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Klinsmann no se confía ante Antigua

LOS ANGELES --Jurgen Klinsmann, el técnico de la selección de futbol de Estados Unidos, no se cansa de repetir sobre las dificultades y todos los peligros que representa la eliminatoria mundialista en una de las zonas más pobres, en lo futbolístico, de todo el planeta.

Quien fuera campeón del mundo y uno de los goleadores más temibles en su época de jugador, en la Bundesliga, en Inglaterra y en el calcio italiano, además de haber debutado como técnico conduciendo a Alemania a colocarse entre las mejores cuatro selecciones del orbe, durante la Copa Mundial FIFA 2006, ahora resulta que se espanta frente a los peligros que representa una potencia caribeña llamada Antigua y Barbuda.

Colocado todo bajo esa perspectiva y con el agregado de que el futbol estadounidense le ha peleado y, en muchos casos, le ha arrebatado a México, al supuesto gigante de la región, el protagonismo en algunas de las competencias concacafianas, incluyendo recientes eliminatorias mundialistas, resulta difícil entender al estratega alemán.

Incluso, en la más reciente cita entre mexicanos y estadounidenses, en el mismito Coloso de Santa Ursula, el ganador fue este mismo equipo de las barras y las estrellas, con Klinsmann como cabecilla, ese que ahora mismo se muestra tan temeroso, como se dice que estuvo Judas, por lo que ya todos sabemos, lo de su traición al maestro, ante un jueguito más que "molero," en el Caribe.

Es que no puede ser posible que una foresta futbolera, esa que algunos cínicos la describieron como una región donde se jugaba con cocos y con pelota cuadrada, la misma que Ricardo Antonio Lavolpe anticipó que la cruzaría caminando, al conducir la expedición Tricolor, ahora resulta que se ha convertido en una jungla inexpugnable, en un camino lleno de espinas, trampas y arenas movedizas.

No, definitivamente no se trata de una travesía por el Triángulo de las Bermudas, en la que se embarcan Klinsmann y los suyos.

Más bien, todas las advertencias del técnico, podrían tratarse de una arenga, de una sacudida que el estratega pretende darle a sus dirigidos para que no incurran en actitudes de confianza y por eso enciende las luces de alarma.

Porque no se puede concebir que, frente a futbolistas antiguos y barbudos, Estados Unidos esté en peligro de cortar una secuencia de participaciones ininterrumpidas en la magna cita mundialista, que data desde Italia en 1990.

Aunque, también hay que apuntarlo: en lo estrictamente estadístico y en el paso que ha tenido Estados Unidos por este Grupo A en el que también viajan Jamaica y Guatemala, el tema del pase al hexagonal final luce más complicado de lo que se pudo haber anticipado.

En sus dos juegos en casa, Estados Unidos apenas le ganó por la mínima a Jamaica y su triunfo de 3-1 frente a Antigua y Barbuda, fue más laborioso de lo esperado. De visita, perdió 1-2 en Kingston y sacó un empate en Guatemala.

Nada como para impresionar y es por ello que los estadounidenses están igualados en puntos con chapines y jamaiquinos, pero cuentan con la ventaja de que centroamericanos y caribeños se enfrentan entre sí este viernes.

Aún más, los fríos números indican que Klinsmann y su selección pueden hasta perder frente a Antigua y Barbuda y todavía mantener viva la posibilidad de lograr el pase en el juego final, el próximo martes, en Kansas City, frente a los guatemaltecos.

Aunque, eso sí que sería complicarse la existencia y ponerle drama a algo que no tiene mayor misterio.

Estados Unidos debe ir al Caribe a piratear todo el botín, este viernes, a pesar de que Klinsmann no contará con Landon Donovan y de algunas otras ausencias en su plantel.

Porque, al final del día, todo se resume a una simple ecuación: si Jurgen Klinsmann y el futbol de Estados Unidos no pueden pasar la aduana de Antigua y Barbuda, es que nada tienen qué hacer en Brasil.

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