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Inmejorable inicio de Phil en Knicks

Para Phil Jackson, el primer objetivo está cumplido.

Su llegada, que se dio entre bombos y platillos, marcó el comienzo de una nueva era en los New York Knicks, pero más de uno era escéptico a la hora de predecir su influencia como directivo.

Sin embargo, el sábado por la tarde el Zen Master se aseguró la firma de Carmelo Anthony, y con eso la piedra angular de un proyecto que recién empieza a echar raíces.

Con Melo, Derek Fisher tendrá al punto focal de su ofensiva, un veterano en la cumbre de su carrera capaz de ganar partidos por sí solo, y además un imán para futuros agentes libres una vez que los neoyorquinos salgan de la cárcel salarial en la que se encuentran.

Su contrato es exagerado, teniendo en cuenta los parámetros restrictivos del convenio laboral, pero es un mal necesario que precede a otras transacciones que deberán ser realizadas con más cautela. Su presencia era primordial para evitar lanzarse a una profunda restructuración, algo que es palabra prohibida en los ojos de James Dolan.

Por eso, con Carmelo la cosa cambia, y en la pútrida Conferencia Este, los Knicks se encaminan hacia un año de estabilidad (¿se acordarán de eso en Nueva York?), que llegará de la mano de una medida dosis de éxitos.

El crédito es todo para Jackson, más allá de que las bizarras circunstancias de la agencia libre, y el tiempo que se tomó LeBron James para decidir su vuelta a casa, hayan dejado a Anthony casi sin opciones. El alero (ahora delantero) esperó tanto que, al final, la única opción válida era aceptar los dólares de Cablevisión y encadenarse a Jackson y su fuente de sabiduría eterna.

El proyecto, aún en sus primeras etapas, se va tornando interesante. Jackson acertó en convertir al frecuentemente lesionado Tyson Chandler en dos piezas para la rotación de Fisher. José Calderón es el tipo de armador con puntería que requiere el triángulo, mientras que Samuel Dalembert aportará altura, bloqueo y defensa, así sea a cuentagotas. El hecho de que se hayan purgado del contrato de Raymond Felton hace que ese canje se vea cada día más favorable.

Echando un vistazo a la alineación que se proyecta, los Knicks probablemente sean un equipo de playoffs. Calderón seguramente estará acompañado por J.R. Smith e Iman Shumpert en el perímetro, con Anthony y el mencionado Dalembert en la delantera. El resto de la rotación incluye veteranos (Amar'e Stoudemire, Pablo Prigioni y Andre Bargnani) y jóvenes promesas (Tim Hardaway Jr., Shane Larkin, Wayne Ellington y Cleanthony Early), con una mezcla interesante de atletismo, sabiduría y puntería exterior.

Todo esto para realizar la dulce espera hacia el verano de 2015, cuando los Knicks volverán a tener espacio salarial para salir a cortejar agentes libres de calidad. Allí, una vez que los contratos de Bargnani y Stoudamire expiren, podrán salir al mercado a buscar una estrella, o alguna combinación de jugadores de relieve para reforzar el proyecto.

Entre los nombres que estarían disponibles, por ahora, se encuentran Kevin Love, Rajon Rondo, Paul Millsap, LaMarcus Aldridge, Carlos Boozer, DeAndre Jordan, Marc Gasol, Goran Dragic, Rudy Gay y el Big 3 de San Antonio Spurs. Mucho puede cambiar en 12 meses, pero de esa lista se vislumbra potable a la hora de recargar la nómina.

Los Knicks además tendrán su selección propia de primera ronda en 2015, por lo que podrán sumar una nueva pieza al rompecabezas.

La clave, como siempre (y como nunca en la Gran Manzana), estará en la paciencia.

Nueva York va por el buen camino, uno en el que serán relativamente competitivos esta temporada, y podrán dar un paso al frente la próxima.