El Inter del técnico argentino Héctor Raúl Cúper sufrió, siguió sin evidenciar gran calidad de juego, pero sí demostró tener ganas y fuerza, además del concurso de Vieri, para remontar un marcador que se le puso adverso muy pronto. Y eso ante un Chievo Verona que plantó cara.

Las últimas criticas recibidas por su pobre juego y, sobre todo, las declaraciones durante la semana a varios medios de información italianos por el brasileño, ahora madridista, Ronaldo en contra de Cúper, habían envuelto a este partido en un ambiente muy especial. Además, llegaba un Chievo Verona que ya el pasado año ganó en "San Siro" al Inter de Milán y que es uno de los conjuntos que en Italia mejor gusto da al balón. Pero que también deja jugar mucho al rival.

Las cosas no pudieron iniciarse peor para el equipo de Héctor Cúper, que por vez primera puso en liza la defensa de tres (Cannavaro, Materazzi, Córdoba), pues el Chievo Verona se situó muy pronto con ventaja en el marcador en un remate de cabeza de Marazzina (m.2).

El fantasma de la derrota surgía en "San Siro". Además, el Inter, que no pudo contar por lesión con el argentino Hernán Crespo -su salvador en los últimos encuentros- sufría en los siguientes minutos la velocidad de un Chievo que, al contragolpe, ponía en jaque la defensa local.

Pero, para fortuna interista, y a falta de juego de equipo, apenas se cumplía el primer cuarto de hora surgió la calidad individual, en forma de la conexión Alvaro Recoba-Christian Vieri: el uruguayo sirvió a su compañero, que se desmarcó y cruzó ante el meta visitante Lupatelli, logrando el empate y devolviendo la tranquilidad a su equipo.

El juego interista recobró velocidad e incluso una cierta brillantez con el francés Dalmat. Con balones rápidos y verticales empezó a poner en grandes aprietos a la defensa alta del conjunto veronés. En una de estas acciones, Vieri se plantó sólo ante Lupatelli, pero su apresurado disparo terminó en las gradas. Si Vieri falló una ocasión más que propicia, algo parecido hizo siete minutos después Recoba. El suramericano, a tres metros de la meta, envió fuera el balón tras un excelente raso servicio lateral de Dalmat.

El Chievo fiel a su costumbre jugaba demasiado alegre y estuvo a punto de pagarlo ya antes el descanso frente a un equipo al que no le gusta el balón y sí el ida y vuelta. El equipo veronés ajustó mejor su contención en la segunda mitad y ello maniató a un Inter que seguía teniendo el balón largo en busca de Vieri como mejor recurso ofensivo. El delantero interista, en pleno equilibró de fuerzas, dispuso de una nueva ocasión para desnivelar la contienda, pero falló en el remate de cabeza (m.62).

Los visitantes dispusieron también de su ocasión. La tuvo en las botas de Perrotta (m.73), pero su disparo casi al bocajarro fue sacado con el pie derecho por el meta Toldo casi desde la misma línea.

Toldo, en una gran parada de reflejos, había salvado al Inter. Y ello resultó vital, pues cuatro minutos después el empate se rompió en favor de su equipo. Vino en una protestada pena máxima cometida sobre Vieri, que él mismo ejecutó.