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La Copa está que arde

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, la Copa Libertadores comenzó con todo. Triunfos inesperados, empates imposibles, resultados por nadie esperados, todo esto y mucho más trajo esta primera etapa del certamen mas apasionante del mundo.

En mis años de cronista especializado en espndeportes.com nunca vi un comienzo tan electrizante. ¿Quién iba a decir que uno de mis favoritos, el gran Toluca, cayera en su propia tierra ante un Nacional que tuvo suerte más que buen fútbol?

Pero así son las cosas en el fútbol, cualquiera le puede ganar al mejor, o mejor dicho, todos son parejos y entre ellos todo resultado está permitido. Una verdadera atrocidad de mi parte, ya de entrada que el Toluca podía llegar a puestos altos en esta competición. Pero repito: todavía no está dada la última palabra. Los que pierden, ya ven, se recuperan, como es el caso de Vélez y los que ganaron, ahora pierden, es el caso del Huachipato.

La Copa está que arde. Pero lo realmente duro de esta jornada no está relacionado con lo deportivo, sino con lo criminal, con lo absurdamente violento y despreciable. En el partido de Corinthians y San José, asesinaron a un joven hincha de apenas catorce años.

Parece que estar adentro de un estadio, en medio de un partido, le da otro carácter a los asesinos. Sí, insosteniblemente el partido continúo, dándole la razón a la violencia, generando un clima de impunidad pocas veces visto en otros sectores del hacer social.

¿Qué nos pasa? ¿Cuales son las reglas de la organización de la Copa? Un niño muere y a nadie le importa, el partido continúa como si hubiese sido un muerto mas. Es una obviedad escribir que, a lo largo de su historia, la Copa vivió momentos de mucha violencia, pero es inaceptable que estos crímenes sigan sucediendo y nadie haga nada.

En lo estrictamente deportivo (si todavía hay lugar para hablar de lo deportivo después de semejante injusticia), diré que el Toluca ninguneó a su rival. Al verlo, dócil, fácilmente ganable, pecó de pícaro y así le fue.

Nacional de Montevideo no es como otros equipos. Primero es un equipo uruguayo, acostumbrado a los triunfos históricos, no hay cancha, ni tierra, ni camiseta que les pese a los jugadores de estos equipos.

Toluca, al igual que Boca, pagó carísima, su poca información histórica. Ignoraron al rival y perdieron el partido. Con más información en la cabeza de los jugadores mexicanos, el partido lo ganaban con claridad. Sin embargo, lo perdieron.

El Toluca vivió algo casi insólito en el fútbol mundial, olvidó informase sobre la importancia de su rival, un equipo duro, aguerrido, que puede dar vuelta cualquier resultado y que vuelve todo pelota dividida en el peor de los peligros.

¿Ganó bien Nacional? No, el Toluca perdió un partido clave.

Este triunfo revitaliza las esperanzas de Boca que todavía ni siquiera imagino como se las ingeniará para ganarle a este equipo uruguayo de mucha fricción y de contragolpe terrible.

Buenas para Boca, pero no tanto, deberá superar a Nacional si quiere continuar en esta Copa. Quiero decir: si Boca pierde alguno de los próximos partidos, se le complicará muchísimo. Por supuesto, todo depende de cómo se den los resultados, pero perder dos partidos en este certamen es ingresar directo en la cuenta descendente del adios.

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