Desde aquella noche 'mágica' en la que Brasil obtuvo el pentacampeonato universal gracias a dos goles del 'fenómeno' que derrumbaron a Alemania (2-0), Ronaldo ha pasado por tres meses de vicisitudes.

Primero vivió los festejos del éxito en el Mundial 2002, en el que el brasileño se proclamó mejor artillero, luego se tomó unas vacaciones que se acabaron mezclando con su difícil situación en el Inter de Milán y los primeros rumores sobre su posible salida al Real Madrid.

Tras un mes de duras e intensas negociaciones, se confirmó su pase al vigente campeón europeo, que acababa de ganar al Feyenoord la Copa Intercontinental. Con ello acabó uno de los 'culebrones' de verano más espectaculares en los últimos años.

Y en la última etapa, que ha durado un mes y seis días, Ronaldo ha trabajado sin descanso para ponerse a punto y poder estrenarse con el Real Madrid y reaparecer para el balompié mundial.

El club español ha preferido ir con pausa, con un medido cuidado, para proteger el estado físico de su nueva estrella, que pese a ello se perdió la oportunidad de reaparecer hace unas semanas por una contractura en el sóleo de su pierna izquierda. Ha pasado mucho tiempo desde que decidió aquella final, casi un centenar de días, aunque, entre medias, el 21 de agosto, jugó en Fortaleza los primeros 32 minutos del encuentro amistoso Brasil-Paraguay (0-1) en el que se conmemoró el título mundialista.

Entonces, ya con su incorporación al Real Madrid cercana, apenas se hizo notar en el césped del estadio Castelao. De hecho, su sustitución por Luizao pasó tan inadvertida como su juego en aquella media hora de amistoso.

Ronaldo, el héroe de aquella noche japonesa, el golpe de efecto más estridente del mercado internacional esta temporada, ha terminado con esa sequía de 98 interminables días, que se amplían en cuanto a clubes se refiere, puesto que su último partido con el Inter, en la jornada final de la anterior temporada, se remonta al 5 de mayo. El Inter, que se jugaba el título, cayó derrotado en el campo del Lazio (4-2), y la alegría fue a parar al Juventus de Turín (ganó a domicilio al Udinese, por 0-2). Ronaldo fue sustituido por el técnico argentino Héctor Cúper en el minuto 78. El brasileño, que se retiró con la cabeza baja y así se quedó hasta el final en el banquillo, volvía a llorar en el estadio donde se lesionó gravemente por segunda vez.