<
>

'Una carrera hermosa'

NOTA DEL EDITOR: Esta historia está disponible en ingles aquí.

KANSAS CITY -- Se levanta temprano, como todos los días. Por la mañana hace su rutina de ejercicios de tres horas, al igual que en los últimos 25 años. Regresa a casa y descansa por unas horas.

Hasta ahí, todo sigue igual en la vida de Iván Rodríguez.

Por la tarde, ya no sale al parque a realizar prácticas de bateo y a prepararse para el partido. No hace maletas para irse de gira en la carretera, de hotel en hotel, de parque en parque. El único swing que hace es con un palo de golf, varias veces en semana, no con un bate por 162 partidos durante seis meses.

"Mi golf ha mejorado bastante", comentó el legendario receptor con orgullo. "Ahora soy handicap 5, le estoy dando bien".

Después de 21 años en el béisbol de las mayores, Rodríguez se retiró formalmente el 23 de abril en el Rangers Ballpark, de Arlington, donde jugó los primeros 12 años de su carrera. La falta de ofertas razonables en la temporada muerta fueron una señal de que era hora de decir adiós, a pesar del hecho de que se consideraba capaz para jugar a tiempo parcial por dos temporadas más.

En el marco del Juego de Estrellas del 2012 en Kansas City, el que muchos consideran el indiscutible mejor receptor de los últimos 20 años y para muchos otros el mejor de la historia reflexionó sobre esos años en el diamante.

Tal vez no sea sorpresa que a tres meses de su retiro, todavía no esté acostumbrado a la vida lejos del béisbol. Extraña estar detrás del plato. Extraña batear una curva hacia el jardín derecho, uno de sus sellos de fábrica. Extraña todo el derroche de adrenalina que le ocasionaba tener un corredor en las bases. Extraña el tiempo que compartía con sus compañeros en el clubhouse.

Extraña el juego.

"Todavía me hace falta y no creo que esto cambie con el tiempo", comenta. "La pelota siempre va a estar con uno el resto de mi vida, pero extraño llegar al parque, prepararme para el juego. Físicamente y mentalmente me siento listo para jugar, aunque fuera una o dos veces por semana".

"Se me hizo difícil tomar la decisión", agrega. "Uno siempre piensa que le queda más. Era el momento, y uno tiene que darse cuenta de que hay otras cosas que hacer en la vida. Trato de mantenerme ocupado, pero aún así, fue un momento bien duro tomar esa decisión".

Claro que hay cosas que no extraña.

"Los viajes y los hoteles son lo menos que uno echa de menos", dijo. "Si le preguntas a cualquier pelotero, te va a decir lo mismo. Son muchos días fuera de casa y uno se pierde mucho de la familia. Es una carrera muy bonita, pero hay muchas cosas que uno se pierde".

Contrario a algunos jugadores que pasan tiempo sin mirar un partido después de su retiro, no pasa un día sin que vea uno o dos juegos, ya sea en persona en el parque o por televisión.

Un estudioso del juego... todavía

La última vez que Rodríguez se arrodilló detrás del plato, el 28 de septiembre de 2011 tenía el uniforme de los Nacionales de Washington y aspiraba a jugar dos años más en las mayores con miras a acercarse a los 3,000 hits, una de las pocas marcas que se le escapó. Se quedó corto por 156 hits.

Pero terminó con 2,543 partidos, de los cuales 2,427 fueron detrás del plato, más que ningún otro receptor en la historia. También tiene cifras máximas entre los receptores en hits (2,844) y dobles (572). Terminó con promedio de .296, con 311 jonrones y 1,332 impulsadas. Ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999 y lideró a los Marlins de Miami, entonces de Florida, al título en la Serie Mundial de 2003.

A pesar de todos esos números, no deja de considerarse un catcher defensivo. Y sus números también ese pensamiento. Es el líder de putouts (14,864) y durante nueve temporadas fue líder de porcentaje de fusilados en la Liga Americana. Sus 13 Guantes de Oro superan los 10 de Johnny Bench, uno de sus ídolos y con quien más le comparan.

"Sentía mucho orgullo por la defensiva", señaló. "Subí por la defensiva, fue después que vine a aprender a batear. Traté de aprender día a día lo mejor de mi posición. Estudié cómo lo hacía Bench y otros grandes receptores. La posición de catcher es una posición defensiva y esa siempre fue mi primera opción".

Los corredores lo sabían. O si lo desconocían, lo aprendieron sobre la marcha. En 2001, cuando estaba con los Vigilantes, por ejemplo, Rodríguez sacó al 60 por ciento (35) de los 58 corredores que intentaron robarle. Pero más significativo que el impresionante promedio fue el bajo número de intentos a lo largo de su carrera.

"No había una fórmula para robarle a Pudge", reiteró Derek Jeter, el campocorto de los Yankees de Nueva York, quien fue rival de Rodríguez por varios años y su compañero en parte de la temporada de 2008. "La mejor forma de estar a salvo con él en detrás del plato era quedarse tranquilo, pegado a la base. Si te despegabas un poco, podías ser out".

La semana pasada en el Fan Fest del Juego de Estrellas, Rodríguez habló con Candy Maldonado, el ex jugador y analista de ESPN Deportes, sobre algunas de las claves de su éxito como receptor. Allí quedó muy claro que todavía lleva la misma intensidad y el interés por el arte de catchear que llevó por sus 21 años en el juego.

