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Castigo ejemplar

Lo mejor para la National Football League será que Gregg Williams nunca regrese a las laterales. US Presswire

MÉXICO -- Como si no fuera suficiente con lo revelado hasta el momento, este día jueves el escándalo de los New Orleans Saints y su sistema de "recompensa por lesión" ha dado otro giro negativo.

Repugnante.

El cineasta Sean Pamphilon --quien filmaba un documental sobre el ex jugador de los Saints, Steve Gleason-- dio a conocer una grabación de audio donde se escucha claramente al ex coordinador defensivo de New Orleans, Gregg Williams, hablar específicamente de enfocarse en ciertos jugadores de los San Francisco 49ers, previo a su encuentro de la ronda divisional de playoffs hace tres meses. Especifica, también, ciertas lesiones y partes del cuerpo, incluyendo la cabeza, que sus jugadores debían tener en la mira.

Soy el primero en admitir que no me escandalizó la expresión "golpeas la cabeza, y el cuerpo muere solo". Es una frase que se emplea en muchas facetas de la vida, y es común en el ámbito deportivo. Pero de ahí a tomar una frase como ésa, y tratar de aplicarla literalmente, es otra cosa.

Pamphilon dijo incluso a Michael Silver de Yahoo Sports!, que Williams realizó el gesto de frotarse los dedos --hablando de Alex Smith-- dando a entender que él se haría cargo de cubrir la recompensa en caso de que sus pupilos sacaran lesionado a Smith.

La actitud desafiante de Williams es asombrosa. De acuerdo a información revelada, la liga habría informado a los Saints que estaba reabriendo su investigación --una investigación que se enfocó primordialmente en el 2009 y 2010-- apenas unos días antes, justo antes del partido de la ronda de comodines entre New Orleans y los Detroit Lions. Es decir, los Saints sabían que la NFL estaba consciente de lo que estaba sucediendo en su vestidor, y que había elementos suficientes para sospechar que la práctica de las recompensas no había cesado, como para volver a echar a andar una investigación que ha arrojado a la fecha más de 18,000 páginas de información.

A Williams simplemente no le importó la orden de la liga, como tampoco le importó la integridad de los jugadores que la conforman. ¿Cómo creer entonces que se arrepiente de sus acciones, como declaró cuando fue castigado por la NFL?

El ingrediente de ironía de todo el asunto sólo sirve para empeorarlo. Gleason es recordado como el jugador que tapó una patada de despeje en el 2006, generando los primeros puntos anotados por los Saints en el Superdome luego de 21 meses fuera de casa, tras la devastación del Huracán Katrina. Sin embargo, Gleason --quien jugó en la NFL desde el 2000 al 2007-- también reveló recientemente que sufre de esclerosis lateral amiotrófica, conocida como "la enfermedad de Lou Gehrig", un padecimiento que ha sido vinculado recientemente a las conmociones cerebrales. Un estudio publicado recientemente en el Journal of Neuropathology and Experimental Neurology encontró que los jugadores de fútbol americano tienen unas probabilidades ocho veces mayores a las de una persona normal de sufrir la enfermedad.

El documental de Pamphilon sobre Gleason trata de la batalla del ex jugador en contra de un padecimiento que, de acuerdo a estudios recientes, podría estar directamente vinculado a los golpes a la cabeza recibidos sobre el campo de juego. Los mismos golpes por los que un orgulloso Williams prometía dinero en efectivo a sus jugadores.

Cabe aclarar que Gleason ha declarado no haber autorizado la publicación del material. Pamphilon ha dicho que lo hizo público, "porque la verdad necesitaba salir a la luz". Estoy de acuerdo con el cineasta.

Encima de todo, este jueves fue el día en que el comisionado de la liga, Roger Goodell, escuchó las apelaciones de Sean Payton, Mickey Loomis y Joe Vitt respecto a las sanciones que recibieron por su rol en el escándalo.

Williams, quien fue contratado en el inter como coordinador defensivo de los St. Louis Rams, no apeló su suspensión indefinida. La opinión generalizada era que, después de un año, Goodell iba a revisar el caso de Williams, y posiblemente permitirle a futuro su reingreso a la NFL. Después de todo, es la liga que ha permitido la vuelta de jugadores involucrados en escándalos legales como Adam Jones, Michael Vick y Plaxico Burress. Goodell cree en las segundas oportunidades.

En el caso de Williams, deberá hacer una excepción. Williams no solamente hizo caso omiso a las advertencias de la liga --y de Payton y Loomis, supuestamente--, reincidiendo en un sistema de recompensas que fomentaba perjudicar permanentemente a otro jugador. También puso el ejemplo, poniendo la "primera cuota".

No crean que soy ingenuo. No piensen que lo de Williams no se ha repetido en otros equipos, con otros personajes. Sin embargo, tampoco compro eso de que "todos lo hacen", como han querido convencernos algunos. ¿Se imaginan a Bill Walsh, Dick Vermeil o Tony Dungy --todos ellos entrenadores en jefe ganadores de Super Bowl-- pidiendo la cabeza de un jugador ajeno? Yo tampoco.

Sea como fuere, no hay lugar para eso en la NFL, ni en ninguna otra liga de fútbol americano, a cualquier nivel. Por eso es tan importante que Williams sea desterrado permanentemente de la liga. Goodell necesita transmitir el mensaje de que no habrá tolerancia ni perdón para esta clase de conducta. ¿Mala suerte para Williams? Quizás. Pero no estaría en esta posición de no haber insistido con su esquema de pagos por lesión, después de la investigación preliminar. Williams desafió a la liga y a Goodell, y ahora debe pagar. Caro.

Las apelaciones de Payton y Vitt, se basan en el argumento de que habían tratado de impedir a Williams continuar su sistema de recompensas, pero que el coordinador defensivo estaba fuera de control. Supuestamente, New Orleans ya había tomado la decisión de despedir a Williams, y eso lo hizo aún más incontrolable hacia el final. No olvidemos que se trata del mismo asistente que Payton quiso tanto a su lado, que aceptó reducir su salario con tal de poder ofrecer un sueldo competitivo para convencerlo de unirse a los Saints, movida que en su momento fue calificada como genial y crítica para la obtención del Super Bowl XLIV.

Desde luego, existe ahora la sospecha de que Williams podría estar tratando de proteger a los Saints. Por ahora todo es especulación, pero, ¿es posible que Williams haya tomado una actitud de "yo ya estoy acabado; échenme toda la culpa a mí; sálvense ustedes"?

Cada quien es libre de creer lo que guste. Quizás Payton sí sabía de la continuidad del programa de Williams. Quizás no. Lo importante aquí es que no haya continuidad de este tipo de esquemas en la NFL. Suspender a Williams de por vida sería un buen primer paso. El siguiente deberá ser investigar quiénes más han hecho lo mismo.