedad unos y entregados a su hundimiento los otros, pudo encenderse la luz en una asistencia de Neymar a André Gomes que no supo definir en el cara a cara frente a Trapp... Y que desembocó poco después en el 2-0, en una jugada casi calcada en el área contraria, con el pase de Verratti y el disparo seco, cruzado y mortal de Draxler para poner un 2-0 terrorífico en el marcador.

El descanso lo recibió con un suspiro el Barça, hundido tras una primera mitad fantasmal, con un solo disparo a puerta por ocho de un rival que corrió al vestuario para preparar el segundo asalto.

Y menudo asalto. Apenas habían transcurrido dos minutos de la continuación cuando Ter Stegen ya había visto el balón rondando por su área y sin tiempo a tomarle mínimamente el pulso al partido Di María había colocado ya el 3-0 con un disparo envenenado que convertía la derrota en goleada.

¿Más? Por supuesto. Sin noticias de la MSN, con Messi mirando a la nada, desesperado por la inanición de sus compañeros, el PSG disfrutaba de la pelea, de una batalla ganada palmo a palmo... Y que le dio la oportunidad deseada a Cavani de celebrar como deseaba su cumpleaños: con un gol de escándalo que aparcaba la goleada para presentar en sociedad la humillación.

No cabe hablar de remontada, poco menos se necesitaría un milagro para que el Barça fuera capaz de remontar un marcador de esta envergadura. Una goleada sin discusión y sin ninguna clase de excusa.

Y es que el Barça sufrió en el Parque de los Príncipes su Waterloo particular. Habrá que ver si es capaz de resarcirse de esta humillación.