Desde que se fue del fútbol Diego Maradona, siempre se puso en discusión su trono. Y Zidane fue uno al que siempre se nombró como reemplazante. Y una noche, la del domingo, jugó como para aspirar con más aspiraciones que nunca a ese sitio.

No alcanza con hacer las cosas bien (o maravillosas) para destacarse. Hay que hacer esas cosas en un partido importante, donde millones de ojos están pendientes. Sin fecha en Italia, ni en Argentina ni en ningún lado, el espectador que tuvo ganas de ver fútbol el domingo tuvo una sola opción, y de gran nivel: Real Madrid-Valencia.

Obvio: ver a este Madrid, al que tranquilamente se podría definir como una selección del Resto del Mundo, siempre es un placer. Pero si enfrente tiene a un equipo que lo va a poner en apuros (o al menos tiene con qué intentarlo), el espectáculo se potencia.

Y en este choque con tantas expectativas previas Zidane fue el amo y señor llenando el Santiago Bernabéu con su juego precioso y efectivo. En un campo al que costó adaptarse por la tromba de agua que cayó un rato antes del comienzo y no fue absorbida por el césped. Por momentos hubo que adivinar si la pelota se frenaría o saldría disparada. Pero para los buenos… los terrenos son lo de menos. Para eso el presidente del Madrid, Florentino Pérez, contrata y contrata cracks.

El primer pase de magia de Zidane llegó en forma de medida asistencia a Ronaldo, por un surco en donde la pelota fue girando perfecta, sin frenarse ni dispararse. Ante un pase tan exacto, el brasileño hizo lo suyo: despatarrar al arquero y tocar a la red.

Pero iba a haber que esforzarse más, porque el Valencia se encontró con el empate en una jugada aislada. Mejor dicho, fue Roberto Ayala el que buscó y encontró. Con un cabezazo de los suyos, de ésos en los que le saca medio cuerpo a su marcador en el salto y el resto es pan comido.

Si el Valencia amagó con complicar tras el 1 a 1, su jugador más talentoso se encargó de evitarle complicaciones al Madrid. Pablo Aimar, quizás impotente por no poder demostrar su fútbol o quizás deseando estar en el equipo de enfrente para divertirse más, se olvidó de jugar y dejó dos piernas feas en mala ocasión. Una fue a la cara de Casillas y otra al empeine de Míchel Salgado. Dos amarillas, a la ducha.

El Madrid era más once contra once y fue más todavía contra diez. Porque, con Zidane pletórico, fueron doce contra diez. Demasiado para el Valencia. El propio francés desequilibró con un tiro que se desvió en Pellegrino, Guti estiró diferencias con un disparo al rincón y para el final quedó la gran joya de Zidane. Ya en el arranque de la jugada se intuía una maravilla. El francés controló con un taco y dejó a un rival en el camino, otro más fuera de circulación con una bicicleta y toda la defensa que queda pagando ante otro pase milimétrico. Esta vez para el chico Portillo, que hizo más grande la acción metiendo el 4 a 1.

El Bernabéu deliraba de placer y muchos neutrales frente al televisor eran testigos de la capacidad de un francés genial. Y humilde como pocos: "Yo no he hecho nada, ha sido el equipo. Para ganar 4 a 1 tuvo que haber estado muy bien todo el equipo, no sólo yo", aseguró después.

Claro que todos los elogios de los medios fueron para él. Acá van algunas frases que se llevó: "El mago Zizou", "Zidane dio un recital", "Hasta que nadie demuestre lo contrario, el mejor futbolista del mundo", "Dejó a todo el mundo con la boca abierta", "Un partido genial", "Superó rivales con una facilidad desconcertante", "Una de las mejores jugadas que se recuerdan en esta Liga", "Un juego majestuoso, fue lo más parecido a un Rey". Y no hay ni un poquito de exageración.

