Campeón con fútbol de alto vuelo

FRANCFORT (EFE).- Brasil conquistó la Copa de las Confederaciones con una exhibición ofensiva ante Argentina, a la que goleó con dos tantos de Adriano, el máximo goleador del torneo, otro de Kaká y otro de Ronaldinho, que mostraron el abismo de calidad que existió entre ambos conjuntos.

El campeón del mundo se tomó cumplida revancha de la derrota en el Monumental (3-1), con un victoria de las que hacen daño, tanto por tratarse de un nuevo título que le arrebata al conjunto argentino, como por la forma como se produjo.

Carlos Alberto Parreira y José Pekerman coincidieron, la víspera, en que a falta de fuerzas por ambos bandos, la final sería una cuestión de carácter. Y se equivocaron, fue una cuestión de calidad.

A este Brasil le sobra cuando logra que conecten sus "cuatro magníficos" (Ronaldinho, Kaká, Robinho y Adriano). Argentina la echa en falta si Riquelme no tiene su día. Y, en la final, todo se puso en contra del conjunto albiceleste.

Fue una derrota cruel, porque a cada gol brasileño le sucedió una ocasión argentina y, ahí se vio la diferencia. Marcó Adriano y falló César Delgado, aumentó la ventaja Kaká y otro pase de Delgado no encontró rematador, voleó Ronaldinho para la goleada y, acto seguido, Coloccini envió su ocasión a las nubes., o no supo cómo culminar Figueroa...

Medianamente resguardada del diluvio por la cubierta del moderno estadio de Fráncfort, que exhibió sus primeras goteras, Argentina no aguantó el chaparrón inicial de un conjunto brasileño, que, en poco más de un cuarto de hora, convirtió sus dos primeros disparos en goles y se quedó a centímetros del título.

No necesitó más que echar mano del talento, ese que durante la Copa de las Confederaciones ha agrupado en pocos metros Carlos Alberto Parreira. Porque, con Ronaldinho, Kaká, Robinho y Adriano, Brasil puede esperar en cualquier momento una alegría y convierte en expectativa cada acercamiento al área.

El técnico argentino, José Pekerman, apostó, sin embargo, por la novedad. No sacó a Walter Samuel, que se había perdido la semifinal por sanción, y dio entrada en el once inicial a Diego Placente, con la intención de contener las entradas por la banda derecha brasileñas.

No lo logró y fue por ahí por donde llegaron la mayoría de los goles, con Cicinho como el mejor pasador del partido.

En el primero, no tapó Placente su banda, centró Cicinho y Adriano pudo repetir su jugada favorita, regate hacia dentro y el disparo que el guardameta Germán Lux no pudo detener.

Argentina tuvo respuesta de inmediato, porque César Delgado se plantó ante Dida, que estuvo más rápido, y Riquelme lo intentó desde fuera del área, pero el esfuerzo albiceleste se vació en la segunda acción ofensiva brasileña; un balón que tomó Kaká al borde del área y envió al ángulo al que no podía llegar Lux.

Con todo en contra, el equipo de Pekerman tuvo que tirar de raza, con Juan Pablo Sorín y Javier Zanetti a la cabeza, para no desfallecer, pero notó su falta de peso en el ataque.

Al contrario que Brasil, Argentina, ausente por sanción Javier Saviola y de vacaciones Hernán Crespo, no tuvo poder de intimidación, porque ni el "chelito" Delgado ni Luciano Figueroa aún meten miedo.

Por eso, como nada más comenzar la segunda parte, Ronaldinho voleó otro centro de Cicinho (m.47) y, un cuarto de hora después, Adriano volvió a cabecear a la red otro centro del lateral derecho, a la selección albiceleste no le quedó más que orgullo para tratar de aliviar la pesadilla, con un gol de cabeza de Aimar, y paciencia para no caer en la desesperación ante un rival inclemente, que vio la oportunidad de tomarse la revancha y la aprovechó al máximo.