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El Pequeño Pedro

Si algún jugador está predispuesto a tener problemas de identidad, ese sería Edinson Vólquez. Con el pasar de los años, le han puesto dos lugares de nacimiento diferentes en su tarjeta de pelotero y su nombre ha cambiado de Julio Reyes a Edison Vólquez, llegando finalmente a su nombre actual, Edinson.

"Creemos que su edad es la correcta," dijo en broma uno de sus agentes, Bill Shupper.

Hay un nombre que tiene más significado para él. Es el apodo de que Vólquez se siente más orgulloso: "Pedrito".

Vólquez fue apodado de esa manera en su natal República Dominicana, y se convirtió en parte de su biografía. Para un joven que tenía como su ídolo a su compatriota Pedro Martinez, no había halago más grande.

"Él adora a Pedro," dijo su compañero de equipo Francisco Cordero. "Él ve a Pedro como un dios. No está tratando de de ser como Pedro, y lo mejor es que no está tratando de imitarlo. Sólo está tratando de hacer su trabajo."

Y hasta el momento en esta temporada, Vólquez, de 24 años, lo ha hecho mejor que casi todos los demás. Hasta el lunes, Vólquez tenía marca de 5-1 y andaba de líder en la Liga Nacional en efectividad (1.06) y empatado en el segundo puesto en ponches (52). Todo esto por un jugador que ni siquiera tenía un puesto garantizado en la rotación de los Rojos cuando fue cambiado por los Vigilantes junto con el lanzador Danny Herrera en este invierno por el jardinero Josh Hamilton.

Pero Vólquez se ganó un puesto con una primavera estelar y hasta el momento ha sido uno de los puntos más brillantes de los sotaneros Rojos. Incluso fue mejor que su compañero Johnny Cueto, de quien algunos compañeros y escuchas han dicho que tiene mejor repertorio y quien fue la sensación del entrenamiento primaveral.

"Me siento muy contento por él," dijo el gerente de los Vigilantes de Texas Jon Daniels, quien hizo el cambio. "Es una persona sobresaliente. Es más fácil de mirarlo [debido] a lo que Josh ha hecho por nosotros."

El cambio ha resultado bueno, con Hamilton liderando la Liga Americana en impulsadas (39) y entre los primerso 15 en promedio de bateo (.303) hasta el lunes. Pero los Rojos obtuvieron un joven abridor con futuro ilimitado.

"No sé como decirlo, pero lo voy a decir: los Vigilantes de Texas cometieron un error al cambiarlo," dijo Cordero, el cerrador de los Rojos que en algún momento también salió de Texas vía cambio. "No sé si la gente sabe que Texas no es un lugar donde los lanzadores agentes libres van a ir. Si tienes muchos peloteros que son jóvenes y buenos, no los debes dejar ir."

En una cena reciente entre Paul Bako de los Rojos, Scott Hatteberg y Josh Fogg, los jugadores discutían sobre cómo Cueto y Vólquez han pasado prácticamente desapercibidos.

"Si estuvieran en Nueva York o Boston," dijo el receptor Bako, "sus nombres serían unas marcas reconocidas."

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El pedazo de papel tenía más de una docena de reglas detalladas, y a Vólquez se le pidió que lo firmará en la primavera del año pasado, accediendo a las condiciones durante su estancia en las ligas menores. Bajar de las mayores al equipo Clase A Alta en Bakersfield fue algo desmoralizante y un largo trecho desde que Vólquez fue seleccionado como el prospecto No. 1 de los Vigilantes por la revista Baseball América en 2006.

Los Vigilantes estaban frustrados por lo que percibían que era una falta de enfoque de Vólquez. No tenía ninguna clase de rutina; entre aperturas se sentaba en la banca luciendo desinteresado sobre lo que pasaba en el terreno. Se vestía con pantalones anchos, su camisa por fuera y su sombrero por encima de sus trenzas. En la mente de los directivos de los Vigilantes, no estaba actuando como un profesional.

