Con una bravía reacción, Puebla supera como local 3-2 al Pachuca

Mexsport

PUEBLA (ESPN.com.mx) -- El Puebla no desiste ni baja los brazos en ningún momento. La Franja no entiende de bajar la guardia o perder en una pelea. Es el nuevo sello de este equipo que no negocia la actitud. Mucho menos cuando está en casa. Por ello va con marcha perfecta y este domingo consiguió su cuarto triunfo consecutivo como local tras remontar a un Pachuca que luce desconcentrado.

Los camoteros no ceden, no dejan de correr, de chocar, de buscar cada balón y pensar en el arco rival. Pueden equivocarse, pero rectifican a tiempo y consiguen las respuestas para dar vuelta a las adversidades.

Este domingo, el Puebla amaneció un tanto adormilado frente a unos Tuzos dispuestos a dejar su mala racha de tres derrotas consecutivas. En 16 minutos, el Pachuca parecía tenerlo todo fácil y ya con dos goles a favor. Creyeron que lo demás sería lo más fsencillo y simplemente había que cuidar el marcador, pecado imperdonable frente a estos camoteros.

El primer revés llegó en el ocaso del primer tiempo, con un penalti convertido por Luis Gabriel Rey, quien consiguió su tanto 147 en Liga para convertirse de paso en el máximo goleador en activo de la Liga. La oportunidad se la brindó Matías Alustiza, cobrador habitual, y Rey resolvió sin problemas.

Fue el primer aviso camotero que se marchó a los vestidores con un respiro en busca de esa remontada. La inercia continuó pese al descanso y Rey no tardó en empatar los cartones, frente a un Pachuca excedido de confianza y falto de ambición, que vio cómo se acercaba a su cabaña y no contuvo los embates rivales.

El daño ya estaba hecho. Tanto psicológico como en el transcurso del partido. El Puebla, sin embargo, no se detuvo solo con ello. Quería los tres puntos a como diera lugar. En casa ya se acostumbró a ello y lo buscó con insistencia y perseverancia.

Tuvo que llegar Alustiza para dar con las redes por tercera y decisiva vez. El ‘Chavo’ fue el gran motor de los suyos y anotó ese gol tan ansiado y buscado para sentenciar una batalla que parecía perdida en el primer tiempo, pero revertida en el segundo. Los camoteros no perdonan ni dejan pasar cuando se les da concesiones. La imbatibilidad en casa es una cosa seria para los de Marini, que no dejan escapar ni un punto.