Damián Didonato 9y

La hora de dar el salto

BUENOS AIRES -- El gran debut frente a Australia en Cuiabá, la histórica victoria sobre España, el gol de Alexis Sánchez contra Brasil, el increíble travesaño de Mauricio Pinilla y la definición por penales en el estadio Mineirao ya son parte del pasado. La Selección de Chile vivió una Copa del Mundo 2014 que será imposible de olvidar. Porque tuvo momentos hermosos y también porque dejó enseñanzas que servirán en el futuro. Un futuro que se presenta brillante para una generación que ya le dio mucho a la Roja pero que puede darle más. Éste es el momento de dar un paso más al frente. El paso definitivo.

Desde la llegada de Marcelo Bielsa en 2007, el Seleccionado chileno no hizo más que crecer. Las pésimas campañas en las Eliminatorias para los Mundiales 2002 y 2006 obligaban a un cambio profundo en todas las estructuras del fútbol chileno. Para eso llegó el entrenador argentino, el único capaz de liderar una verdadera revolución. Con Bielsa, el equipo encontró identidad y las Selecciones nacionales dejaron atrás la desorganización de otros tiempos. Tras una buena actuación en Sudáfrica 2010, Bielsa siguió los pasos de Harold Mayne-Nicholls y dejó su cargo. Pero el trabajo ya estaba hecho. Desde el predio de Pinto Durán hasta la mentalidad del futbolista chileno. Ya todo era diferente.

El paso de Claudio Borghi no fue bueno, pero la Roja no se movió de ese lugar de privilegio, pese a algunos malos resultados, se mantuvo entre los mejores del continente y no perdió el respeto. Entonces, el arribo de Jorge Sampaoli sirvió para solidificar ese crecimiento. La Roja se reencontró con su fútbol y hasta por momentos el juego fue muy superior al mostrado en el ciclo de Marcelo Bielsa. De hecho, la actuación en la Copa del Mundo fue la mejor desde el tercer puesto de 1962 y si el disparo de Pinilla hubiera ido dos centímetros más abajo, todavía se estaría hablando de uno de los resultados más sorprendentes de todos los tiempos.

Lo realizado en Brasil no hace más que subrayar una idea que ya estaba instalada: el fútbol chileno está listo para dar el gran paso. El trabajo está hecho, los jugadores tienen el nivel necesario, la identidad está firme, las derrotas ya forjaron el carácter y hay una base sólida en todo sentido. Ahora, llegó el momento de conseguir un resultado que le dé sentido a todo. Estuvo a punto de suceder en el Mundial, pero el destino fue esquivo. La oportunidad es clara: la Copa América en casa. Hacía allí está apuntando la Roja.

Los 23 futbolistas del plantel que disputó el Mundial están en condiciones de jugar la Copa América. De hecho, todos tienen edad como para estar en Rusia 2018, excepto, quizás, Esteban Paredes -llegaría con 37 años-. Entonces, la principal tarea del cuerpo técnico será encontrar jugadores para reforzar esa base. Para últimos los amistosos, Sampaoli convocó casi a los mismos nombres que estuvieron en el campeonato del mundo. Y ellos serán los que buscarán levantar el trofeo más importante del continente en Santiago el próximo 4 de julio. Porque esa debe ser la única meta de la Selección de Chile.

Durante décadas, el fútbol chileno tuvo un papel testimonial en Sudamérica. Desde aquella histórica actuación en 1962, sólo había clasificado a tres Mundiales hasta 2010 y jamás lo había hecho en dos ocasiones consecutivas. Ahora no sólo lo consiguió, sino que en ambas superó la primera fase. Es el mejor momento de la historia de la Roja. Y se consiguió gracias a un trabajo a conciencia, serio y eficaz. Lo único que le falta a esta nueva era es un título. Y es además lo que merece esta generación que nació en el Mundial sub 20 2007.

Chile disputó la final continental en cuatro ocasiones y siempre la perdió. La última vez fue hace casi treinta años: en 1987, cuando consiguió una impresionante goleada 4-0 sobre Brasil en Argentina. Es decir, que este certamen siempre fue un dolor de cabeza para la Roja. Por eso debe prepararse mejor que nunca. Y la mejor forma de hacerlo es continuar con esta manera de trabajo que la llevó hasta este lugar. Mantener los métodos, las formas y, sobre todo, el estilo de juego. Porque hay pocas cosas más difíciles en el fútbol que lograr tener una identidad.

Todos sabemos cómo va a jugar la Selección chilena. Sabemos que buscará atacar por los costados con Isla y Mena, que intentará salir rápido de contraataque, que desnivelará con el talento individual de Alexis Sánchez, que presentará un mediocampo combativo pero también veloz, que puede jugar con línea de tres o de cuatro en el fondo, que tiene un arquero de nivel internacional. Además, tener un plantel que se conoce a la perfección, que sabe cuáles son sus defectos y sus virtudes, es algo trascedental en este tipo de torneos.

Sin dudas, el trabajo que está realizando Hugo Tocalli en los Seleccionados juveniles será clave en el futuro cercano. Jugadores como Rodrigo Echeverría, Pablo Galdames, Bryan Carvallo y Rodrigo Linares pueden tener su oportunidad de dar el salto en cualquier momento, como ya lo hizo Enzo Roco. Sampaoli siempre está pendiente de los futbolistas jóvenes y no sería llamativo ver algunos sub 20 en las próximas convocatorias.

Es decir, que está todo dado para que Chile sea protagonista de "su Copa América". Es cierto que será muy complicado. Porque Argentina y Brasil llegan con ganas de revancha, Colombia tiene un equipo de primer nivel, México siempre es peligroso, Uruguay crece en las difíciles, Paraguay busca renacer y Costa Rica fue la revelación del Mundial. Será un campeonato imperdible. Y Chile quiere, de una vez por todas, subirse a lo más alto.

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