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¡No los mismos Yankees en 2013!

DETROIT -- Los Tigres de Detroit habían acabado de escupir tabaco sobre toda la declaración de principios de los Yankees de Nueva York, de reducir al equipo de béisbol más famoso del mundo a uno más adecuado para el torneo en Williamsport, cuando los Yankees se quedaron repentinamente a solas con sus propias insuficiencias asombrosas.

Estaban empacados en una caja de zapatos en camerino de Comerica Park que incluso Red Auerbach hubiera declarado no apto para un equipo visitante cuando Joe Girardi, el manager, le hizo esta pregunta a sus jugadores devastados:

"¿Cómo podemos mejorar todo el año que viene para no sentirnos así?".

¿Mejorar? Este equipo de los Yankees que justamente fue barrido en el olvido no mejorará, no antes de empeorar.

La mala suerte no fue la razón de que los Yankees no tuvieran ventaja en la Serie Campeonato de la Liga Americana ni siquiera una sola vez, algo casi imposible de lograr. Jugaron 39 entradas y de alguna manera no pudieron anotar en 36 de ellas, y su promedio de bateo de .188, es el peor de la historia para un equipo de postemporada que jugó al menos siete partidos.

Así que Brian Cashman tiene que hacer cambios dramáticos, no el enfoque del truquito aquí o allí que vendía el jueves por la noche después de que Max Scherzer golpeara a los Bombarderos del Bronx con el tipo de golpe derecho con el que Max Schmeling tumbara una vez al Bombardero Negro (en su primera pelea) y que elminó a los Yankees finalmente.

Scherzer ponchó a nueve de los primeros 16 bateadores que enfrentó y dejó sin hits al primer equipo sembrado de la Liga Americana en cinco entradas, mientras que los Tigres se ensañaron con CC Sabathia al anotar seis carreras, dos jonrones, para unos 11 hits en total. Por mucho que Cashman y Girardi juraron que toda su derrota tenía que ver con el desempeño y nada con el esfuerzo, no pudieron negar que los Yankees no ofrecieron ninguna resistencia en su caída por 8-1 en el Juego 4.

"Vergonzoso", lo llamó Sabathia.

"No sé qué le pasó a muchos de nuestros muchachos", reconoció Cashman.

Los Yankees avanzaron más allá de la ronda de playoffs debido a que los Orioles de Baltimore fueron aún peores en el plato, y debido a que Sabathia se negó a dejar que su equipo perdiera un Juego 5 en casa. Pero Detroit no tuvo a Nate McLouth como su principal arma ofensiva. Detroit tuvo una formación compuesta por Miguel Cabrera y Prince Fielder y el Jugador Más Valioso de la serie, Delmon Young, quien tuvo más carreras impulsadas en estos cuatro partidos (seis) que las carreras que tuvieron los Yankees (cinco).

Robinson Canó, Alex Rodríguez, Nick Swisher, Curtis Granderson, Eric Chávez -- fueron insignificantes durante toda la postemporada. "Una tormenta perfecta", llamó Cashman a las carencias coincidentes, una que no fue navegada por el capitán, Derek Jeter, quien se fracturó el tobillo en el Juego 1.

Tal vez Jeter encuentra una manera de impulsar esta serie a cinco partidos, nada más. No estaba dispuesto a salvar a su equipo de su mejor jugador, Canó, la estrella de temperatura ambiente que registró de 40-3 (.075) en la postemporada, una estadística que lo perseguirá en Nueva York como el ya pasado de 18-2 de John Starks.

Girardi definió la poca presencia de Canó en octubre como "desconcertante" y "bastante difícil de entender para mí". Lo mismo sucedió con Rodríguez, quien fue depuesto, recolocado y sentado en definitiva, y dejado para responder preguntas sobre un posible cambio al equipo de su ciudad natal, los Marlins de Miami, y con una posible cita que trató de concertar con una modelo de bikini australiana en el Juego 1.

Sí, incluso Rex Ryan hubiera estado de acuerdo con que los Yankees del 2012 se habían convertido en un circo sin pista.

Rodríguez llevaba gafas oscuras en el dugout y mascaba semillas de girasol a un ritmo acelerado antes de que Girardi finalmente lo envió al terreno de juego para hacerle frente a un relevista zurdo, Drew Smyly, en la sexta entrada, para que bateara un elevado débil al jardín central que representaba una pequeña medida de progreso: A-Rod había de hecho puesto la pelota en juego.

No hizo nada más, y después Rodríguez dijo que quería seguir siendo un miembro de los Yankees, que quería obligar a Girardi a devolverlo al corazón de la alineación como toletero regular.

"Nunca he pensado en irme a otro equipo", dijo A-Rod.

