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Lakers pagó alto precio por Nash

LOS ÁNGELES -- A pesar de ser uno de los mejores armadores de la historia de la NBA, el mejor para muchos, algunos desearían que Steve Nash nunca hubiera pasado por Los Ángeles Lakers. La gerencia lagunera llegó tarde a la hora de contratar sus servicios por un periodo de tres años y 28 millones de dólares. Aunque para su contratación primó una subjetividad ahora discutible, la objetividad reinó en varios aspectos: cierto es que llegó una estrella con credenciales de sobra, no menos cierto es que la gerencia lagunera tomó un gran riesgo al hacerse con los servicios de un jugador de 38 años de edad.

En la temporada 2012-13 se apostó por un campeonato exprés a base de una fórmula pensada para el éxito a corto plazo: Nash más Dwight Howard más Kobe Bryant más Pau Gasol debían ser igual a competitividad máxima. Como el que va un restaurante de comida rápida sin tener en cuenta los efectos secundarios del menú. Jim Buss y Mitch Kupchak prefirieron imponer la idea de un campeonato abrupto, de un anillo logrado a raíz de un impulso, con la inmediatez de una bolsa de cartón que va de la ventanilla al auto en lugar de formar un equipo elaborado, guisado a fuego lento pero a conciencia y con vistas de futuro. A los Lakers les pudo la prisa en aquel momento y la prisa les está pasando factura en éste.

A Nash le vino de perlas el interés de los laguneros. La ciudad de Los Ángeles era una situación muy golosa para un cambio de aires sin alejarse mucho de Phoenix, donde viven su exmujer y tres hijos. El tercer máximo asistente de la historia de la NBA (10,335 asistencias) no dudó y optó por aceptar una oferta que era menor que la que le ofreció Toronto Raptors (tres años por 36 millones de dólares). Probablemente, los canadienses se estén relamiendo en la actualidad al tiempo en que los Lakers tratan de pasar página y pensar en la construcción futura.

Aquel proyecto exprés, aquel paradigma del 'fast food trasladado al ámbito deportivo le costó muy caro a los Lakers. Por un lado, la productividad de Nash ni siquiera se acercó a las pretensiones que tenían los Lakers. Las aspiraciones de los 16 veces campeones cayeron en saco roto. A título colectivo, por la falta de química entre los jugadores (sobraron la desavenencias entre Kobe y Howard) y con el coach, Mike D´Antoni, quien recaló en la franquicia después de que Mike Brown fuera destituido (entre otros éxitos, el entrenador no supo utilizar a Gasol). A título individual, Nash fue un auténtico fiasco deportivo por culpa de las lesiones.

Participó en 65 partidos en los tres años que firmó (11.4 ppj con un 42.2 por ciento de efectividad y 6.4 por ciento en asistencias), el último éste, el de su retirada definitiva. Esto significa que el armador jugó un 26 por ciento de los encuentros que le correspondían. Básicamente, los Lakers le han pagado casi 21 millones de dólares por los momentos en los que el base estuvo en el dique seco (si nos ceñimos a argumentos básicos, teniendo en cuenta los partidos que jugó, su salario debería haber sido de 7.3 millones de dólares).

Pero el dinero es probablemente lo que menos le importa a los Lakers más globales de la historia. La retirada médica que se podría haber producido durante la temporada pasada debería haber brindado 9.7 millones de dólares de espacio salarial a una franquicia a la que le urge un cambio de look. Nadie quiso escuchar, nadie quiso ver. Además, en todo este desaguisado, los laguneros perdieron cuatro elecciones de draft que bien podrían haber servido para fortalecer el equipo a haber servido de moneda de cambio. Los Lakers sacrificaron una primera y segunda ronda en 2013, una segunda ronda en 2014 y una primera ronda en 2015 (protegida hasta el top 5, es decir a partir de la sexta elección la elección se cedería a Phoenix Suns, que a su vez la deben a Philadelphia 76ers).

Así que Nash le ha costado a los Lakers 21 millones de dólares, 9.7 millones de espacio salarias este año, cuatro elecciones del draft, y lo más importante, la confianza en una gerencia que tiene que replantearse la situación para alcanzar las prestigiosas cotas del pasado.

Fiasco.