Un Tri de quinta... de quinta categoría

SAMARA (Rafael Ramos, enviado) -- México le puso espasmos de ansiedad e ilusión legítima al trámite, pero cuando lo dispuso, Brasil, por genes, por biotipo, por escuela, por el cromosoma bendito del futbol, puso epitafio de 2-0 a la nueva incursión fallida del Tri por llegar al Quinto Partido.

Neymar comemora gol do Brasil contra o México
Neymar comemora gol do Brasil contra o México
Getty Images

Neymar, el simulador de vuelos frecuentes, le puso al mortaja al Tri. No sólo esgrimió el arma asesina, sino que él mismo la acuñó en complicidad con William. Y el segundo lo fabrica en descolgada turbo, para que sólo lo firme Firmino en el dintel de Ochoa.

Si ante Alemania, los cambios se hicieron por urgencia y con urgencia, ante la fatiga, ahora México debió hacerlos por necesidad, mientras el equipo se fundía en el desgaste absoluto de clima, marcador, ansiedad y la frescura insultante de los brasileños.

Por cuarto partido consecutivo, Guillermo Ochoa se convirtió en el jugador más valioso de México. Como en quiosco de feria, los brasileños trataron de tumbarle el carrusel de patitos.

México jugueteó la mayor parte de los 90 minutos. Cuando jugó, cuando realmente fue Brasil, le mostró la puerta de salida al Tri, en esa nueva cruzada por alcanzar el inalcanzable Qyuinto Partido.

BAJO CAUTIVERIO...

México desacomodó sus piezas para desacomodar a Brasil. Bajo presión, en todo el terreno y con velocidad en despliegues, la tribuna del Estadio Samara tenía garganta mexicana.

Y en los escarceos del juego el Tri asumió el control. Chucky Lozano por derecha y Carlos Vela por izquierda, con asignaciones de matones, le metieron jaquecas al cuadro bajo, y la mejor opción queda en el mismo Lozano, quien se demora y le cubren el disparo.

Brasil parecía no enterarse de que le quitaban la pelota, el control del juego y que las acechanzas del Tri en su área no iban a cesar. Mantenía la calma, mientras Guardado y Herrera encontraban a Chicharito en sus dos labores.

Pero Brasil apenas resoplaba. Se sacudió al minuto 25. Por izquierda, Neymar limpia la zona con un par de amagues, penetra, y encuentra el cuerpo de Guillermo Ochoa, quien empezaba entonces la jornada laboral extra.

Rafa Márquez sufría poco por el extraordinario mapa de obstrucción y recuperación que hacia el equipo mexicano, y un par de jugadas de Coutinho llegaba a tiempo para interrumpir el pase asesino.

Edson Álvarez cargó con una amarilla por darle servicio de remolque a Neymar, en su cuarta arremetida, mientras Filipe Luis recibí la misma factura por poner a pilotear alnChucky en el vacío.

Tras dos amenazas más, una de Neymar y otra de Paulinho, con Ochoa apagando incendios, México vio emparejado el control del juego, cuando Brasil cerraba el medio tiempo de manera cómoda.

Con el 0-0, y al descanso, México empieza a encontrar precipitación en la calma ladina de Brasil. Pero, el desenlace sigue abierto. La temperatura de 93 grados con 35 por ciento de humedad, a alguno le pasaría factura.

Y DEJÓ DE JUGUETEAR, PARA JUGAR...

Al complemento, Osorio juega con la aventura. Mete a Miguel Layún y saca a Márquez, mientras recorre a Edson a media cancha. Brasil abusaría de la inexperiencia desde el reinicio.

Seis minutos de angustia en el segundo tiempo, para que estalle en dolor mexicano. Neymar inicia la jugada, sorprende dejando el balón William, quien penetra y sirve a segundo palo, justo para que la pelota eluda la estirada de Ochoa y se encuentre en cita a ciegas con Neymar. 1-0, al minuto 62.

México intenta copa a Brasil, quien recula cómodamente, tejiendo la trama y extendiendo la trampa. Una estrategia de alto riesgo, aún para los pentacampeones.

Entonces la batalla se tornó individual, y esos genes, ese biotipo, esa exageración atlética con buen futbol que rescató Tite, se apoderó del juego, mientras México relevaba a Javier Hernández con Raúl Jiménez.

Para bendición de Guillermo Ochoa y su representante, la metralla brasileña firma cartas de recomendación para el arquero mexicano, con tres lances a jugadas detonantes de Brasil.

La sentencia final llega con otro abuso de Neymar. Descolgada, penetración, medición de las coordenadas a la zona de ejecución, y servicio a Firmino, para que la empujara en la línea. 2-0.

Brasil terminó como comenzó el trámite. Paseándose, divirtiéndose, entrenándose. México, en su batalla honesta, gallarda, pundonorosa, generosa, se encontró con las diferencias genéticas y futbolísticas, que ahora Brasil sí pone, con Tite, en la cancha.