El desnivel existente en la tabla entre el bloque madridista y el azulgrana, desplazado de la lucha por los primeros puestos y sin el concurso seguro del sancionado Javier Saviola, no ha restado nada de trascendencia a uno de los encuentros más esperados de cada temporada.

La necesidad de victoria del conjunto de Vicente del Bosque para conservar el primer puesto, la predisposición barcelonista por reivindicar cierto protagonismo en el torneo y las posibles consecuencias clasificatorias para coruñeses y donostiarras son alicientes añadidos que incentivan el encuentro del sábado, tradicionalmente ligado con la pasión desaforada.

Mientras, y con los candidatos separados por tres únicos puntos, el Deportivo de La Coruña espera al Sevilla y la Real Sociedad al Rayo Vallecano, rivales sostenidos en la lucha de intereses distintos. El conjunto andaluz, impulsado hacia las posiciones de la Copa de la UEFA, acude a Riazor amparado por sus nuevas expectativas y por la seguridad adquirida por la notable racha de buenos resultados.

El conjunto vallecano, instalado en la cola de la clasificación, suspira por alcanzar la salvación con el cambio en la dirección de su plantilla y la oportunidad aceptada por Antonio Iriondo, el nuevo preparador rayista, sin tiempo por delante para asumir las enormes dificultades que entraña la visita a Anoeta.

El Valencia, instalado en la cuarta posición, la última que da derecho a formar parte de la próxima edición de la Liga de Campeones, reconoce el acoso de sus perseguidores más que las aspiraciones de revalidar el título.

El conjunto de Rafael Benítez visita al Valladolid, ocupado en apartarse de las amenazas de la posiciones de descenso, del que le separan sólo dos puntos, los mismos que apartan al Celta del codiciado lugar que ocupan los valencianos. El cuadro gallego visita al Osasuna, en la frontera de la permanencia pero advertido seriamente por el trío de equipos que cierra la tabla.