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Aprovecha Kobe mala defensa

LOS ÁNGELES -- La jornada de este miércoles en la NBA estuvo marcada por la épica. LeBron James gestionó la victoria de Miami Heat frente a Orlando Magic con base en una versatilidad absoluta para alargar la racha a 16 partidos al hilo en un encuentro vencido in extremis; pero si el rey brilló, la Mamba Negra no se quedó atrás en el partido ante Nueva Orleans Hornets.

Hacía poco más de 10 años que los laguneros no se reponían a un resultado desfavorable de 25 puntos o más, algo que sucedió frente a Dallas Mavericks en diciembre del 2002 (tras ir perdiendo de 30 y anotar 27 en el último periodo). Este miércoles, el cuarto final de los californianos fue una avalancha en ambos lados de la cancha y además de anotar los últimos 20 puntos de la cita, congelaron la puntuación de los Hornets en tres (39-3).

Sí, Kobe Bryant pulverizó sus registros para empujar a los Lakers a una victoria que le acerca un poco más a los puestos de playoffs gracias a las derrotas de Utah Jazz y Houston Rockets (42 puntos y 12 asistencias); y sí, Dwight Howard le ayudó a destacar con base a solidez defensiva y empuje ofensivo gracias a sus 20 puntos, 15 rebotes y cuatro bloqueos; al igual que los hombres de banquillo liderados por un Jodie Meeks estelar (19 puntos con 5-9 en triples).

En una temporada de claroscuros, el brillo de Kobe es el brillo de sus compañeros, ni ellos serían los mismos sin él ni él sería el mismo sin ellos. En esta montaña rusa lagunera, la Mamba es el guía espiritual irrefutable, el líder sobre la duela que cuando enseña los dientes hace que los Lakers rujan. Pero no nos engañemos, todavía hace falta algo más para que el rugido se convierta en una amenaza real.

La permisividad de los californianos en las primeras mitades de los encuentros están obligando a la proeza en los segundos tiempos. La complicación inicial ante los Hornets tras ceder 67 puntos en los dos cuartos iniciales les pudo haber salido cara si no hubiera sido por las asistencias de Bryant convertidas en su gran mayoría por Jodie Meeks o el descaro y efectividad del lagunero de cara a la canasta. La defensa está demostrando en las últimas citas que no está saltando a la cancha con la energía e intensidad adecuadas y está siendo necesario un descanso para aclarar las ideas.

Un plantel como los Hornets, que ocupa la penúltima posición del Oeste (21-41) y acumula un balance en su hogar de 11-20, lo que le erige como el conjunto con peor promedio de la Conferencia, puede resultar permisivo ante unos Lakers que fueron de menos a más, pero como demostró Oklahoma City Thunder, ése no es el camino adecuado para llegar con fortaleza a los playoffs.

El martes, el Thunder anotó 73 puntos en la primera mitad, lo que supuso un récord para el plantel esta temporada. Con tanta tierra de por medio, los laguneros no fueron capaces de contener la ofensiva de sus rivales a pesar de que hubo un atisbo de esperanza que al final fue cortado de raíz. La diferencia entre los dos juegos es que Oklahoma es un equipo de playoffs y Nueva Orleans, no. La victoria del miércoles fue fundamental para el camino a la postemporada, aunque también desnudó carencias que el equipo debería solucionar en las 20 finales que les restan.

La pereza es uno de los siete pecados capitales y da la sensación de que esa pereza embriaga los comienzos de un plantel con ansias de despegar, pero que sigue sufriendo en las transiciones defensivas, sin duda, la asignatura pendiente que permanece cuando desaparecen otras carencias.