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Se juega el US Open, segundo Major del año

Shinnecock Hills, junio de 2004, el sudafricano Retief Goosen superaba por dos golpes a Phil Mickelson y obtenía el triunfo en la edición 104 del US Open. Goosen lo había ganado también en 2001. Este año la edición 118 vuelve a Shinnecock, pero en una cancha bien distinta a aquella de hace 14 años.

Quinientos árboles que fueron testigos de aquel evento ya no están allí. Eso hará que los vientos marítimos de la costa este de los Estados Unidos golpeen con más fuerza a este famoso link, que se enorgullece de ser el club de golf más antiguo del país (1891). Pero el viento no será el único factor que complique el juego en Shinnecock Hills. El campo fue alargado y los jugadores deberán caminar 500 pasos más en esta edición para recorrer los 18 hoyos, par 70 del recorrido. Son nada menos que 7.445 yardas, muy largo para un par 70. Sin embargo, no todas las novedades son malas para los jugadores en Shinnecock. En esta ocasión los fairways serán más anchos. Tendrán en promedio 41 yardas en lugar de las 26 que tuvieron en 2004.

Como ya es costumbre, el US Open será una prueba definitiva para cada aspecto del juego. Un desafío que demandará una enorme fortaleza mental. Solo tendrán éxito aquellos capaces de golpear con justeza la pelota para dirigir su trayectoria a voluntad. Deberán tener, además, un muy buen plan de juego y respetarlo a raja tabla.

Con todo preparado para una fiesta, las grandes estrellas del golf mundial se darán cita para el segundo Major del año, en esta belleza de cancha que queda a 150 kilómetros al este de la ciudad de Nueva York, en la exclusiva zona de los Hamptons. Pero de todos esos jugadores, sin duda hay dos que, por distintos motivos, concentrarán la atención del público y de la prensa: Tiger Woods y Phil Mickelson.

Tiger deberá rendir en Shinnecock Hills el examen más difícil desde su regreso al golf competitivo en esta temporada. Cada parte de su juego se pondrá a prueba. Los números del californiano, tanto en las salidas como en los tiros al green y en el juego corto son superlativos, aún comparados con los que mostraba en su apogeo. Pero la materia en la que está aún aplazado y tiene la obligación de recursar es el putter.

Es un clásico que los greens del US Open tengan velocidades supersónicas y sean un dolor de cabeza para la mayoría de los jugadores. Es posible, sin embargo, que Tiger recupere el toque en las vidriosas superficies de Shinnecock. Pero si mostrara la inconsistencia de las últimas semanas con el palo más corto de la bolsa, serán una verdadera pesadilla. Por las dudas, Tiger, quien ya ganó tres veces el US Open (2008, 2002 y 2000), empezó a practicar en Shinnecock diez días antes del comienzo del torneo.

Mickelson también estuvo practicando. No es extraño que las miradas se posen también sobre el zurdo ganador de cinco Majors. El US Open es el único grande que le falta ganar. Es el karma del hombre de San Diego. Seis veces fue segundo y nunca pudo alcanzar la victoria. Quizás sea esta su última oportunidad. Con 47 años, (cumplirá 48 el sábado de la tercera ronda) su juego nunca ha estado mejor en los últimos años. En marzo ganó el WGC en México, su primer triunfo desde el British Open de 2013 en Muirfield. Sin embargo por ahora las apuestas no lo favorecen. Sus chances según los que ponen dólares atrás de los candidatos son de 30 a 1.

Los favoritos de los apostadores son Dustin Johnson y Rory McIlroy. Ambos pagan 12 a 1. Le sigue Justin Thomas con 15 a 1. Jordan Spieth y Jason Day 16 a 1 y Justin Rose y Rickie Fowler 18 a 1. Tiger es el siguiente y paga 20 a 1. Pero la prensa opina distinto. Lo dan al inglés Rose como el máximo favorito. Él ya sabe lo que es ganar un Major, precisamente el US Open, que obtuvo en Merion en 2013. Lleva dos triunfos este año, El WGC de Shangai y el Fort Worth Invitational hace un par semanas, donde mostró un juego superlativo basado, fundamentalmente en la consistencia en todos los golpes, una condición indispensable para aspirar a un triunfo en Shinnecock.

Es importante detenerse en Dustin Johnson. El estadounidense acaba de recuperar el primer puesto en el Ranking Mundial con una espectacular victoria de punta a punta en el FedEx St Jude de Menphis, su segundo triunfo en la temporada (Sentry Tournament en Hawaii). Nunca un jugador que haya ganado en la semana previa triunfó también en el US Open. También es cierto que muchos de los campeones nunca jugaron la semana anterior. Preguntado al respecto, Johnson respondió: “Esta es otra cancha y es otro campeonato. Por supuesto que la victoria de la semana pasada agrega confianza, pero para mí todo comienza de nuevo el jueves en la primera ronda”.

El defensor del título, el estadounidense Bruce Koepka, que demolió con su potencia el campo de Erin Hills en 2017, está recién poniendo a punto su juego luego de una lesión en la muñeca que lo alejó de las competencias por seis meses. Ha tenido buenas actuaciones en las últimas semanas, pero el US Open no es el lugar para llegar poco fino.

Del lado de los latinoamericanos están los sospechosos de siempre. El venezolano Jhonattan Vegas y el argentino Emiliano Grillo serán de la partida en Shinnecock Hills. Para Grillo será una oportunidad de poner a prueba su juego en un gran momento. Todo parece estar en su lugar en la artillería del joven chaqueño. Cerca de él dicen que en cualquier momento llegará el triunfo que tanto esperan. Vegas, en cambio, solo tratará de lograr la consistencia que le ha faltado últimamente.

Pero no estarán solos estos dos gladiadores. A través de la clasificación se ganaron un lugar además el colombiano Juan Sebastián Muñoz y el mexicano Sebastián Vázquez. La sensación del momento, el joven chileno Joaquín Niemann, jugó la clasificación, pero no pudo lograr su pasaje a Nueva York.

Todo está listo para el US Open. La cancha de Shinnecock Hills, una joya con larga historia, será bendecida con buen clima para los cuatro días de competencia. El viento, la principal preocupación de los jugadores, será fuerte durante el primer día y disminuirá en los siguientes. La transmisión televisiva será una larga maratón y solo resta disfrutar desde un lugar cómodo del segundo Major del año.