PALERMO ESTA DE VUELTA
Martín Palermo arrancó como para creer que en el 2003 podrá explotar por fin su potencia goleadora en Europa. Y no sólo eso, porque también ganó el Villarreal, y eso vale tanto (más) que los goles del Loco. En las últimas tres fechas como visitante del Submarino Amarillo, Martín había metido un gol en cada uno. Sin embargo, su equipo apenas rescató dos empates. Así que tres goles habían servido sólo para… dos míseros puntitos. Por eso la historia ante el Atlético de Madrid fue muy diferente.

Lo mejor fue cómo terminó, con todo el estadio dedicándole una gran ovación. No fue extraño entonces que el Loco deseara después: "Ojalá que éste sea mi año. La verdad es que es bárbaro haber comenzado con dos goles".

Pero la historia empezó durante la semana. Palermo no dijo nada pero sabía de una declaración de Luis Carreras, lateral izquierdo del Atlético: "Palermo es fácil de marcar porque no tiene movilidad". El Loco, lejos de las frases de cassette, prefirió reconocer: "Me tocaron y reaccioné. No me gustan las polémicas ni las palabras. Prefiero responder en la cancha. Siento mucho orgulloso porque me salieron bien las cosas y pude tomarme una revancha". Hay un dato que resalta la actuación de Palermo: nunca había metido dos tantos en España, y eso para un goleador como él…

El partido en sí fue muy loco, con el Atlético dando muchas ventajas defensivas y el Villarreal teniendo una fe ciega en la victoria. Y nada mejor que Palermo, "un optimista del gol", como lo definió Carlos Bianchi, para rematar en el área lo que hacía su equipo.

BARCELONA, SUERTE Y ROCHEMBACK
Hay veces que los calendarios son muy benevolentes con algunos equipos. Es el caso del Barcelona, o de Luis Van Gaal, para ser más exactos. El técnico holandés se jugó la cabeza en los últimos dos partidos y le tocaron dos bien sencillitos. En la fecha pasada se encontró con un Mallorca que a la media hora ya jugaba con dos menos y fue muy simple golearlo 4 a 0.

Esta vez, el rival fue el Recreativo de Huelva, último cómodo e ingenuo como pocos. Los andaluces fueron al Camp Nou a jugar de igual a igual y lo pagaron muy caro. Intentaron presionar arriba y mantener la defensa adelantada, algo que a la larga terminó siendo un suicidio.

Pero ojo, porque los hinchas del Barcelona saben cómo son las cosas y no se engañan. Una muestra la dieron bien pronto. No habían pasado ni diez minutos cuando le regalaron al equipo los primeros silbidos. Era cuando el Recre todavía podía presionar con cierto acierto y los azulgranas no sabían como salir del fondo.

Sin embargo, el ambiente cambió muy rápido gracias a Fabio Rochemback. El brasileño, que ya intentó mil tiros imposibles desde su llegada sin éxito, volvió a probar. Y esta vez sí, por fin, le salió muy bien: la clavó con tres dedos en un ángulo. Un poco chupamedias, lo fue a celebrar con Van Gaal. Y en cierto modo no es para menos, ya que el holandés lo pone como titular cuando en el banco esperan tipos con más calidad como Saviola o Riquelme.

Tras el gol de Rochemback no hubo más partido. El Recre dio pena y el Barca no paró de generar situaciones, aunque falló, falló y falló. Sólo pudo meter el segundo… en contra. Y cuando el tercero tardaba y tardaba en llegar… otra vez los silbidos. Pero de nuevo, un minuto después, lo consiguió Cocu y acalló las críticas.

Fue un triunfo tan previsible como pobre. Y Van Gaal destacó "el triunfo" y que "ahora vamos para arriba". Sí, es cierto que el Barcelona ascendió unos puestos, pero todavía está ¡octavo! y a ¡trece! Puntos del Real Madrid y a ¡dieciséis! De la Real Sociedad. Y eso gracias a dos partidos que no volverán a repetirse.

