<
>

Cuidado con los ventajistas

LOS ÁNGELES -- En tiempos de crisis e incertidumbre muchos sueles salir a favor de la causa de turno, ya sea por creer sinceramente en ella o simplemente por seguir a las masas.

Después de todo a casi nadie le gusta estar del lado incorrecto de la historia, y en estos tiempos la mayoría de la población en Estados Unidos suele estar del lado correcto de la mayoría de las encrucijadas, ya sea el matrimonio homosexual, la discriminación, el bullying o cualquier tema similar.

Sin embargo, también existe una tercera categoría de personas que se alinean a un lado o el otro del tema del momento para sacar su propia tajada. Es precisamente de esta gente que hay que cuidarse de sobremanera, quizás hasta más que de los que están del lado incorrecto de la historia.

David West, delantero de Indiana Pacers, hizo bien en recordar que en la época de Martin Luther King Jr. no existían aquellos racistas de closet. Por entonces cada uno expresaba su manera de ver las cosas y no había oposición al racismo declarado. Por suerte la sociedad ha evolucionado al punto de que ya nunca más será aceptable tener esa opinión en público, pero lo que generó es una sub-sociedad en la que los que aún ven las cosas de ese modo todavía existen, pero lo practican desde las sombras.

Hoy por hoy hay muchos dobles discursos y por eso como miembros de la sociedad y fanáticos del deporte debemos tener la capacidad de leer entre líneas, porque déjenme decirles, las cosas no son siempre como parecen.

Es por eso que hay dos individuos que salieron a opinar sobre la situación alrededor de Donald T. Sterling y de Los Angeles Clippers, y ambos, por más buenas intenciones que quizás hayan tenido, se equivocaron bruscamente.

El primero de ellos es Leslie Alexander, propietario de los Houston Rockets. Debo admitir que no conozco al señor Alexander personalmente por lo que no puedo juzgar sus valores. Lo que sí puedo hacer es mencionar que su "recomendación" estuvo extremadamente fuera de lugar.

Según el periódico'Houston Chronicle', el dueño de la franquicia texana habló con Adam Silver y, luego de expresar su repudio a las palabras de Sterling, sugirió un castigo drástico.

"Pensé que hay una manera de prevenir que posea el equipo", dijo. "Le dí [a Silver] la espada para solucionar esto. Le dije 'deja que todos los jugadores se conviertan en agentes libres'".

¿Qué conveniente, no?

Se trata del dueño de un equipo que está a punto de quedar sorpresivamente eliminado en la primera ronda de los playoffs y que tiene a Jeremy Lin y Patrick Beverly como armadores. Sin dudas Chris Paul se vería muy genial jugando el pick and roll con su amigo Dwight Howard, ¿no les parece?

Ni hablar de formar un tándem entre DH12 y Blake Griffin, ahora que esté desarrolló un juego perimetral efectivo y que demostró que está para cosas grandes. Cualquiera de los dos encajaría de maravillas junto a James Harden y Chandler Parsons.

Repito, no estoy acusando a Alexander directamente, pero este debe entender que no puede sugerir algo así, porque simplemente es demasiado sospechoso. Además, si algo demostró Sterling es que es capaz de generar dinero con la franquicia esté quien esté sobre la cancha.

Bajo el mandato de Sterling los Clippers no solo han sido el peor equipo de la NBA sino que también el peor en los cuatro deportes grandes de EE.UU (mínimo 15 temporadas), con un promedio de victorias de .371 según ESPN Stats & Info. Como todos saben ese número sería aún peor si no se tomaran en cuenta las últimas dos campañas. Sin embargo, Sterling siempre ha encontrado la forma de llevar dinero a sus bolsillos, aún con el equipo en último lugar y con planteles paupérrimos.

Aún implementando el plan de Alexander, esto abriría 15 puestos de trabajo y $63.2 millones de dólares para repartir. Les apuesto que no solo Sterling conseguiría llenar los 15 cupos, sino que hasta formaría un equipo competitivo, más allá de las declaraciones de diversos jugadores que, por razones morales, juraron que no jugarían para Sterling.

Déjenme hacerles mención de algo que probablemente ya saben: el dinero es más poderoso que prácticamente todo y lamentablemente, el hambre y la pobreza suelen tomar prioridad sobre los valores. La vida es así y los eventuales jugadores que ficharían para Clippers no serían menos hombres por querer proveerles un bienestar mejor a sus familias.

Es por eso que como herramienta de amenaza la idea de Alexander tiene sentido, pero a la hora de la verdad será solo eso, una amenaza. Nadie llega a convertirse en billonario siendo inocente o incompetente, y Sterling sabe eso mejor todos.

La otra voz que me dejó pensando es la de Mark Jackson, entrenador de los Golden State Warriors, quien sugirió que los fanáticos de Clippers deberían boicotear el quinto juego de la serie y este debería jugarse sin público, en silencio.

Nuevamente: ¿Qué conveniente, no?

Se trata de alguien que básicamente está luchando para mantener su puesto de trabajo, y de quedar eliminado en la primera ronda seguramente lo veremos trabajando como analista televisivo la próxima temporada. Jackson cuenta con un equipo inferior, y eso era antes de perder a Andrew Bogut por una lesión en las costillas.

Nadie se beneficiaría más que él si los jugadores de Clippers no pueden disfrutar del apoyo de su público. Recordemos que los angelinos tuvieron en el STAPLES Center el mejor récord de la Conferencia Oeste junto a Oklahoma City Thunder. A Jackson le vendría como anillo al dedo anular esa ventaja del rival, y todo el mundo lo sabe.

A Doc Rivers le preguntaron al respecto y evitó generar una nueva polémica, aunque quedó clara su posición.

"Creo que Mark tiene derecho a su opinión", dijo. "Si fuera una cosa normal diría que Mark está tratando de ganar el partido pero no tiene nada que ver. Pienso que está hablando de corazón y no puedo pelearlo en nada. Todos tienen su opinión. No lo comparto, ojala esté lleno y los fanáticos canten por nosotros y los jugadores. ¿Quién puede decir que está equivocado? No seré yo".

Precisamente por eso, cuando la NBA anuncie la sanción a Sterling el martes por la tarde (mañana en el Pacifico), el mayor damnificado será el propietario y nadie más.

De esa forma, el único perdedor será el racismo y el único vencedor será la sociedad.