España gana sin despejar dudas

España superó a Kosovo, con la mira puesta en el próximo Mundial.
España superó a Kosovo, con la mira puesta en el próximo Mundial.
EFE

(Jordi Blanco, corresponsal en Barcelona) -- España espera tiempos mejores agarrada al marcador. Luis Enrique sigue renovando a la selección y los sobresaltos se le repiten a su equipo, que este miércoles derrotó (no podía ser de otra manera) a Kosovo en Sevilla por un discretísimo 3-1 que no empezó a tomar forma, sin embargo, hasta pasada la media hora de partido, durante la que el conjunto español tuvo que hacer un ejercicio de paciencia frente a un rival tan inferior como animoso y que ni superado en el resultado torció el gesto.

Venció España con escasa brillantez y aún menos ventaja de la esperada, aliviada con dos goles casi consecutivos en la primera mitad y avergonzada tras un error impensable de Unai Simón, ya en la segunda, con una salida a destiempo y una pérdida de balón cerca del mediocampo al que respondió Halimi con un disparo soberbio que se coló en la meta hispana. Era el primer remate de Kosovo entre palos. En el minuto 70.

Gerard Moreno, sustituto poco antes de un inoperante Morata, devolvió la calma de inmediato cabeceando a la red un servicio de esquina lanzado por Koke y respiró la selección española, tan consciente de su poco tino futbolístico como de la urgencia que llama a la puerta, sospechando que se deberá jugar cara a cara ante Suecia la clasificación directa para el Mundial de Catar.

Luis Enrique volvió a agitar su alineación, con cuatro cambios respecto al once que presentó en Georgia y dando entrada en el equipo a Marcos Llorente en lugar de Pedro Porro, a Íñigo Martínez por Diego Llorente, Koke por Fabián y Dani Olmo en lugar de Bryan Gil, en busca de un refresco que, sin embargo, mantuvo como ancla indiscutible a Sergio Busquets, ausente en el empate frente a Grecia y que se ha demostrado a partir de ahí indispensable en los planes del técnico... Que por segundo partido consecutivo dejó fuera a Sergio Ramos, afimando su ayudante Jesús Casas que era una "decisión técnica" difícil de creer atendiendo al ascendente del central madridista... que acabó engordando sus números (180 internacionalidades) gracias a los seis minutos que le concedió el seleccionador.

En el campo no le fue fácil hacerse con el ritmo del juego a España, enfrentada a un rival encerrado y robusto, aunque tan limitado técnicamente como inferior en cuanto a organización colectiva, sospechándose a no mucho tardar que el gol debía llegar por lógica... Una lógica que, de todas maneras, tardó más de media hora en mostrarse en el marcador.

Fue, hasta entonces, una presentación entre discreta y, casi, desoladora del combinado hispano, sin encontrar profundidad, sin acertar en el juego corto, con Pedri multiplicándose pero sin encontrar a Morata o Ferran Torres y sin ser capaz de provocar ocasiones claras de gol. Hasta que apareció Dani Olmo.

Salvador del desastre en Georgia, con un gol a última hora que le dio la victoria a España, el delantero del Leipzig rompió el muro kosovar con un auténtico golazo poco después de la media hora. Jordi Alba, asistente de los dos goles hispanos en Georgia, volvió a verle escorado en la banda izquierda del área le cedió con suavidad el balón y Olmo soltó una rosca magnífica por arriba, colando el balón por la escuadra del sorprendido Samir Ujkani para rebajar tensiones.

Lo que son las cosas, después de pasarse 33 minutos sin rematar a puerta con peligro, el segundo disparo entre palos, tres minutos después del 1-0, desembocó en el segundo gol, anotado por Ferran Torres con un magnífico remate cruzado al entrar en el área por la banda derecha, ganada a la carrera tras el largo desplazamiento de Pedri.

De los nervios a la calma en un abrir y cerrar de ojos, España parecía solventar sin brillantez pero con galones un partido que amenazaba con convertirse incómodo. No por el peligro ofensivo de Kosovo, que ni se había acercado al área de Unai Simón, como por sus problemas en la creación y el ataque.

SIN MÁS

Redondear la victoria, conduciéndola a una goleada que nunca está de más pensando en posibles desempates clasificatorios (Suecia había vencido el sábado a los kosovares por 0-3), se entendía como el objetivo español en la segunda mitad, pero si lo visto antes del descanso había despertado dudas, lo contemplado tras ese intermedio no hizo más que aumentarlas.

Cierto es que pudo ganar por mayor margen España, rechazada una y otra vez por una defensa a ultranza y en último término por el acertado Ujkani, convertido el partido en un tedio y sin apenas nada que destacar más allá de los galones cada vez más evidentes de Pedri o el papel indiscutible de Jordi Alba en el lateral zurdo, que vuelve a ser suyo, parece, sin discusión.

Y en esas llegó el error garrafal de Unai, en una salida sin razón y sin acierto, un intento de conducción aún más extraño, la pérdida de balón y el gol, golazo, de Halimi en el primer remate a puerta kosovar, cuando ya se había llegado al minuto 70.

Por fortuna para España el susto duró apenas cuatro minutos, los que necesitó Gerard Moreno para rematar a la red un corner servido por Koke que maquilló en cierta manera

un resultado que pudo ampliar en un par de ocasiones en la recta final... Pero que no ocultó que el equipo hispano sigue buscándose y, lo preocupante, sin encontrarse.

Frenada por Grecia, ganando casi de milagro a Georgia y derrotando sin ninguna brillantez a Kosovo, España lidera su grupo de clasificación para el Mundial a la espera de cruzarse con Suecia, ya en septiembre y después de que se encuentren en la Eurocopa.

Para entonces se espera, casi se exige, que Luis Enrique le vaya dando un mejor sabor a la selección.