América vuela en el último Clásico Joven en el Azul

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(ESPN Digital / Iván Cañada) MÉXICO -- El antídoto más efectivo para el Cruz Azul más motivado de los últimos años viste de amarillo. No importa lo embalados o confiados que lleguen los celestes. Cuando es hora de medirse al América, un fenómeno extraño ocurre en el equipo que pierde fuerza en automático. Sus debilidades lucen más que nunca y sus cualidades quedan guardadas para mejor ocasión. En el que pudo ser el último Clásico Joven en el Estadio Azul, las Águilas volvieron a volar y se llevaron la victoria (3-1).

Los cementeros salieron a comerse a su rival desde el segundo uno, pero en menos de 25 minutos ya tenían dos goles sobre la frente. Fue un equipo tan revolucionado que se olvidó de defender en un par de ocasiones y los de Miguel Herrera no fallan cuando se les regalan opciones.

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Cruz Azul falló cuando generó sus jugadas. Agustín Marchesín y su barrera defensiva bloquearon todos los disparos que iban con dirección a las redes. El portero sacaba las manos y los defensas ponían el pecho, las piernas, la cabeza o lo que fuera necesario para evitar la caída de su marco.

Un equipo tan revolucionado necesita un freno de mano y América los paró en seco. Dos arribos al área entre los minutos 18 y 24 fueron suficientes para dar con las redes y de inmediato poner orden en un estadio en el que constantemente ganan o al menos se llevan puntos. Fue la historia en las últimas dos décadas.

El tridente formado por Silvio Romero, Darwin Quintero y Oribe Peralta exhibieron a una defensa que apenas ha jugado una vez en la campaña ante las constantes lesiones que sufre Cruz Azul. Ni Julio Domínguez ni Julián Velázquez daban crédito a la forma como el rival entraba por el centro y encaraban a un vulnerable Corona que ni con sus reflejos y alcance, evitó los tantos en contra de Darwin y Oribe.

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Cruz Azul se encontró de repente con el peor de los escenarios posibles, con un marcador adverso y un rival como América enfrente. Christian Giménez luchaba más que nadie, Martín Rodríguez y Édgar Méndez intentaban por las bandas, mientras Martín Cauteruccio y Felipe Mora buscaban cualquier balón en el centro del área. El ímpetu colectivo del inicio cambió por los esfuerzos aislados que no rindieron ningún tipo de frutos

Ya con el daño hecho, América se dedicó a aguantar atrás, regalarle el balón a su rival y contragolpear con sus velocistas por las bandas. La trampa estaba bien marcada y Cruz Azul poco a poco asumió su rol de equipo derrotado al que se le terminó la gasolina a pesar de un gol de penal de Édgar Méndez, que alimentó falsas ilusiones.

Las Águilas no cambiaron su guión. Un punto para hacerlo fue la expulsión por doble amonestación de Adrián Aldrete en el ocaso de la batalla. Mateus Uribe sentenció la batalla a segundos del final y América volvió a volar en el Azul, un estadio en el que las victorias fueron constantes.