"La clave de un receptor es estar alerta todo el tiempo", le dice a Maldonado, mientras explica su movimiento de piernas para tirar a segunda. "Anticipar, estar listo, más que el brazo y las piernas. Nunca se debe subestimar a un corredor, ni dar por sentado que no va a salir. Y tener una buena condición física. Es una posición que exige mucho física y mentalmente. Uno tiene que estar pendiente de muchas cosas".

Durante la entrevista, expresó su admiración por la nueva oleada de receptores estelares que han seguido sus pasos.

"Yadier [Molina] hace un gran trabajo, Brian McCan, Buster Posey, Matt Wieters -- tengo mucho respeto por ellos", señaló. "Carlos Ruiz también está en ese grupo, catchers que lo hacen todo bien. Llevan el juego, saben tirar a las bases y a la ofensiva hacen el trabajo".

'El out más grande de todos'

Una escena de cierta carrera del Salón de la Fama ...

Hay dos outs en la novena entrada y el juego por una carrera de distancia 3-2 en favor de los Marlins, y Rodríguez espera por la pelota mientras el corredor de los Gigantes de San Francisco, J.T. Snow vira por tercera en ruta hacia el plato. El receptor no se puede adelantar, tiene que esperar a que la bola llegue a sus manos para hacer su próxima movida, mientras el corredor trata de llegar al plato con la carrera del empate.

El disparo del jardinero izquierdo, Jeff Conine, llega de un rebote a la mascota de Rodríguez, quien tiene tiempo para agarrarla asegurarla y pararse frente al plato para esperar el golpe de Snow.

El corredor de los Gigantes viene a toda velocidad y sin freno. Rodríguez recibe la bola en el lado izquierdo del plato y se mueve a bloquearlo. El choque es explosivo; Pudge da una vuelta en el piso, mientras que Snow quedó boca abajo en el suelo.

La bola se queda en la mascota de Rodríguez; el árbitro verifica y confirma que la tiene. Primero en la mascota, luego se levanta y le muestra al mundo con su mano derecha que todavía la tenía. El corredor es out. Los Marlins ganan el partido y la serie tres juegos a uno. Y los Gigantes se regresan a casa.

Si alguna jugada define la carrera de Rodríguez es ese bloqueo al plato frente a Snow que cerró la Serie Divisional de la Liga Nacional ante San Francisco. Esa jugada llevó al conjunto hasta la Serie de Campeonato y eventualmente hasta ganar la Serie Mundial.

"Todavía me duele el pecho", bromeó Rodríguez mientras recuerda la jugada y explica cómo bloqueó el plato. "Fue quizás la jugada más importante de mi carrera o al menos, una de las primeras tres. En una serie donde cada out contaba, ese fue el último y fue bien emotivo. Siempre he pensado que si no daba ese out, a lo mejor no hubiésemos llegado a la Serie Mundial".

Ozzie Guillén, en la actualidad manager de los Marlins, y quien era el coach del equipo en el 2003, vio la jugada de cerca y está de acuerdo.

"La forma en que finalizamos ese juego nos dio un pequeño empuje, para decir "wow, creemos en esto", dijo Guillén a MLB.com, durante el día de homenaje a Rodríguez en Marlins Park.

Por lo menos, Rodríguez siguió con el impulso. Fue el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato frente a los Cachorros de Chicago, al batear para .421, con dos jonrones y 10 remolcadas. Los Marlins siguieron hasta ganar la Serie Mundial en seis partidos ante los Yankees.

Tiempo de reflexión

Lleva solo unos meses oficialmente alejado del béisbol, quizás no demasiado tiempo para reflexionar sobre lo que hizo en 21 años en las mayores. Especialmente cuando se mantiene ocupado con su entrenamiento continuo, sus rondas de golf, el valioso tiempo que dedica a su familia y sus negocios.

Pero otras personas dentro y fuera del juego lo han hecho por bastante tiempo. Un ranking reciente de ESPNDallas.com colocó a Rodríguez como el número 2 en la lista de los 40 mejores jugadores de los Vigilantes de todos los tiempos, detrás de Nolan Ryan. Guillén, quien nunca rehúye a la controversia, dijo hace dos años que Rodríguez era el mejor jugador puertorriqueño de la historia, lo que causó un debate en la cuna de Roberto Clemente, el atleta más venerado en la isla.

Pero Guillén sigue defendiendo su teoría.

"Si uno mira sus números y todas esas cosas, pienso que Pudge, en mi era, es el mejor catcher que he visto", comentó Guillén a MLB.com. "La forma en que jugó el juego y dónde jugó no es fácil. Él jugó en Texas. Jugar de la forma en que jugó, no creo que muchas personas puedan manejar eso. ¿Quién fue mejor receptor que él a través de los años?

Rodríguez admite que mientras se acercaba el Juego de Estrellas -- al que fue nombrado en 14 ocasiones -- le echó una mirada a sus números y quedó maravillado con sus logros.

"Cuando uno está jugando, uno no piensa en metas ni en números", señaló Rodríguez. "Cuando uno es joven, no se piensa en tal o cuál número, en lo único que uno piensa es en tener salud para poder producir, prepararse y estar listo para jugar. Ahora, cuando las veo y las analizo es que me digo: "la verdad es que lo hice bien".