La reedificación del Real Madrid en el Benito Villamarín

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MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- Real Madrid venció por 3-5 al Betis, en un partido intenso en donde la 'Casablanca' demostró, una vez más, que puede vivir casi exclusivamente de "la pegada".

Con su doblete, el español Marco Asensio quiso alargar la fiesta blanca que inició con la victoria sobre el PSG en Champions, pero se lesionó Marcelo y el miedo congeló al cuadro merengue lo suficiente como para verse abajo en el marcador en la primera parte del juego.

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Sin embargo, los visitantes lograron salir adelante, en gran medida porque Asensio no perdió de vista su objetivo de ganarse un lugar para los partidos importantes, ni Cristiano Ronaldo el de alimentar su cuenta goleadora. Hicieron efectiva esa máxima de la que llevan viviendo más de dos años: los partidos se ganan marcando uno más. No importa si se llevan tres en contra.

Como lo hiciera a media semana, fue el mediocampista español quien enseñó el camino. Por él pasaba el juego en ataque del Real Madrid y llevaba el peligro a la puerta de Antonio Adán. Y el que viene con estrella y está donde tiene que estar. Al minuto 11, abrió el marcador de un cabezazo tras pescar un rechace de Adán a un remate de Cristiano Ronaldo.

Durante media hora todo fue felicidad para la visita. Madrid mandó hasta que Marcelo salió lesionado. El Betis, que lo da todo y más cuanto más grande el rival, no dejó pasar la oportunidad de ir por el partido cuando vio congelado al rival.

Liderados por Joaquín, Ruiz y Guardado, los béticos se lanzaron por el empate haciendo trizas a la defensa merengue, hasta que un balón medido del veterano blanquiverde alcanzó la cabeza de Mandi para el 1-1. Poco después, Nacho marcó en propia puerta en un intento por despejar el remate de Junior Firpo.

Madrid, para entonces, parecía un barco a la deriva.

Pero demasiado pronto festejó el Benito Villamarín, pues el Madrid volvió del descanso con más orden y hambre redoblada. Solo necesitaban ese golpe de suerte para volver a la vida con el 2-2 que irremediablemente llegó con un remate de cabeza de Sergio Ramos.

Madrid necesita muy poco para hacer daño y recuperar la confianza. Y así como el Madrid se encogió hasta desaparecer tras perder a Marcelo, volvió a estirarse todo lo posible apenas marcó el capitán.

Aprovechó el desconcierto en los béticos para buscar el tercero, que llegó al filo de la hora de juego con otra gran muestra de calidad de Marco Asensio, que puso el broche de oro a una gran jugada de Carvajal por derecha con un disparo cruzado para el 2-3.

Como ocurriera contra el FC Barcelona, en esta ocasión no fue una genialidad de Lionel Messi, si no de un equipo, a veces caótico, que se guía más por los cambios de humor para darle la vuelta la marcador.

En el equipo de Setién no quedaba ni la sombra de la intensidad y confianza en sí mismos que había mostrado durante casi una hora.

Dejaron de presionar y casi de buscar a Keylor Navas, allanándole el camino a Cristiano Ronaldo para redondear con el 2-4; el que consiguió con poco más de 25 minutos por delante aprovechando un pase al área de Casemiro.

Madrid respiró. Se aseguraba cumplir con esa misión de afianzarse en zona Champions, sobre todo cuando están a punto de disputar el partido pendiente frente a Leganés y se quedarán sin un colchón hipotético de tres puntos en la pelea por la tercera plaza con Valencia.

El problema es que quedaba demasiado tiempo por delante y no acaban de resolver sus múltiples y graves problemas defensivos. Acabaron comiéndose un gol más en la recta final y solo Karim Benzema, que entró por Cristiano en los últimos minutos (para tremendo enfado del portugués), pudo maquillar el hecho de que - otra vez - el Real Madrid se iba encajando tres goles al marcar el quinto tanto merengue.