Aunque en principio no se animó a hacer una evaluación de su trabajo, "a mí no me gusta decir si jugué bien o jugué mal, ésa determinación la deben hacer ustedes (prensa), yo traté de hacer lo mejor posible y sé que algunas cosas las hice bien y otras no, pero como debut me siento realizado".

Consideró que el partido ante Albania fue simplemente una prueba más para que el técnico Javier Aguirre viera algunos jugadores, "a mí me tocó estar en la cancha, pero no creo que pasé por sólo un partido tomar una determinación final, ni que se pueda decir que ya está uno en el Mundial".

Aseguró que vivió momentos de gran alegría al vestir la playera de la selección mexicana de futbol y confió en una nueva convocatoria. "me sentí muy contento, y si tengo nuevamente la oportunidad, trataré de soltarme un poco más la ansiedad y el nerviosismo que tuve en mi debut".

Señaló que el ponerse el uniforme del Tricolor le hizo sentir "mucha felicidad, mucho orgullo, poder estar en una cancha defendiendo a la selección mexicana y a un país". Aseguró que no se sintió extraño por vestir la playera de un país en el que no nació, pero al que ha adoptado como propio.

Respecto a lo que Javier Aguirre solicitó hiciera dentro del campo, Caballero refirió "me pidió que juegue como un volante, que me ponga un poco atrás de los delanteros por derecha en el primer tiempo. Para el complemento jugué más en punta y ya contra 10 jugadores tuve mayor libertad".

Agregó que el recibimiento del grupo fue muy bueno en estos tres días, incluso aseveró "hubo muy buena onda entre todos, yo esperaba que fuera así, y dentro de la cancha también se demostró unión, todo el grupo queriendo trabajar por la selección y dando su máximo esfuerzo para sacar el resultado".