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Los Clippers están en su 'salsa'

LOS ÁNGELES -- Más allá de las estrellas y el glamur de ambas franquicias, el factor principal que define a la serie entre Los Angeles Clippers y Oklahoma City Thunder es que ambos apelan a la velocidad.

Desde los Phoenix Suns de Mike D´Antoni, la NBA dio un vuelco hacia el juego ofensivo, buscando contragolpes y tiros rápidos, acelerando el ritmo en la búsqueda del ataque ya sea luego de una parada o de una canasta rival. Los San Antonio Spurs de Gregg Popovich fueron los siguientes en implementarlos y ahora Doc Rivers y Scott Brooks apuestan exactamente a lo mismo.

El duelo es además interesante ya que los dos equipos demostraron durante la temporada regular que son capaces de defender también al más alto nivel. En resumen, estamos ante un duelo de titanes que apuestan a lo mismo, pese a que no lo hacen de maneras idénticas.

En el caso de los Clippers la premisa es simple: con DeAndre Jordan como el capitán de la defensa, los angelinos buscan muchas veces doblar marcajes en otras áreas de la cancha, confiando en el atletismo del centro y su capacidad de recuperación. Es así que se lo suele ver a Jordan saliendo lejos a interrumpir un pick and roll y luego regresar de manera maníaca pero efectiva para proteger el canasto. Eso es, exactamente, a lo que apunta Rivers en esta serie.

El primer juego tuvo matices de goleada y se desvirtuó temprano gracias a una actuación superlativa de los Clippers en ofensiva y desde todos los aspectos. Los triples llovieron, la banca aportó, Blake Griffin hizo daño con su tiro y en la pintura y el marcador rápidamente quedó demasiado abultado. Sin embargo, la clave de un triunfo tan amplio fue el hecho de que la defensiva nunca dejó que los locales se acercaran. OKC cuenta con dos armas letales capaces de poner en riesgos cualquier tipo de ventaja, y si bien Kevin Durant y Russell Westbrook tuvieron buenos numeritos (54 puntos en 33 tiros disparando cerca de 55 por ciento), el ataque fue mucho menos efectivo de lo que parece.

Hilando fino, uno puede darse cuenta que el Thunder asistió en solo 17 de sus 39 canastas, algo que suele indicar que el uno contra uno fue el método elegido para anotar. Esto ha sido una suerte de marca registrada en la era Brooks, pero ante defensas tan sofisticadas (y la experiencia del mismísimo Rivers) no suele dar los mismos frutos. OKC solamente logró 13 puntos de contragolpe, y además fue incapaz de sacar provecho de uno de los puntos débiles de los Clippers.

Los angelinos suelen descuidar el rebote defensivo (en parte por desatenciones de Griffin y compañía y en otras por el esquema agresivo de Rivers), y el lunes los locales capturaron 15 de ellos, pero estos solo generaron 12 puntos de segunda jugada, una marca extremadamente baja.

Por contrapartida, OKC perdió 17 balones y los Clippers capitalizaron a pleno, adjudicándose 23 unidades mediante esa vía. Entre sus dos estrellas regalaron nueve esféricos, algo que tendrán que corregir de inmediato porque, al igual que con equipos como Spurs o Miami Heat, esas pérdidas son la gasolina que alimenta el motor de los Clippers.

THUNDER NECESITA OPCIONES
El baloncesto se juega 5 contra 5 y la NBA permite que 13 jugadores por bando estén en uniforme, y esto no es casualidad. Es por eso que Brooks deberá generar más producción de sus jugadores de rol, particularmente en el Chesapeake Energy Arena. El viejo adagio indica que los suplentes brillan más en condición de local pero el lunes se dio todo lo contrario. Mientras Jamal Crawford, Glen Davis y Darren Collison sepultaron el juego en el segundo cuarto, la banca local brilló por su ausencia.

OKC necesita con apuro que no solo Caron Butler, Reggie Jackson y/o Steve Adams hagan una diferencia, sino que también Serge Ibaka y Kendrick Perkins reafirmen su condición de titulares y piezas indispensables en el sistema. El Thunder peca de individualismo muchas veces porque sus jugadores de reparto no empiezan con la mano caliente y rápidamente abandonan el plan y se la juegan a la heroica. Contra los Clippers eso no funcionará porque los pupilos de Rivers son capaces de anotar 105 puntos aún en una noche mediocre.

Simple y llanamente, Durant y Westbrook necesitan ayuda, en ambos lados de la cancha, antes que lo que se vislumbraba como una serie reñida se convierta en paliza. Veremos si Brooks es capaz de hacer los ajustes necesarios. De ello dependerá el futuro de OKC en los playoffs y, en esta época de incertidumbre, quizás hasta el puesto de trabajo de su entrenador.