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¿Fracaso?

BUENOS AIRES -- Uno de los lugares más escondidos de Buenos Aires es el bar Rincón Cartagenero, lugar de encuentro de la comunidad colombiana en nuestra tierra.

Como todos saben, soy ferviente admirador de la cumbia colombiana, de la salsa sensual de Eddie Santiago, de las canciones pegajosas y dolorosas de las rancheras de Anthony Quiñones. Cada tanto voy a ese bar a encontrarme con mis ancestros, a escuchar esa música llena de tambores que salen de las fonolas del barcito y, por supuesto, a tratar de bailar con alguna jovencita de tierra caliente.

Hoy me llamó el dueño del Rincón y me dijo: "Cucu, vente a tomar una cerveza y veremos el partido con música de fondo. ¡Será un gran duelo! Además querido, leí tu crónica anterior en la cual decías que los colombianos temblábamos cada vez que teníamos que jugar con tu selección".

"No tengo problemas, por supuesto, será un placer ver el partido con amigos colombianos. Especialmente si son morenas colombianas", le aclaré.

Lo primero que me dijo el paisa fue que éste equipo de Argentina era el verdadero y que, de esta forma, se acababan todos los misterios. Yo le pregunté, un poco intrigado al principio, por qué usaba la palabra misterio.

La cumbia sonaba a todo lo que da, y alrededor de nuestra mesa desfilan las jóvenes, antioqueñas y cartageneras, moviendo sus caderas, cada una con un vaso de cerveza bien fría en la mano. ¡Todas querían bailar! Pero mi amigo, insistía en que viéramos el partido. El último partido partido de mi equipo que, ya había quedado eliminado gracias a la formidable actuación de Bolivia ante un pálido, pero goleador equipo de Paraguay.

"Se acabaron los misterios. No hay diferencias entre los equipos, este equipo de Argentina es un buen equipo. Podés dormir en paz, compañero argentino", me dijo mi amigo.

Seguí sin entenderlo. Me recalcó que el equipo argentino había llegado tarde a su nivel y que, a pesar de quedar descalificados no había que hacerse mucho problema. "El futuro estaba asegurado", me dijo. Argentina le ganaba a un excelente equipo colombiano por 3 a 2. Jugó bien y ganó.

-- Los argentinos son muy exitistas, Cucu, me comentó mi amigo mientras se bajaba su cerveza Imperial.
-- ¿Por qué paisa?


-- ¡Cómo por qué! Le han dicho de todo a este equipo, en los diarios y en internet. Y ya ven, juegan bien los chicos. Hoy ganaron y dejaron en claro que tuvieron mala suerte. Además, entre vos y yo, amigo, no hay ningún cuco en este sudamericano sub 20.

Entendí que mi amigo tenía razón. Habíamos sido injustos con este equipo y con Trobbiani, a quienes muchos consideramos no preparado para este puesto. Demostraron que podían dar más.

-- Así, es Cucu, este fue un equipo al cual le faltó suerte. Nada más. Juega y gana. Juega y pierde, pero eso, en el fútbol no es lo más importante.

Mi amigo, comprendía muy bien el fútbol. Tenía su ideología. Me dijo que el equipo colombiano era un poco mejor, pero no tenía las individualidades de Argentina.

--...El talento, eso que no se aprende ni se hereda, hay que reemplazarlo por mucho trabajo. Eso hacemos nosotros los colombianos y por eso continuamos en este campeonato y ustedes quedan en el camino.

Y por último me dijo: "Es un aprendizaje, Cucu. Ahora disfrutá a andá a bailar con las chicas que te están esperando".

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