El Barcelona despìde el año como líder de LaLiga

BARCELONA (Jordi Blanco | ESPN Digital) -- El Barcelona cumplió el trámite frente al Celta, el único equipo al que no pudo derrotar la pasada temporada en LaLiga, y despidió el año con una victoria funcionarial... Si como funcionarial se entiende que fue conseguida bajo el embrujo y liderazgo de un Messi que se bastó para aparecer en momentos puntuales para derrumbar la resistencia de un rival rendido a la evidencia.

Ganó el equipo de Valverde por 2-0, después de llegarse al descanso con idéntico resultado con los goles de Dembélé y Leo, quien había iniciado la jugada del 1-0 con prontitud, cuando a los 10 minutos al equipo de Miguel Cardoso se le había ocurrido llegar a discutirle el gobierno del juego al líder del campeonato.

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Al Barça no le ocupa ser ya un equipo imprevisible. Los rivales saben prácticamente de memoria que el entrenador azulgrana, poco amigo de retocar lo que funciona, pretende que los suyos vayan madurando los partidos sin prisas pero sin pausas. Y que den el golpe en el momento oportuno. Parece este equipo hecho a la medida de la exigencia. Cuando se sospecha mayor, mira con mayor rapidez la meta contraria y más aún con los sustos de partidos anteriores.

Herido en su orgullo tras el asalto del Betis al Camp Nou, el Barça enlazó este sábado su cuarta victoria liguera consecutiva, todas ellas conseguidas sin encajar goles, lo que se había convertido en otro examen a superar, después de convertirse en los primeros partidos de la temporada en un chiste defensivo.

El Celta quiso pero Messi no le dejó. A los 10 minutos ya ganaba el Barça tras un maravilloso pase del capitán a Jordi Alba, que le devolvió el balón para que su remate, raso, lo rechazase desesperado Rubén y le diera a Dembélé la oportunidad de seguir engordando sus números: ya suma 9 goles esta temporada, 3 en los últimos 4 partidos. Y, de paso, parece haberle comido el terreno a Coutinho, a quien volvió a desplazar al banquillo.

Resolvió reivindicarse el Celta, plantando cara al líder en una primera mitad de brillante fútbol y queja gallega, por un brazo de Lenglet en el área que protestó como penalti pero que ni fue revisado por el VAR al considerar que el balón sí toco en el codo del defensa francés, en un lance que lo apartaba. O eso se supone.

Aún tuvo arrestos para discutir el resultado el conjunto gallego hasta que rozándose el descanso Messi, por si acaso, resolvió darle la puntilla al marcador anotando el 2-0 y casi enterrando cualquier esperanza rival.

SIN MÁS

Ahí, en el descanso, podría decirse que se acabó cualquier signo de interrogación en cuanto al marcador se refiere. El Barça rebajó la intensidad y al Celta le venció la lesión de Aspas, que se marchó aplaudido por el graderío a la hora que su entrenador debía maldecir esa mala fortuna.

Buscó la portería de Ter Stegen pero se topó con el meta alemán en una única, y gran, ocasión para ajustar el marcador, al tiempo que ese 2-0 no se movía, también, porque Rubén anduvo acertado para frenar el hambre de Messi, que se quedó a dos goles de llegar a los 400 en la Liga, y acabar la tarde con una derrota tan honrosa como esperada.

El Barça, como ocurriera en 2017, despidió el año liderando la Liga. Con menos puntos, sí, pero dando la sensación de haber alcanzado una velocidad de crucero que le convierte, sin discusión posible, o lógica, en el aspirante número uno para conquistar el título allá por el mes de mayo de 2019.