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Cosas que no suman

BUENOS AIRES -- Un paso adelante dentro de la cancha; y uno para atrás afuera. Sí, la historia de siempre. Una vez más el detrás de escena deja su cicatriz en una serie argentina de Copa Davis. Fueron semanas con mucha presión. La novela de la ausencia de Del Potro y las recurrentes preguntas sobre la dificultad del cruce ante Alemania, sin dudas, dejaron su huella en el grupo que dio batalla en el Mary Terán de Weiss. Acumuló, acumuló y acumuló. Y terminó estallando. ¿Cuándo? Luego de la contundente victoria.

Sí, el triunfo en Parque Roca liberó las tensiones y dejó a cada integrante extasiado. La primera señal la dio el capitán Martín Jaite con el 3-0. Lo celebró como nunca sobre el polvo de ladrillo. Puños cerrados, saltos y ademanes. Todo muy gestual. Incluso fue él quién improvisó una ronda en la cancha, junto a los cuatro integrantes del equipo y Mariano Zabaleta, el sub-capitán, como símbolo de celebración. Era entendible, un poco exagerado, pero estaba bien. Pero no quedó ahí, claro.

Camino al vestuario, la adrenalina creció. A cada paso, más euforia. Autobomba, agua, delirio. Todos al piso, ya sumados los otros integrantes del staff técnico. Una torre humana sobre el pasto. ¿Una torre? Justo. Ése fue el siguiente paso, puertas adentro, con cantitos con Del Potro como destinatario. ¿Se los puede juzgar por eso? No. Quizá se agarraron de eso llevados por la euforia del éxito. Hasta tal vez su ausencia sirvió como motivación para los cuatro jugadores que salieron a defender los colores argentinos.

¿Entonces? ¿Dónde está el problema? Cuando se cruza la barrera. Y fue en la conferencia de prensa posterior al dobles, con el 3-0 firmado. Se les consultó a Jaite, David Nalbandian y Horacio Zeballos por si habían recibido algún tipo de saludo de Del Potro por la victoria. La respuesta era una obviedad; apenas había pasado media hora. Pero el cómo la dieron marcó la pauta. Algunas risas, escuetas negaciones del capitán y del cordobés y paso en falso de Zeballos. ¡Zas! Repreguntó, irónicamente: "¿Quién?". Seguido a eso, también, claro, salió de su boca un no. Pero el primer error estaba hecho.

Una hora después, aproximadamente, Del Potro se manifestó en su cuenta de twitter al respecto. ¿Respondió? Nada de eso. Bien protocolar. Felicitó a dirigentes, staff técnico y jugadores por la victoria. Hizo lo correcto.

El remate, rozando el papelón, llegó también desde las redes sociales. En esta ocasión, Zeballos publicó en su twitter que la prensa buscó armar un problema donde no lo hay, que estaba pensando en otra cosa y que no había escuchado que la pregunta era para él. Por eso dijo "quién". Sin palabras...

A su vez, ya el domingo, Juan Mónaco se mostró molesto por la difusión que tuvieron los cantitos dentro del vestuario. No era necesaria la aclaración, pero él, sanguíneo y siempre bien predispuesto al contacto con la prensa sin esquivar el conflicto, tocó el tema una vez más. Negó la existencia de cantitos, a pesar de que fueron varios los que los escucharon. Otro error. Ya estaba hecho. Lo ideal era una salida elegante, no culpar ni desacreditar a otros por contar lo sucedido. Si hubo cantos, a ponerle el pecho. Pero no.

A veces, mejor el silencio. Los errores ya estaban hecho. Tratar de negarlos, una doble falta.