Leonardo Ayala 11y

El delicado momento del tenis ruso

BUENOS AIRES -- Una década atrás, la historia era bien distinta. Rusia estaba en lo más alto. Por primera vez se quedaba con el título de la Copa Davis, con un equipo encabezado por Yevgeny Kafelnikov y Marat Safin y con un épico triunfo de Mikhail Youzhny ante Paul-Henri Mathieu en el quinto punto ante Francia, en París, para el 3-2 de la consagración. Y también, claro, era un momento dulce en lo individual. Kafelnikov y Safin venían de ser, respectivamente, número uno en 1999 y 2000. Una época dorada, sin dudas.

Hoy todo es muy disímil. Rusia ya no es potencia en el área y fue eclipsado totalmente en el país por el tenis femenino. Los números hablan por sí solos. Mientras en hombres hay sólo cuatro jugadores en el top-100, con Youzhny como mejor representante en el 25° (sí, el mismo que le dio a Rusia la primera Davis hace 10 años), en mujeres hay una decena de jugadoras dentro del top-100, con Maria Sharapova como número dos y además con Nadia Petrova y Maria Kirilenko como campeonas en la Copa Masters de dobles.

Sin embargo el gran inconveniente del tenis masculino no es la rama femenina, que, de todas maneras, se lleva la mayoría del presupuesto a raíz de mejores resultados y por cuestiones de marketing: Sharapova, Kirilenko y Elena Vesnina, por ejemplo, no sólo seducen por su juego. La principal piedra en el zapato es la fuga de capitales. Inversores que antes creían que el "deporte blanco" era un buen campo para apostar ya no lo ven tan así. El dinero ahora va hacia otros pagos.

"Nuestro problema principal es financiero. Mientras algunos chicos se entrenan en España otros simplemente se sientan y matan su talento", explicaba de manera tajante Shamil Tarpischev, presidente de la federación rusa y capitán de Copa Davis y de Fed Cup. ¿Cuándo decía esto? A minutos de haber perdido su lugar en el Grupo Mundial de la Davis después de 20 años, tras un duro 0-5 en Brasil. Resignación, bronca, impotencia y mil cosas más seguramente se le cruzaron por la cabeza a Tarpischev con toda su experiencia a cuestas.

Entonces, ¿hacia dónde va el dinero? Pista: Roman Abramovic marcó el camino en junio de 2003. Sí, claro, la redonda absorbió el dinero de los magnates rusos. La apuesta en el Chelsea inglés a cargo el millonario proveniente de negocios petroleros dio frutos enseguida. Y eso sentó un precedente. Es cierto que puso mucha plata junta, más de 150 millones de euros, pero rápidamente consiguió buenos resultados deportivos: 3 Premier League, 2 Copa de Liga, 4 FA Cup, 2 Community Shield y una Copa de Europa.

El éxito de Abramovic empujó a pares a imitar y eso afectó, sin dudas, al tenis en los últimos diez años. Nombres como Abramoff (Arsenal), Usmanov (Arsenal), Piterman (Racing de Santander y Alaves) y Berezovksi (West Ham United) siguieron su camino, aunque no con la misma suerte. Lo cierto, el dinero quedó muy lejos de la pelotita amarilla. Encima ahora se sumó el mercado interno con pases estrambóticos en la propia Rusia, como lo recientemente sucedido en el Zenit y en el Anzhi, club de apenas dos décadas.

El flamante campeón ruso se reforzó con el delantero brasileño Hulk y el volante belga Axel Witsel, en 80 millones de euros, para afrontar la Copa de Europa. "Con ese dinero podríamos financiar con éxito el tenis ruso durante 10 años y alcanzaríamos las mismas grandes victorias que tuvimos en la década anterior", resaltó, consultado al respecto, Tarpischev. Otra vez la resignación como fiel reflejo en sus palabras.

Pero no queda ahí la historia. El Anzhi es posesión del empresario Suleimán Abusaidovich Kerimov, de sólo 45 años, y éste destinó gran parte de su fortuna petrolera en contratar al holandés Guus Hiddink como técnico, al experimentado lateral brasileño Roberto Carlos, al volante Lass Diarra y al delantero camerunés Samuel Eto'o, quien ampliamente es el jugador mejor pago del mundo por encima de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, estrellas del Barcelona y Real Madrid.

Ante este panorama, ya lejos del título de 2006 y la final de 2007 en la Copa Davis, Youzhny y Davydenko, dos jugadores mayores de 30 años, son los únicos estandartes rusos dentro de los 50 del mundo. Un poco más atrás se muestra la promesa Andrey Kuznetsov, en el 79°; justamente este proyecto de 21 años tiene potencial: en 2012 ganó cuatro títulos en Challenger y amenaza con dar el salto el próximo año. Pero claro, necesita apoyo. Habrá que ver si puede abrirse paso ante la falta del dinero proveniente del oro negro o si queda como lo que pudo ser. Quizá, quién dice, él sea el encargado de volver a captar el interés de los magnates.

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