<
>

Carlos Colón, leyenda del Caribe

LOS ÁNGELES -- Durante su carrera en el ring a través de gran parte del mundo lo conocieron por varios apodos como "La Leyenda", "El Acróbata" y el "Rey de la lucha Hardcore".

Nacido como Carlos Edwin Colón González en Santa Isabel hace 63 años, un pueblo en la costa sur de Puerto Rico, los seguidores de la lucha libre profesional simplemente lo llaman Carlitos Colón. Durante 46 años de carrera activa en este espectáculo deportivo, viajó por casi todo Estados Unidos, México, América del Sur, Europa y por supuesto su isla caribeña.

Pocos saben, sin embargo, que Colón comenzó su interés en la lucha libre cuando se mudó junto a sus padres y hermanos a Nueva York en el 1961. En la Gran Manzana comenzó su interés por esta modalidad deportiva y a través de un aligo conoció a quien sería su maestro, el luchador mexicano Barba Roja.

"Yo me mudé a la ciudad de Nueva York a la edad de 13 años, entonces conocí a mi maestro, el Sr. Barba Roja a través de un compañero de escuela de mi hermano. De ahí me inscribí en el gimnasio y entonces el resto es historia", relató Colón durante una reciente visita a Los Ángeles, en donde fue parte de una convención de seguidores de lucha libre.

Casualmente el estilo de lucha que utilizaba el boricua cuando comenzó su carrera fue el mexicano, basado en topes aéreos y agarres que hacen el espectáculo sumamente movido. Colón aseguró, sin embargo, que no se pudo adaptar al mismo y combinó el estilo con el estadounidense y, posteriormente, incluyó en su repertorio las luchas sangrientas (hardcore) que definieron su estilo único durante los próximos 46 años.

"He luchado en casi todos los países del Mundo. En México mucho, El Salvador, Venezuela", explicó Colón, quien se retiró de la lucha activa hace tres años.
"En México fue una experiencia diferente porque el estilo es muy diferente al nuestro. En Puerto Rico, cuando comenzamos la Capitol Sports Promotions (empresa promotora de la cual fue dueño) mezclamos la lucha mexicana con la americana. Pero la mexicana así como tal se me hizo un poco difícil adaptarme".

Aun así, tuvo varias giras por México aunque gran parte de los comienzos de su carrera los hizo en el este de Estados Unidos y en Canadá, donde se estableció por varios años.

"Yo no era fanático de la lucha mexicana, no conocía el estilo", confesó Colón. "Cuando llegué allí me encontré con esa situación y gracias a Dios lo pude descifrar".

En sus temporadas en México tuvo feudos ante leyendas como Canek, "El Perro" Aguayo y el difunto Aníbal, entre otros. También luchó junto a figuras internacionales como Mil Máscaras, tío de Alberto Martínez, quien hace campaña en Estados Unidos en la World Wrestling Entertainment (WWE) como Alberto del Río.

"Luché con Mil Mascaras en diferentes sitios en parejas, nunca contra él", explicó Colón. "Con Blue Demon, nunca".

Sus feudos más importantes, sin embargo, fueron con luchadores estadounidenses como Ric Flair, Abdullah The Butcher, Dory Funk Jr y el venezolano Ciclón Negro. Ante Flair, insiste, fue su momento más grande cuando conquistó el llamado campeonato universal, representantivo del cinturón de sus empresas Capitol Sports Promotions y el World Wrestling Council en Puerto Rico.

"Ganar la lucha contra Ric Flair para coronarme campeón universal", afirma Colón, manteniendo el llamado "kayfabe" de la lucha libre, término utilizado en la industria para mantener como realidad los ángulos que las empresas corren.

De hecho, en su presentación al Salón de la Fama de la WWE, Flair destacó su respeto hacia Colón al señalar que el apoyo del boricua como parte del grupo de promotores de la National Wrestling Alliance para que fuese designado como campeón del organismo que agrupaba varias compañías independientes y que lanzó la carrera del estadounidense a nivel mundial y nacional.

Colón no lo describió como su enemigo al preguntársele sobre este detalle, llamándolo rival y no su enemigo.

"
No somos enemigos, contricantes. Sí, Ric Flair donde quiera que se presente habla bien de mi y yo hablo bien de él, porque a pesar de ser un luchador rudo es un luchador muy talentoso. Uno de los mejores del mundo en toda la historia de la lucha libre", añadió Colón.

Otra de sus grandes rivalidades fue ante Abdullah The Butcher, cuyo verdadero nombre es Larry Shreve y a quien conoció en Canadá. Durante años, Colón enfrentó a este luchador de 360 libras que se caracterizaba por utilizar utensilios de cocina para infligir heridas a sus oponentes.

"En el Caribe culminó (la rivalidad). Eso comenzó en Canadá, siguió en el mundo entero. Él estuvo en el retiro mío. Después que me retiré mantenemos una amistad", dijo Colón, quien de hecho compartió con Shreve durante la convención celebrada recientemente en Los Ángeles.

Aparte de su compañía promotora en Puerto Rico, el detalle más importante en la vida de Colón es su familia. De hecho, dos de sus hijos y un sobrino heredaron la afición por la lucha libre y, entrenados en parte por él, siguieron sus pasos.

Carlos, hijo quien lucha bajo el nombre de Carlito, luchó en la WWE por varios años mientras que Eddie, quien utiliza el nombre de Primo y Orlando, conocido como Épico, hacen campaña al presente en la compañía estadounidense.

"Son cosas inevitables cuando lo llevan en la sangre, como es el caso de ellos, de Eddie y de Carly", dijo sobre el ingreso de éstos al espectáculo deportivo. "Me siento muy orgulloso de ellos. Yo me disfruto la victorias y los triunfos de ellos más que los míos.

"Eso me llena de mucho orgullo, ese es mi gran legado", aseguró Colón al pedírsele que señalara su mayor logro.

Durante su visita a Los Ángeles, Colón se vió en la obligación de participar en uno de los encuentros de la convención, una llamada batalla campal en donde participaron 10 leyendas adicionales como Shreve, Kevin Sullivan y Mando Guerrero, entre otros.

"Yo le llamo una exhibición", dijo a carcajadas. "Aquí el que menos años tiene, tiene 60. Yo estoy más por el compromiso que hice, no sabía que era una lucha. Después que me retiré no quería regresar más".

Colón aseguró, sin embargo, que estos eventos ayudan a levantar el interés por el espectáculo, al que describió como cíclico y que al presente entiende se encuentra en una etapa ascendente luego de mantenerse estático por varios años.

"Esto es muy bueno para la lucha libre porque los nuevos fanáticos tienen la oportunidad de conocer a los grandes luchadores, a los que han hecho este deporte lo que es hoy en día", dijo Colón. "Para mi es la oportunidad de ver viejos amigos. Muchos de ellos hace más de 20 años que no los veo.

"Para mí, creo que va para arriba. Esto es cuestión de ciclos. Va a volver a subir", concluyó Colón.