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Diana Taurasi, campeona con EEUU y argentina de corazón

¿Se puede tener el corazón dividido? Claro que se puede.

Diana Taurasi es el referente del básquetbol femenino después de una carrera de 12 años como profesional en Estados Unidos (tres campeonatos de la WNBA), Turquía y Rusia, y luego de haber alcanzado cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos representando a la selección de las barras y las estrellas. Nació en California, aunque su mamá es argentina y su papá italiano. Precisamente son esas dos nacionalidades las que le han robado el corazón, la sangre y el apetito.

"Tengo 90 por ciento de argentina e italiana y un 10 por ciento de americana. En la casa se comía comida argentina, se hablaba castellano, el fútbol, todavía tengo el espíritu latino e italiano", confesó a ESPN Digital a las puertas de que comenzara el Mes de la Herencia Hispana.

Su sentir es fuerte e implacable y clama su inclinación latina sin que se le tuerza el rostro. La mayor parte de su vida la pasa en EEUU, lugar en el que ha cosechado sus mejores éxitos (el último, la medalla de oro en Río de Janeiro; los primeros, los tres torneos NCAA que alcanzó en 2002, 2003 y 2004 con la Universidad de Connecticut). Y de ahí a la cima. Su descaro como base quedó reflejado desde sus comienzos, donde no le faltaron los premios individuales y el reconocimiento colectivo tras llevar a UConn a un récord de 139 victorias y ocho derrotas durante su estancia. Diana se movía como pez en el agua en la cultura estadounidense, aunque su identidad estaba más que clara.

"Asado y pizza con huevo. Y un poco de espagueti con salsa, el gnocchi, el mate y el vino". Lo mismo da que da lo mismo. Argentina e Italia son sus naciones fetiche y eso se nota no sólo en la gastronomía, sino en todos los ámbitos de su vida. La familia es lo primero para Diana, quien recibió a varios miembros durante su visita con Phoenix Mercury a Los Ángeles. Su carácter es batallador, irónico y descarado. Que le pregunten a la FIBA cuando la jugadora se negó a cumplir con un reglamento que desde su punto de vista se convirtió en un insulto al género femenino.

Competir en la Euroliga femenina implicó en 2012 que las mujeres ajustaran sus uniformes. Los pantalones tenían que acabar como mínimo diez centímetros por encima de la rodilla y no podían tener más de dos centímetros de anchura con respecto al muslo. También era obligatorio enseñar el hombro y usar camisetas que no quedaran a la misma altura del pantalón o siempre fueran metidas por dentro del mismo. Taurasi se negó en rotundo y acabó pagando varias cuantiosas multas.

"Eso es más argentino, los argentinos siempre están gritando y con emoción", agregó.

Sus éxitos en Rusia y Turquía y a nivel europeo durante los inviernos, así como su compromiso con el Mercury (equipo que la eligió en la primera ronda del draft de 2004) le han impedido viajar de continuo a Argentina. Confiesa que hace cinco años que no viaja a Argentina, tierra de la que es originaria su madre y el lugar en el que su padre recaló como arquero para finalmente dejar el fútbol. De ahí le viene a Diana la vena futbolística y las alabazas a Diego Armando Maradona, a quien conoció en la grada durante un partido entre EEUU y Argentina de baloncesto masculino.

"Vi a Diego y le dije a alguien si podía conseguir una foto y decirle hola. A los diez minutos me vino uno de EEUU y fuimos. Es Dios, es el tipo que siempre nos representó a nosotros, en lo malo en lo bueno y el campeón. Diego para todos los argentinos es Dios, pero Manu, como vino de Argentina y en la NBA cambió el partido, el cómo se juega. Ahora Messi con el toque que tiene y el impacto en todo el mundo, tiene que ser Messi", la armadora se refería a quién es su mayor inspiración hispana en el mundo del deporte. En cuanto al mejor consejo que recibió, la palma se la vuelve a llevar Manu junto a Luis Scola.

"Con Manu y Luis Scola he hablado un poco y tenemos el sentido de ser argentinos y tengo mucho orgullo de jugar en EEUU a un nivel tan alto", apuntó.

Y así, dejando de lado su corazón y concentrándose en el 10 por ciento estadounidense, el que le ha brindado sus mejores éxitos a nivel de selección, Diana piensa en unos próximos JJOO, los que serían sus quintos. Con 34 años de edad, ve necesario tomar una decisión, aunque para ello debe hacer dos cosas.

"Debo hablar con la Federación y conmigo misma".

Una conversación será en inglés, la otra, en español.