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La semilla del 'Negro' Casas, sembrada en la Arena México

MÉXICO -- “Ya estoy cansado”, confiesa en la oscuridad del cubículo de su automóvil José Casas Ruiz. El ‘Negro’ acaba de cumplir 40 años de carrera luchística. Fue su noche. La abarrotada Arena México se entregó como él lo ha hecho en cada función. Unos lo ponen a la par de los grandes luchadores, le ponen la etiqueta de leyenda, pero el propio 4:40 como también se le conoce en el argot del pancracio sólo desea que su nombre se recuerde como un gladiador profesional que dio todo por el deporte.

“Su dieta la apretó más… Estaba muy nervioso, es un luchador entero que siempre se ha entregado a su público”, revela su esposa Gladys, quien también comparte su amor por el arte de Gotch. “Hoy fue el resultado de un gran trabajo. Estuvieron sus hijas y nietos. Lloró porque sus nietos luchan, para él fue muy emocionante”, afirma, mientras los mismos con un pañal con la leyenda 4:40 se mueven de un lado para otro, entre aventones, empujones y caídas.

...Y es que la Dinastía Casas tiene sembrada la semilla. “Va continuar la leyenda”, reafirma Gladys La Caribeña, de origen panameño, cuyo matrimonio con el ‘Negro’ Casas ha sido fructífiero. “Los dos -niños- lo traen en la sangre. Son hijos de luchadores. Uno nieto de Porky (Brazo de plata, padre de Psycho Clown). Sus nombres son Giovani y Luis. El primero desde los seis meses luchaba. “Desde la panza de mi hija ya se movía mucho… Ahora su hermano Luis ya lo copia”, asevera orgullosa.

En medio de una noche inolvidable, el ‘Negro’ abre su corazón y acepta que si debe quedarse con una sola cosa es cuando en el ring y bajo la ovación de los aficionados vio como sus dos nietos corrían, se subían a la cuerda y comenzaban a ‘luchar’, algo que le dejó esa grata sensación que su dinastía se mantendrá por muchos años, no obstante que posee en su familia otros estetas que gustan de la disciplina como el Felino.

El hombre que vendía gelatinas en las arenas asegura que el tiempo ha pasado rápido. No ha pasado en vano. “Es un ícono de la lucha libre. Una leyenda viviente. Está en buena forma, me parece que todavía le queda cuerda para rato”, se esperanza su mujer. Incluso lo ve a altos niveles como El Santo y Blue Demon, no necesariamente por lo que significan mediáticamente, sino por lo que han dejado a la lucha libre. “Si lo veo -en ese término- es un hombre muy sencillo. No hablo del esposo, lo hago del luchador. Es muy difícil llegar a 40 años en la lucha libre. Es un buen compañero y amigo, eso no se da mucho, sin duda va para esos alcances”.

Casas, con casi 60 años de edad, no ve inmediato el retiro. Sin embargo, sabe muy bien que no es una cuestión de actitud o voluntad, sino de salud. Pronto acudirá al médico para hacerse unos exámenes, irá al cardiólogo para que le diga hasta cuándo podrá dejar el corazón en la lucha libre. “Ya me canso rápido… Sin embargo, toda esa gente (se escucha la ovación en la Arena) es la que me impulsa a dejarles todo. Lo hago en cada función. Es mi trabajo, mi vida, bendita lucha libre”, exclama con orgullo.

Gladys secunda las palabras del ‘Negro’. “Él me dice que ya está cansado, pero es algo que no se lo puedes quitar como luchador. Está en buenas condiciones, muy muy bien, lo veo para muchos años”, ratifica en las entrañas de la arena. Ahí el 'Negro' Casas abandona el lugar antes de terminar la última lucha encabezada por Penta-Cero. “Espero seguir muchos años. Hoy, hoy me toca ir a descansar y recordar esta maravillosa noche”, concluye el gladiador a quien están a punto de escapársele algunas lágrimas. Ya son 40 años y contando…