Cashman pensará en él al respecto, Cashman y el presidente del equipo, Randy Levine. Los Yankees no habían sido barridos en una serie al mejor de siete juegos desde 1976, cuando la Gran Máquina Roja los arrolló e inspiró a George Steinbrenner a darle lo que quisiera a un agente libre llamado Reggie Jackson.

El Jefe se ha ido, y esta vez los Yankees no están desesperados por conseguir un jugador de renombre, sino que están desesperados por deshacerse de él. Si A-Rod puso una vez en suspenso la temporada baja al optar por los Yankees, ahora son los Yankees quienes tratan de hacer lo mismo al optar por salir de él.

El jueves, en lugar de Rodríguez, Chávez estropeó otra muy posible jugada que dio lugar a una nueva carrera perjudicial. Es el mismo Chávez que como miembro de los Atléticos de Oakland declaró lo siguiente en una conferencia de prensa transmitida durante los calentamientos de los Yankees antes del Juego 5 de la Serie Divisional del 2000:

"Ellos han ganado bastantes veces. Es hora de que algunas otras personas tengan un poco de gloria aquí".

Esos Yankees dijeron que fueron inspirados por las palabras de Chávez para ganar la serie y, en última instancia, para ganarlo todo. ¿Estos Yankees?

Nada podía inspirarlos, ni siquiera el daño demoledor a su capitán, y ni siquiera la aparición de su as en un Juego 4 en el que se arriesgaba todo.

Al final resultó que Sabathia saboteó su propia causa al lanzar una ronda glorificada de práctica de bateo. Pero la decisión de Girardi de jugar con Chávez sobre Rodríguez no le hizo ningún favor a la estrella, ya que el reemplazo en tercera no pudo convertir un rodado de rutina de Omar Infante en la primera entrada y le dio a los Tigres una ventaja de 1-0 que parecía una ventaja de 10-0.

El registro de Chávez de 16-0 lo convirtió en el jugador de los Yankees con más turnos al bate sin hit en una postemporada en la historia, arruinando la decisión de Girardi de sentar a Rodríguez. Sin embargo, este derrumbe no se trató sólo de A-Rod, y el ruido que siempre le rodea.

Estos Yankees estaban cansados hasta los huesos al final, un equipo con nada más que dar, y Cashman no puede descartar la barrida como una mera situación de "un montón de muchachos en la alineación que se enfriaron en un momento muy malo".

Hay una razón por la que los veteranos Yankees se vinieron abajo -- son viejos. Jeter, Mariano Rivera y Andy Pettitte sufrieron lesiones importantes en las piernas este año, y la crisis personal de Rodríguez tuvo que ser atribuida en parte a su edad avanzada y el desgaste.

"No me importa que sea viejo", dijo Cashman, citando a la estrella revelación, Raúl Ibáñez, de 40 años de edad. "Me importa que sea bueno".

También debería importarle que fuera viejo. El gerente general tendría que buscar jugadores suplentes para su encanecido núcleo que sean jóvenes, atléticos.

"No vamos a usar a Carl Lewis", sostuvo Cashman, si bien nadie pidió velocistas olímpicos.

Pero si hay alguna manera de encontrar otro Austin Jackson, el muchacho que intercambiaron por Granderson, el Tigre que bateó un jonrón en el Juego 4 y promedió .353 en la serie, sí, eso tendría mucho sentido.

Phil Coke, otro ex jugador de los Yankees empaquetado en el acuerdo de Granderson, disparó su guante en el montículo después de que derrotó a su antiguo equipo en la novena entrada. Coke llevaba a su hija en brazos afuera de casa club de los visitantes cuando Cashman le felicitó y le dio un abrazo.

"Todo el mundo va a regresar a la mesa de dibujos", dijo Cashman, quien calificó la derrota de su equipo como un reventón "difícil de digerir".

El gerente general dijo que persistirá con el programa de los Yankees, y aprovechará sus posibilidades con el poder zurdo. Cashman prometió una vez más que este equipo nunca más se convertirán en "los Bronx Bunters" bajo su dirección.

Si lo requerido no es un cambio completo de filosofía hacia un béisbol más pequeño, los Yankees necesitan diversificar su ofensiva, depender menos del jonrón de tres carreras, y ofrecer una fortuna a su ex entrenador, Larry Bowa, e invitarlo a que regrese a trabajar de frente con Canó.

Los Yankees pueden retener la mayor parte de sus lanzadores, pero no pueden volver a aparecer en el 2013 con una reparación quirúrgica de Jeter, una reparación quirúrgica de Rivera, y un Rodríguez espiritualmente renovado (algo que reclamará, de todas maneras), y esperar lo mejor.

Nuevos jardineros y una nueva era en la tercera base sería muy buen comienzo. Si los Yankees no hacen los cambios necesarios en el invierno, quizás no puedan avanzar lo suficiente en el otoño para sufrir una barrida de segunda ronda.