Y ciertamente no estaba lanzando como uno; Vólquez venía de una temporada 2006 en la que su récord se estrelló a un 1-11 con efectividad de 9.20. Desde el 1900, ningún lanzador con al menos 10 aperturas en su carrera ha terminado con efectividad por encima de las nueve carreras.

"Queriamos que tomara su habilidad y la trasladara a ser todo un profesional," dijo Daniels. "Estaba en una encrucijada en su carrera."

Mario Soto, un ex lanzador dominicano quien se encuentra en el Salón de la Fama de los Rojos, ha aconsejado tanto a Cueto cómo a Vólquez. Piensa que Vólquez fue llevado demasiado rápido a las mayores, y no pudo ajustarse.

"Su cabeza se agrandó," dijo Soto, quien encabeza las operaciones de Cincinnati en RD. "No todo el mundo está preparado para eso."

Los Vigilantes se reunieron con Vólquez a mediados de marzo de 2007, delineándole un plan de desarrollo. Comenzaría la temporada en Clase A. Y se movería al próximo nivel si cumplía con ciertos requerimientos.

"Estaba molesto," dijo Vólquez sobre la decisión de ser bajado.

Y es fácil el ver la razón. Entre las reglas que tenía que seguir estaban:

• Entrar y salir del terreno en 12 segundos o menos.

• En los días que le tocara lanzar, sólo podía hablar con su receptor, con el mánager y con el coach de pitcheo.

• Escribir un plan para los nueve bateadores.

• Usar una navaja No. 2 cuando se rasurara su cabeza.

• Tirar strikes en su primer pitcheo en el 60 porciento de las veces.

• En el 80 porciento en conteos de 0-1 y 0-2, hacer un pitcheo de acción, o un pitcheo con propósito de calidad.

• Trazar los pitcheos en los días que no lanzaba.

• Siempre tener su camisa por dentro, y sus pantalones planchados.

Cualquier violacion a estas reglas resultaría en una multa de $250 y posible pérdida del turno en la rotación. Al principio, Vólquez estaba desalentado, entonces su actitud mejoró, y su impulso por regresar a las mayores se volvió intenso.

"Lo mejor que hice fue que nunca dejé de trabajar," dijo.

Hay un poco del humor de Vólquez en esta lección. Cuando los Vigilantes le dijeron que tenía que cortarse su preciado cabello, Vólquez fue al camerino y le preguntó a sus compañeros Vicente Padilla y Joaquín Benoit cuanto le pagarían por cortárselo. Padilla y Benoit pensaron que nunca lo haría.

La recompensa alcanzó un par de miles de dólares antes de que Vólquez la aceptara. Se afeitó la cabeza y recibió su dinero, y hasta guapo lucía, según confesó.

"Es un tipo muy inteligente," dijo Daniels. "Muy persuasivo."

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Vólquez fue firmado por Texas en 2001 a los 17 años por apenas $20,000, pero un escucha le dijo que tenía que cambiarse su nombre y quitarle año y medio a su edad real.


"Muchos jugadores en la República Dominicana se cambian el nombre," dijo Vólquez, cuyo verdadero nombre fue revelado luego de un escándalo con Inmigración en el 2003. "Si uno se quita un año, vas a recibir más dinero. Es todo por el dinero."

Se ríe. La energía de Vólquez parece sin límite, y en ocasiones es descrito como alguien de "espíritu libre" o "loco" (en el buen sentido de la palabra). Habla abiertamente y con humor, y su inglés es mejor que muchos de los jugadores que llevan más tiempo en el país. Se acercó a los Vigilantes el año pasado y les dijo que necesitaba añadir una "n" a su nombre; realmente le gustaba más el Edison, pero su verdadero nombre es Edinson. (Hasta el día de hoy sus agentes todavía le dicen Edison; sus compañeros le dicen Volkie).

Cuando se le preguntó lo que es el vivir con otro nombre, y si olvidaba cuando la gente le decía Julio, él sacude la cabeza y se sonríe.

