Louis van Gaal se ha reenganchado al Barcelona, de donde partió hace dos años desilusionado por abandonar la entidad como nunca hubiese deseado y con la insatisfacción de no haber podido acabar su trabajo.

Con su reaparición en la galaxia barcelonista, Van Gaal se reivindica en un escenario donde proyectó una gran obra y que al final no pudo concluir, especialmente por los resultados que cosechó en su tramo final y porque decidió rescindir su compromiso al solidarizarse con José Luis Núñez, dimisionario presidente que anticipó las elecciones.

Van Gaal ha debido tener poderosas razones para regresar al Barcelona, después de que en su última comparecencia ante los medios que habitualmente cubren la información de la entidad admitiese que el entorno le satisfacía como residencia, aunque objetaba que España fuese un buen lugar para trabajar.

El entrenador holandés regresa al Barca sin que la entidad haya emitido aún una razón poderosamente convincente para su regreso, como así le ha reclamado parte del entorno del club.

Parece que el argumento más demoledor es una encuesta encargada por el propio club, en la que, ante una muestra de 900 socios, el 60 por ciento de los consultados apoyaba el regreso del holandés, mientras que el 90 por ciento de los que se mostraba disconforme argumentaba que su negativa tenía que ver por una cuestión del carácter del holandés.

No obstante, nadie sabe de la encuesta. Como en los últimos tiempos, las sospechas regresan al Barca, y desde la entidad no se da más luz que la que emite su presidente, quien asegura que la encuesta se ha efectuado entra casi un millar de socios de la entidad.

Joan Gaspart, presidente del Barca, apoyado también por una recomendación favorable del aún técnico Carles Rexach, se decantó finalmente por Van Gaal hace unas semanas. En lugar de comunicarlo a la opinión pública, el club trazó otra estrategia, consistente en hacerse primeramente con el apoyo de los medios de comunicación con más ascendencia ante los aficionados de la entidad.

Una vez alcanzado este nivel, el nombre de Van Gaal pasó a la escena periodística ante el silencio de la entidad. Van Gaal fue dilapidado y ensalzado con la misma intensidad en los extremos de los discurso, hasta que la opinión pública reguló el tono hasta el punto de alcanzar un porcentaje ligeramente favorable al técnico que en contra, invirtiéndose la tendencia inicial.

Van Gaal entra hoy en escena y el socio barcelonista desea, más que su nuevo porte, ya que existen serias dudas de que el técnico reconvierta su personalidad, que explique de qué va su proyecto futbolístico.

El Barcelona ya le ha informado de que nada de dispendios, debido a que la caja de los caudales se encuentra seca, a la espera de que se puede firmar un traspaso, para cuyo caso el Barca tiene una lista interminable de jugadores que desea quitarse de en medio.

Pero Van Gaal no se ha arrugado. Lo que queda del resto de su primer proyecto (De Boer, Kluivert, Xavi, Puyol y Cocu, entre otros) parece que le satisface, aunque ha pedido algún mimbre para cada una de las líneas.

En esta ocasión el margen de confianza del que disfrutará es menor que hace cinco años pero contará con la ventaja de que su obra sigue viva en el Barca, como así lo han corroborado las encuestas y sondeos, los últimos de los cuales le son relativamente favorable.