José Antonio Cortés 11y

Checo se forma reputación de villano

Sergio Pérez es un provocador, un incendiario, el mismísimo demonio vestido de nómex que ha llegado a la Fórmula Uno para hacer padecer a las almas piadosas que quieren correr en santa paz.

Tan civilizada que ha sido la categoría desde hace 63 años y ahora llega un mexicano a prenderle fuego a la bonita convivencia que ahí se da.

¡Por favor! Ya casi prenden una pira y amarran al pecoso, benjamín de los Pérez, luego del Gran Premio de Mónaco, como si Kimi, Alonso y Button nunca hubieran peleado una posición con fiereza.

Puede ser que tres excampeones de la F1 se sientan incómodos con un joven piloto que les falta al respeto, en el buen sentido racing de la palabra.

Ahí les van las pedradas, primero el de cajón, Jenson Button, "Sé que es mi compañero pero me pasó en la chicana". Reclamo, suavecito pero con cuchillito de palo por el rebase, efectivamente fuera de reglamento de Checo sobre Jenson, pero lo que causa polémica es el tonito de santurrón.

A Jenson le devolvieron el lugar por sugerencia de FIA para no causar una sanción a Pérez, pero luego el conocido por sus muy íntimos como "Dientón" no tardó el devolver el favor al inglés pero con un rebase que hizo pararse de los asientos a toda la familia real monegasca.

El lugar de los hechos fue la chicana, esa curva a la izquierda, a la salida del túnel donde los autos atraviesan a máxima velocidad. Jenson no creyó capaz a Checo de clavársele por la izquierda, pero el tapatío le pasó a un lado como Miura y él ni siquiera traía capote.

Para que me entiendan lo complicado que es rebasar con autos de Fórmula Uno en una pista callejera tan angosta y sinuosa, les diré que el tricampeón de la F1, Nelson Piquet, describió la experiencia de correr en el Principado, como "andar en bicicleta en la sala de tu casa", pero yo le agregaría como en una casa de interés social, de esas de 40 metros cuadrados.

Lo que hizo Pérez lo convirtió a partir de ese momento en el hombre de la carrera. En la comidilla de los comentarios de televisión y el seguimiento de las cámaras. Y lo fue más cuando le aplicó la misma "chicanada" –por aquello de la chicana—o "checanada" –por aquello de Checo—al orgulloso y laureado español, Fernando Alonso. Habría que rebautizar a esa chicana como la "checana".

La F1, he de decirles, es una gran telenovela con un guión perfecto, porque mientras los pilotos corren en la pista, sus conversaciones por radio con los equipos se escuchan en transmisión mundial, y eso provoca la reacción inmediata del fanático, como cuando la villana besa al novio de la sufrida protagonista en un teledramón la estilo mexicano.

Luego vino un tremendo choque provocado por el novato Max Chilton, quien se sintió diseñador de pistas y utilizó a Pastor Maldonado para cambiar el ángulo de una pared. Una maniobra peligrosa de la cual, afortunadamente el venezolano salió ileso. Otro ingrediente al drama, el accidente y el temor por su protagonista.

El trancazo provocó que se parara el GP, algo que sólo ha ocurrido seis veces en la historia.

Fue curioso ver a los pilotos fuera de sus autos a media carrera. Era como si la telenovela se hubiera ido a comerciales y pudiéramos ver lo que pasa tras bambalinas en el set. También hay quien dice que la detención fue para que Jenson Button tomará unas cucharadas de Pepto Bismol, por las agruras provocadas por su coequipero mexicano.

Se rearrancó, pero a cada rato salía el Safety Car, tanto que hubo momentos en los que creí que quien lo conducía pretendía recibir la bandera a cuadros. Después de Rosberg, el Safety Car fue el auto que más vueltas dio como líder.

En ese segundo 'stint', el protagonista, el "muchacho chicho" era Checo, porque el dominio adelante de Rosberg era enorme, pero el drama estaba en la lucha por el quinto lugar. Pero de pronto se convirtió en el Cruella de Ville, en Catalina Creel, en Enrique de Martino: el malo.

Kimi Raikkonen comenzó a sentir que Checo le hablaba al oído y espetó por radio: "Este idiota trata de pegarme. Quiere arruinar mi carrera". El "Iceman" se calentó, puede ser con razón, pero el lenguaje de microbusero traía carga emocional.

Luego en la vuelta 70, Checo le busca aplicar el mismo rebase que a Button y que a Alonso. Kimi cambia su línea de carrera, a mi juicio, y le cierra la puerta en las narices a Checo.

El choque fue de nefastas consecuencias. Checo abandonó, según se dijo por sobrecalentamiento de frenos, y Kimi entró a pits, sobrecalentado por el contacto, y apenas terminó décimo cuando iba en quinto lugar.

Lo mejor vino después de la carrera. Checo dijo que la culpa fue de Kimi y el finlandés que "alguien debería pegarle en la cara" a Checo para que aprenda.

Alonso le hizo segunda, y casi como niño burlón, se alegró del abandono de Pérez y dijo que ojalá le sirva de lección (sólo le faltó decir al final "yiyi, lero-lero").

Se puede decir misa, pero todo lo que pasó dio un interés mayor al que provocaba un desfile sin rebases que era la carrera sin Checo, y hay que decirlo, otro que fue protagonista es Adrian Sutil, quien también puso un rebase que avergonzó a Alonso en la horquilla.

Les aseguró que si a alguien quiere hoy Bernie Ecclestone es a Checo, porque ese rating se va a convertir en más dólares para su bolsa.

¿Quién tuvo la culpa en el choque Checo-Kimi? Sin pretender hacerle al ajustador de seguros, creo que Pérez fue demasiado optimista la pensar que Raikkonen dejaría espacio aunque ya le hubiera ganado la posición, pero Checo debe tomar riesgos, para eso es piloto, y la única manera que tiene de conocer los límites un piloto es excediéndose en los riesgos.

"El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría", dijo William Blake, y así pasa en un auto de carreras.

Luego, Raikkonen claramente desvía su línea de carrera. En fin cosas de carreras, las cosas que hacen que las carreras nos gusten, no lo digo por los contactos, lo digo por la lucha y el hambre de pasar al de enfrente.

Con esto Checo se va formando una reputación en la F1. Para bien es el "malo", porque mil veces mejor ser temido que ser conocido por tibio.

¿Creen que Button, Kimi y Alonso sentirán la misma calma cuando vean detrás de ellos a Webber que a Pérez? "No me respetes, que con el miedo que me tengas me basta", será el lema.

Evidentemente no puede pasarse los estándares de seguridad común ni el deportivismo, pero en las carreras en la búsqueda legítima de rebasar al de enfrente, de repente hay golpes no deseados como los hubo el domingo.

Lo negativo es que por mucho que des un carrerón, si no terminas la prueba entre los 10 primeros no hay puntos, y más allá del anecdotario, tus grandes rebases no dan unidades y sin unidades no hay títulos, ni contratos ni nada. Necesita ese justo medio, pero lo está buscando.

De ahora en adelante, la reputación de Checo para los que no lo quieren será la del villano, pero también se forja una reputación de piloto de grandes rebases, grandes manos y unos pantalones donde no cabe el valor que tiene el muchacho en el cuerpo.

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