"Estaba listo, tenía eso en mi cabeza todo el tiempo," dijo. "Algunos muchachos olvidan sus nombres. Tu les gritas 'Hey, Eddie, Eddie!' Ellos ni prestan atención ni se voltean. Pero yo estaba listo todo el tiempo."

Su personalidad, según dijo, le viene de su madre, quien fue una maestro y además trabajó con envejecientes en el hospital local. Vólquez tiene tres hermanas mayores y un hermano menos, y dijo que su padre trabajó como mecánico. A diferencia de muchos jugadores dominicanos, Vólquez creció como parte de la clase media y su primer amor fue el baloncesto. Dijo que admiraba a Michael Jordan y Kobe Bryant.

Quizás el baloncesto era su pasión, pero también lo era el ver lanzar a Pedro Martínez. Cada juego de Martínez era televisado en Santo Domingo, y los juegos eran todo un evento. Una vez que tuvo que perderse uno de esos partidos, su padre se lo grabó para que lo viera cuando regresara a la casa.

"Cuando él lanzaba" dijo Vólquez. "uno no iba a ninguna parte."

Su recuerdo favorito de Martínez es cuando el lanzador ponchó a 17 en el Yankee Stadium en 1999. Vólquez tenía 16 años en esa noche de septiembre, y estaba asombrado. Al día siguiente, tomó la portada del diario donde destacaban la hazaña y la colocó en la pared del baño. Todavía sigue allí.

Incluso Vólquez comenzó a imitar a su ídolo. Ya contaba con un cuerpo larguirucho y sus dedos largos, al igual que Martínez. Pero llevaba el cabello corto, igual que Pedro. Si Pedro llevaba el cabello largo, Volkie lo tenía igual.

Y por supuesto, el cambio se convirtió en el mejor lanzamiento de Vólquez; ahora lo lanza con velocidad de entre 80-85 mph mientras su pelota rápida llega entre 94 y 97 mph. No ha permitido más de una carrera limpia en cada una de sus seis salidas, y lo ha hecho en un estadio de bateadores. Bako dice que Vólquez es un lanzador de poder que hace cuatro pitcheos para strikes, con un buen slider y curva.

"Es una combinación bien rara el tener cuatro lanzamientos buenos," dijo Bako. "Puede sacar de out a los bateadores con los cuatro lanzamientos en cualquier momento."

Lenny Strelitz fue un lanzador de liga menor y ex director de escuchas para los Vigilantes antes de convertirse en agente. Él y Shupper representan a Vólquez, y Strelitz le da crédito a Bako por guiar a Vólquez. Strelitz además piensa que la habilidad de Vólquez de lanzar todos sus pitcheos con el mismo movimiento consistente de su brazo ha impedido que los bateadores puedan distinguir la diferencia entre su bola rápida y su cambio.

"No puedes saber su velocidad de brazo," dijo Jeff Brantley, un ex lanzador ligamayorista y actual miembro del equipo de transmisiones de los Rojos. "Hay que mirar a la pistola de radar. Yo nunca tuve que hacer eso. Así de bueno es.

"Yo cuando Pedro está tirando el cambio."

Volquez emuló el agarre del cambio de Martínez y estaba feliz de poder transmitir su conocimiento.

Fue en un restaurante Denny's en abril del 2005 cuando Vólquez y sus agentes salieron a comer con un lanzador de escuela superior llamado Ryan Tucker. Sentado en la mesa, Vólquez le demostró a Tucker cómo era el agarre del cambio. Tucker, quien dos meses más tarde fue seleccionado en el turno 35 en el sorteo de novatos por los Marlins, comenzó a usar dicho agarre y ahora se encuentra entre los líderes en efectividad en la Liga del Sur Doble-A con promedio de 0.97.

Al serle preguntado lo que admiraba más sobre Martínez, Vólquez pausó y se llevó su mano a su barbilla. Su respuesta fue lenta y suave, pero no fue sorpresa lo que dijo.

"Hmmmmm," dijo el "Pequeño Pedro", con una sonrisa en sus labios. "El cambio."

Amy K. Nelson es reportera de ESPN.com. Su correo electrónico es amy.k.nelson@espn3.com.