<
>

La necesidad tiene cara de hereje

Jodie Meeks: sale de oro en la temporada baja Jesse D. Garrabrant/NBAE/Getty Images

El comienzo de la agencia libre de la NBA siempre es un momento complicado.

Más de la mitad de los equipos quedaron eliminados a mediados de abril, dándoles alrededor de dos meses y medio para evaluar sus plantillas, hacer los cambios necesarios y establecer un plan de ruta de cara a la temporada.

Otros, los equipos de playoffs, tiene variadas cantidades de tiempo, y muchos suelen caer en la ilusión óptica de que están mucho más cerca de pelear por el título que lo que la realidad indica.

Un último grupo, aquellos que acabaron definiendo las últimas instancias, tuvieron menos tiempo pero, a causa de los resultados, tendrán menos facetas para corregir, ya que la historia suele apuntar a que la continuidad va de la mano con los logros.

Esto, sin embargo, no inmuniza a ninguno de cometer errores garrafales verano tras verano. Nadie está a salvo, y por más que nadie tampoco inventó hasta ahora la bola de cristal, la poca visión y la falta de comprensión de las reglas de juego termina condenando a muchos a la mediocridad. No por nada San Antonio Spurs, Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers (incluso Miami Heat una vez que esté todo dicho), acabarán manteniendo gran parte de sus plantillas.

Para los demás, la agencia libre es un arma de doble filo que siempre termina lastimándolos, y perpetuando el dominio de los de arriba. Los ricos se enriquecen, y los demás se lamentan.

El nuevo convenio laboral generó una nueva vorágine, protegiendo a los equipos de ellos mismos y sus impulsos, y generando que la nueva norma sea una de contratos cortos y muchos equipos con libertad salarial. Esto, a pesar de todo, no evita que siempre veamos una serie de decisiones inentendibles, ya sea por montos, momentos o estilos. El martes no fue la elección, y los primeros anuncios de acuerdos ya dan de que hablar.

Tomemos el caso de Jodie Meeks, por ejemplo. El ex escolta de Los Angeles Lakers creció muchísimo como jugador en su paso por el sur de California. Tras llegar a la liga como un gran anotador (metió 54 una vez en Kentucky), su estadía como lagunero lo vio convertirse en un adecuado manejador de la bola, un defensor atento, capaz y efectivo, y además disparó 40.1 por ciento en casi 5.2 intentos de triple por noche.

Esos números tienen valor en sí, sobre todo cuando se trata de un jugador que, a sus 26 años, estaría entrando a la cumbre de su carrera.

Aparentemente los Detroit Pistons se enamoraron de eso y le prometieron un contrato de tres temporadas y $19.5 millones. En dos palabras: una locura.

Está claro que cualquier equipo que cuenta con Andre Drummond, Greg Monroe, Josh Smith y Brandon Jennings necesita francotiradores como agua en el desierto. Sin embargo, la llegada de Meeks demuestra una importante falta de confianza en Kentavious Caldwell-Pope, su selección de lotería en 2013. Por ese precio Meeks deberá ser titular y ser capaz de replicar los 15.7 puntos que promedió con los Lakers pero con un volumen menor de tiros y en un equipo que intentará clasificar a los playoffs.

Precisamente el precio es el mayor problema. La cantidad de equipos con espacio salarial es vasta, por lo que el escolta seguramente iba a ser capaz de encontrar un decente contrato multianual una vez que se resolvieran los futuros de Carmelo Anthony, el Big 3 de Miami, Kyle Lowry, Pau Gasol, Lance Stephenson y un puñado más de jugadores de elite.

Sin embargo, Stan Van Gundy, en un rol que nunca ejerció (el de presidente de operaciones de baloncesto), decidió que era una movida inteligente atarse a Meeks por un valor más alto de lo que indica el sentido común.

Si alguien le hubiera dado a Meeks la excepción de salario mínimo, hoy estaría escribiendo lo mismo. Los Pistons, sin embargo, decidieron pagarle aún más, en una movida que tiene muy poco sentido. ¿Entienden en Detroit los puntos básicos de la teoría de oferta y demanda? ¿Quiénes eran sus competidores el 1 de julio, o incluso el 15 de julio, por los servicios de Meeks? ¿Cuánto podían los demás ofrecerle?

Todo eso tendrá que explicarle Van Gundy a sus fanáticos cuando vean que Meeks es la gran incorporación de un verano en el que Stephenson, Gordon Hayward, Chandler Parsons, Luol Deng y Avery Bradley estaban disponibles por el precio adecuado. Ni hablar de cuando tengan que prescindir de Monroe (este verano o en el futuro cercano) o hipotecar el futuro para sacarse de encima Smith y/o Jennings, todo con tal de evitar el temible impuesto al lujo.

Esto recién empieza, y los Pistons se mantienen activos, con reportes de una oferta de $8 millones por temporada al diminutivo Isaiah Thomas, y rumores de un posible canje con los Sacramento Kings.

Lo que está claro es que este tipo de decisiones se seguirán repitiendo. Después de todo, la necesidad siempre tiene cara de hereje.