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Las claves de la final despareja

NUEVA YORK (Enviado especial) -- Una final inédita, la primera de Grand Slam para ambos y la primera entre ellos en un torneo en general, que resultó casi un monólogo de Marin Cilic. Con potencia y determinación, el croata fue demasiado para Kei Nishikori, que se vio desbordado en todo momento y el triple 6-3 fue el más claro ejemplo. Así, el nuevo campeón del US Open se convirtió en el primero de su país en obtener un 'Major' desde que se impuso Goran Ivanisevic, su actual coach, en Wimbledon 2001.

Aquí, el repaso de ESPNtenis.com, desde el estadio, de las claves del triunfo de Cilic frente al japonés, en un partido sorpresivo para muchos, ya que el europeo jamás bajó su alto nivel y frenó cualquier intento de recuperación del nipón:

La decisión de ser agresivo y su presencia fueron los principales argumentos de Cilic para concretar la mayor hazaña de su carrera. El croata fue implacable casi de principio a fin, lanzó tiros tremendos con su derecha y fue el aspecto mental el clave de su éxito. Porque empezó a pleno, como si hubiera sido una continuación de sus victorias sobre Tomas Berdych en cuartos de final y contra Roger Federer en semifinales. Si bien fue el debut de los dos en una final de un supertorneo, el europeo dejó en claro haber sido el mejor por su audacia para arriesgar y no dudar. Nunca le tembló el pulso y tuvo mucho aplomo.

Pese a que estaba 2-5 en los duelos contra Nishikori, el ganador salió a la cancha decidido y sus golpes letales, los que volvieron a hacer la diferencia, fueron su saque y su drive. Cuando a Cilic le funcionan muy bien sus dos principales armas, las que marcan su termómetro, es cosa seria. Con la derecha viene siendo mucho más regular y la mejoró mucho con el aporte de Ivanisevic, con un movimiento más corto en el swing. El croata había llegado a la final con 81 aces en sus seis victorias previas y el 83% de los puntos ganados con su primer servicio y en esta definición conectó otros 17 puntos directos de saque y logró el 80% de lo que jugó con el primer intento. Además, duplicó en winners al nipón, con 38 frente a 19.

El ítem físico también le jugó a favor a Cilic, quien había cedido tres sets hasta meterse en la definición, dos contra Gilles Simon y uno ante Kevin Anderson, pero en los triunfos más recientes, sobre Berdych y Federer, se impuso en tres parciales. Por el contrario, Nishikori había arribado tras entregar cinco sets, dos con Milos Raonic y dos con Stan Wawrinka y uno ante Novak Djokovic, con el plus de que fueron en sus tres partidos más recientes. En la cancha se notó una mayor soltura por parte del croata, imponiendo su potencia física, pegando duro y provocándole una presión constante a su adversario. La profundidad de los tiros del ganador casi no le dieron oxígeno ni la chance de ganar metros en la cancha al asiático.

Otro punto clave de la amplia diferencia entre ambos fue que Cilic no tuvo dudas cuando sacó ventajas. Es decir, quebró en el sexto juego del set inicial para 4-2 y supo mantenerse firme para llevarse ese capítulo. En el siguiente consiguió una rotura en el tercer game y después concretó otro en el séptimo; pese a la recuperación de un juego por parte de Nishikori, otra vez le dio la estocada el croata con un quiebre en el noveno para sacar una ventaja casi decisiva. Y fue, minutos después, realmente definitoria, con la rotura en el cuarto game del tercer parcial. La frutilla del postre, en este contexto, la marcó el séptimo juego, porque el ganador sirvió 15-40, levantó en total tres break-points y terminó sosteniendo su servicio con autoridad. Fue el golpe de gracia que le faltaba darle a su rival, al que dejó totalmente decepcionado. Y llegó el desahogo del croata, un campeón muy merecido, que fue literalmente demoledor.