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Scola, decisión en la madurez

Luis Scola será agente libre por primera vez tras ocho años en la NBA. Andy Lyons/Getty Images

LOS ÁNGELES -- Luis Scola es uno de esos jugadores que emanan básquetbol por todos y cada uno de sus poros. Lo suyo es una cuestión de equilibrio. El balance entre su intelecto y su talento se ve reflejado en un compromiso con el deporte, ése que le lleva a estar un paso por delante de la media de los jugadores. Esto se percibe en su juego pero también en su conversación. Cuando se habla de baloncesto con él, muestra una coherencia vestida de argumentos realistas. Scola tiene los pies en el suelo y es imposible llevarle al terreno de una realidad probable cuando el saco de las probabilidades está tan lleno.

Con 34 años de edad, el internacional argentino se enfrenta a su último año de contrato con Indiana Pacers. Por primera vez en su carrera en la NBA, tendrá la capacidad de decidir qué será de su futuro, cuál será el próximo paso a dar (lo hará cuando haya cumplido los 35 años de edad). Las opciones son tantas que la sensación que transmite el jugador es que el largo plazo no le importa. Está concentrado en el presente pero no deja de lado su capacidad reflexiva. Con la entrada del nuevo año todo vale cuando se habla de su futuro dentro de un marco cristalino: su deseo es el de jugar al máximo nivel que sus posibilidades le permitan, eso sí, siempre y cuando no se apague la llama, el interés por un deporte que es capaz de adorar desde todos los planos posibles. Porque Scola es jugador profesional, estadista y aficionado acérrimo.

"Me gustaría jugar al máximo nivel lo máximo posible, hasta que pueda", afirmó el domingo, antes de la derrota ante Los Angeles Lakers. "Llegará un momento en el cual no pueda jugar más al máximo nivel y en ese momento analizaré si tengo ganas de seguir compitiendo. Buscaré el segundo máximo nivel en el cual sea capaz, o el tercero, o el cuarto, o cual sea que califique para jugar si es que todavía tengo ganas de jugar. Si ya no tengo más ganas, no lo haré. Mientras pueda, trataré de jugar en el máximo nivel posible, mientras mis cualidades me lo permitan", señaló.

SIN CONTROL DE SU FUTURO

Scola acumula 17 años como jugador profesional y está viviendo su octavo en Estados Unidos. El único momento en que decidió dónde jugar fue cuando partió a España, para ingresar en las filas del Saski Baskonia (Tau Cerámica y actualmente Laboral Kutxa). Antes de ganarlo todo en Vitoria (una liga ACB en 2002, tres Copas del Rey en 2002, 2004 y 2006, y tres Supercopas de España en 2005, 2006 y 2007, además de que jugó una final de la Euroliga y tres Final Fours seguidas), fue cedido al Gijón Baloncesto, donde contribuyó sobremanera para ascender al equipo a Primera División.

Desde aquel momento, su carrera siempre dependió de las decisiones de otros. Así ha sucedido desde que tenía 18 años de edad. Luego fue seleccionado por San Antonio Spurs, quienes le traspasaron a Houston Rockets en 2007. Los texanos utilizaron la cláusula de amnistía en 2012 y Phoenix Suns reclamó al jugador. Un año después, la franquicia de Arizona le traspasó a los Pacers por Gerald Green, Miles Plumlee y una selección de primera ronda del draft. Por primera vez, Scola será agente libre.

"Llega un poco tarde en mi carrera. La prioridad es ganar y estar un poco donde quiera y donde quieran que esté, o donde me quieran", el saco de las probabilidades rebosa al tiempo en que las opciones reales se van reduciendo. "Uno apunta al mayor número de cosas posible. El poder jugar en un buen equipo, poder jugar muchos minutos, el poder tener protagonismo. Después, lo que se consigue es lo que se consigue. Unas veces vas a poder jugar con un equipo que gane, otras veces vas a poder jugar muchos minutos, otras veces no vas a poder hacerlo todo junto, depende de la prioridad. Jugar muchos minutos en un equipo que pierde no tiene valor", afirmó.

ANTEPONE COMPETITIVIDAD A PARTICIPACIÓN

Scola lleva tiempo anteponiendo la competitividad a la participación. En la actualidad, mientras vive su segunda temporada en Indiana, tiene perfectamente asumido su rol de jugador de banquillo. Lo aceptó desde que el año pasado tan solo fuera titular en dos de los 82 encuentros que disputó con su equipo y después de ver que sus minutos se redujeron alrededor de 15 minutos por juego desde su titularidad indiscutible en Houston (31.3 mp en su última campaña) hasta el año pasado (17.1 mpj). En la actualidad, está participando más tiempo en la duela (21.1 mpj).

Precisamente, durante la temporada pasada y en su momento menos participativo desde que recaló en la NBA, Scola llegó más lejos que en las seis temporadas anteriores. La Final de Conferencia ante Miami Heat fueron el premio a una temporada donde los Pacers volaron alto. Precisamente gracias a esta reducción en sus minutos y por el tipo de juego que despliega el capitán de la albiceleste, su carrera podría verse alargada.

"El tipo de juego que tengo envejece bien por el hecho de que no está basado en el físico. En la NBA nada se puede proyectar a cuatro años, de esa manera es insaludable tomarlo. No suma. Con lo cual no lo tomo de esa manera. Me los tomo por ahora, hoy, esta semana, este viaje. Después, cuando termine este viaje, veremos el siguiente. Después, cuando llegue fin de año veremos qué pasa. Todavía pueden pasar cien millones de cosas diferentes", destacó.

Tampoco quiere oír hablar de prioridades. Sus veranos los dedica a competir con la selección de Argentina, algo que lleva haciendo toda su carrera. El torneo FIBA Américas, los Mundiales y los Juegos Olímpicos son una tentación difícil de dejar de lado, por eso, el pívot ni se plantea la opción de gestionar sus apariciones.

"Me ha ido bien bien jugando con la selección. Llegará un momento en el que no pueda hacer ninguna de estas cosas. Llegará un momento en que no pueda jugar", apuntó ante la pregunta de si se ha planteado en la opción de sacrificar sus apariciones internacionales.

Mientras vive los últimos años de su carrera, Scola apenas se plantea nada, porque su intelecto le mantiene pegado a su pasión y el cuerpo se lo está permitiendo. Todo llegará cuando tenga que llegar.