Barcelona brilla y le da una cátedra de futbol al Atlético de Madrid

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¡Para sacarse el sombrero! Jordi Alba y un golazo inolvidable

El lateral la agarró de volea en el aire y puso la igualdad de Barcelona ante Atlético. De Paul y compañía se quedaron pidiendo un foul de Traoré a Koke.


Daniel Alves.
Daniel Alves.
EFE/Alejandro García

(Jordi Blanco, corresponsal, Barcelona).- El Barcelona ya está en puestos de Champions. Derrumbado no hace tantas semanas, entregado a una depresión que parecía no tener fin, regresó al Camp Nou en un partido de máxima exigencia y lo resolvió con una autoridad mayúscula, derrotando (4-2) a un Atlético que sobrevivió como buenamente pudo pero que fue barrido en todos los órdenes y que si se avanzó en el marcador apenas comenzar y se reenganchó después al partido fue por las concesiones, habituales, del Barça en defensa y por la expulsión, chistosa, de Dani Alves, protagonista de excepción para bien y para mal en su retorno al estadio como azulgrana.

Fue un Barça-Atlético a la vieja usanza, de esos partidos con goles, polémicas y expulsiones y que provocó, por fin, que la hinchada, tan alejada de la pasión en los últimos tiempos, retomase el carácter de antaño. Hasta Xavi, siempre educado y paciente, perdió los estribos después de la expulsión de su hermano (segundo entrenador) y se ganó una amonestación.

La ausencia de fútbol en el Camp Nou durante más de un mes, la entidad del rival, la trascendencia del partido y la ilusión de las caras nuevas provocaron ambiente especial. Con casi 75 mil aficionados en la grada y la sensación de enfrentarse a un partido de aquellos que pueden marcar la temporada. Si el tiempo se va acabando y los errores cada vez son más peligrosos, el duelo ante el todavía campeón se sabía trascendental y el Barça respondió al examen con mejor nota de lo que pudo imaginarse.

La defensa, eso sí, sigue siendo una verbena permanente. En su primera llegada marcó Carrasco tras un despiste general y el Atlético abrazó el pensamiento de dar por fin el golpe de ganar en el Camp Nou... Pero no contó con el despertar rabioso, inmediato y contundente de un Barça relanzado en su ánimo, que empató casi de inmediato con una volea extraña de Jordi Alba y le dio la vuelta al marcador poco después gracias a un cabezazo fenomenal de Gavi.

De ahí al descanso el festival azulgrana fue casi absoluto. Con Dani Alves, asistente en el 2-1, convertido en un multiusos al que acompañaba la verticalidad y excelencia de Adama y una presión y concentración total de todo el equipo de Xavi, ante el que apenas tuvo capacidad de repuesta un Atlético que, golpeado por el 3-1 de Araújo, se fue al descanso al borde de la rendición.

A LO LOCO

La rendición se entendió definitiva en cuanto Alves, al poco de comenzar la segunda

mitad, puso el 4-1 en pleno festival. El brasileño, feliz, hizo lo que quiso en el campo, en cualquier lugar y momento y ante la euforia reinante nadie atendió a que el gol de Luis Suárez, otro regalo de la defensa, pudiera dar vida al partido.

Pero el 4-2 fue la antesala de la expulsión de Alves, justa por su patada por detrás a Carrasco, y de convertir el partido en una guerra de nervios hasta el final. Siguió, eso sí, siendo mejor el Barça pero ya no era ante un rival destruido, sino frente a un Atlético que cayó de pie y se libró de lo que habría podido ser una auténtica masacre.

El Barça recuperó la alegría y dio a pensar que tras el mercado invernal Xavi ya tiene lo que necesitaba para recuperar el tiempo perdido. De momento ya le dio para avanzar al equipo de Simeone y colocarse en puestos de Champions League.

Habrá que ver, poco a poco, hasta donde es capaz de llegar porque no sería la primera vez que a una alegría le sigue la decepción.