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Super Bowl XXXV: Defensiva pura

Jamal Lewis fue de los pocos hombres a la ofensiva que logró destacar al conseguir más de 100 yardas AP

MÉXICO -- En apenas su quinta temporada bajo el mote de Baltimore Ravens, el equipo de Brian Billick debutaba en el Super Bowl y lo haría frente a unos New York Giants que habían tardado 10 años en regresar a estas instancias y precisamente su viaje anterior había sido a Tampa Bay, pero ahora jugarían en un recinto que recibía por vez primera el Vince Lombardi, el Raymond James Stadium.

Con una de las mejores defensivas que la NFL ha visto en su historia, comandada por el apoyador Ray Lewis, los Ravens llegaban como favoritos a este partido ante unos New York Giants que también presumían de una gran defensiva, pero lejos de la de su oponente. De manera combinada durante los playoffs sólo aceptaron 26 puntos en cinco partidos previo a encontrarse en el Super Bowl.

Bajo un staff defensivo que incluía a actuales entrenadores en jefe como Marvin Lewis, Rex Ryan y Jack del Rio, la defensiva numero uno de la liga dejó en claro cuál era su sello, al ser capaces de contener a la ofensivas rivales en menos de mil yardas por tierra durante toda la temporada y sólo permitieron cinco anotaciones por esta vía.

Por su parte, el equipo neoyorquino contaba con un ataque terrestre poderoso en las figuras de Ron Dayne, quien había conseguido 770 yardas, y Tiki Barber, quien superó las mil yardas, además de combinarse para 13 anotaciones, mientras que sus mejores receptores habían sido Ike Hilliard y Amani Toomer.

La tendencia en el Super Bowl no cambió. La defensiva de Baltimore brindó un soberbio espectáculo al capturar en cuatro ocasiones a Kerry Collins, al tiempo que lo forzaron a cometer cuatro entregas de balón y fueron capaces de limitar a la ofensiva neoyorquina a sólo 152 yardas, aunque ellos tampoco pueden presumir de grandes números al conseguir 244.

Los Ravens tuvieron completo dominio del partido desde el primer cuarto con el pase de 38 yardas de Trent Dilfer a Brandon Stokley, siendo la única anotación de la primera mitad, aunado al gol de campo de Matt Stover; en la segunda mitad ambos equipos intercambiaron regresos de patada hasta las diagonales pero la ofensiva de los Giants nunca logró carburar para terminar con el descalabro 34-7.

El apoyador Ray Lewis, quien había vivido una temporada de ensueño, concluyó este año con broche de oro al ser nombrado el Jugador Más Valioso pese a que sus números no fueron espectaculares (tres tacleadas y cuatro pases defendidos), no obstante fue apenas el segundo apoyador en la historia en conseguirlo al seguir los pasos de Chuck Howley (con los Dallas Cowboys en el Super Bowl V).

El Super Bowl XXXV tuvo entre sus filas a tres actuales miembros del Salón de la Fama, todos ellos de los Ravens: Jonathan Ogden, Shannon Sharpe y Rod Woodson.