REAL SOCIEDAD, LIDER, PERO…
Había una incógnita lógica por ver cómo reaccionaba la Real Sociedad sin tres jugadores fundamentales en su sistema. Iban a faltar Xabi Alonso (armador), De Pedro (banda izquierda) y Kovacevic (goleador) y el plantel no es tan grande como los de los equipos poderosos. Y más: el Málaga es un equipo complicado para todos.

Y lo cierto es que la Real Sociedad no fue el equipo sólido y dinámico que se escapó en la punta de la tabla. Así y todo, consiguió adelantarse dos veces, pero fue más por errores ajenos que por virtudes propias. El gol del 2 a 1, por ejemplo, fue un ridículo despeje del arquero del Málaga que rebotó en Khokhlov y se metió… Todo dicho.

Nunca le había tocado sufrir tanto a la Real como ante los andaluces, que pelearon hasta el final y lograron su premio gracias a un "gran detalle" de Darío Silva. El uruguayo jugaba su partido número 100 y lo celebró con el gol del empate. Lo genial de Darío estuvo en el control, así se sacó de encima a Gabriel Schurrer y después le fue sencillo fusilar al arquero.

Finalmente, los dos quedaron conformes con el punto. Joaquín Peiró, técnico del Málaga, porque "empatarle al líder tiene su mérito" y Raynald Denoueix, DT de los vascos, porque "mantener el invicto con tantas bajas no fue nada fácil".

DERBY DESIGUAL
Galicia pudo aliviar su sufrimiento por el buque petrolero hundido que está estropeando todas sus costas con un poco de fútbol. Pero los aliviados fueron sólo los hinchas del Deportivo, ya que los del Celta tienen más motivos para el sufrimiento.

En el momento que Diego Tristán sacó sus conejos de la galera y dejó a Eduardo Berizzo ridiculizado con un caño y a Pablo Cavallero parado ante su disparo fulminante, el derby no fue el mismo. Porque los de La Coruña se agrandaron y los de Vigo empezaron a tirar la toalla.

Encima, ni bien comenzó el segundo tiempo, Cavallero metió una pelota que no entraba y 2 a 0. Si un gol ya era irremontable… Lo que quedó se jugó por cumplir con el reglamento, para que Luque metiera el tercero y para dejar claro que el Depor está muy por encima del Celta aunque la tabla los empareje.

TOEDTLI Y LAS RACHAS
De la 1° fecha hasta la 3°, perdió. De la 4° a la 10°, ganó. Empató la 11° y la 12° y de la fecha 13° a la 16°, perdió. Hablamos del Mallorca, el equipo más rachero de la Liga, el equipo que sube a lo loco (llegó a estar segundo) y baja a la misma velocidad.

Esta vez lo goleó el Sevilla, que se recuperó así de la goleada sufrida ante el Real Madrid entresemana. Y los andaluces tuvieron a un argentino destacadísimo: Mariano Toedtli, que, igual que ante el Barcelona ("el partido más importante de mi vida", según admitió), volvió a meter un doblete.

El mérito de Toedtli, poco conocido para los argentinos ya que apenas tuvo oportunidades en Huracán, fue rematar los centros que le tiraron y él lo reconoció: "Me favorece que el equipo juegue tanto por las bandas".

EL RESTO DE LA FECHA
Otra de las goleadas (3-0) de la fecha se la metió el Valladolid al Betis, que sufrió por ausencias vitales como las de Marcos Assuncao, Denilson, Capi y Alfonso.

El Rayo Vallecano consiguió ganar por primera vez en la cancha del Osasuna: 1 a 0 con un gol de tiro libre de Julio Alvarez.

Javier Clemente ya sabe lo que es perder con el Espanyol (había ganado en el debut) y se perdió la oportunidad de alcanzar al Alavés (su verdugo) y escaparse e la zona de descenso.