<
>

Gronk siempre será Gronk

GLENDALE, Arizona -- Hay ciertas personas que simplemente tienen un carisma que trasciende. El ala cerrada de los New England Patriots, Rob Gronkowski, es uno de esos seres humanos.

Sus bailes poco coordinados en discotecas, sus citas con mujeres de la industria de la pornografía, sus spikes que parecen hacer retumbar el mundo, son todos elementos que hacen al fenómeno Gronk.

Gronkowski tiene apenas 25 años y le gusta la fiesta. Él no tiene problemas en admitirlo, y lo hace con una sonrisa. Un par de años atrás, decidió comprar un autobús de una iglesia en Long Island, lo renovó y ahora utiliza a su chofer para manejarlo alrededor de la ciudad y tener sus fiestas en privado en lugar del ojo público.

Gronk se ríe y lo llama "El Autobús de los Pecadores" a la hora de describirlo.

En sus ojos, es una señal de madurez. Después de todo, no maneja bajo la influencia del alcohol y trata de evitar el acecho de los paparazzi.

Luego de pasar gran parte de las últimas dos temporadas lesionado, llama la atención que más medios no vinculen su estilo de vida con sus problemas físicos. Algunos lo hicieron, aunque fueron la minoría.

En gran parte esto se debe a que el ala cerrada de los Patriots es una persona querible. Y también a otro pequeño detalle: cuando está saludable, es el mejor ala cerrada de la NFL.

El talento y el carisma todo lo pueden, y en pocos casos es eso más verdad que con Gronk

Fueron seis las cirugías a las que debió someterse Gronkowski, aunque uno no se daría cuenta si revisa sus estadísticas.

Lo más increíble es que comenzó la temporada sin estar al 100 por ciento.No empezó a jugar sin limitaciones hasta la Semana 5, y aún así abusa de los jugadores defensivos como un hombre entre niños.

"No siempre se tienen que sacar conclusiones prematuras por el estilo de vida que lleva uno", declaró Gronkowski. "La diversión y el profesionalismo pueden convivir".

En otras palabras, Gronk está muy orgulloso del duro trabajo que empleó para poder volver al primer nivel. Nadie está más contento que su mariscal Tom Brady, que sabe que Gronkowski cambia por completo la dinámica de la ofensiva de los Patriots.

"Lo más loco es que no me sorprende que esté rindiendo así después de las lesiones", enfatizó Brady. "Tiene una energía que contagia y es uno de los seres más competitivos que conozco".

Hasta sus propios médicos se han mostrado sorprendidos por el nivel que ha exhibido Gronkowski esta temporada. Y si bien parece un niño inmaduro por momentos, no quedan dudas de que tiene el respeto de sus compañeros.

"Estamos hablando de alguien que probablemente será el mejor ala cerrada de la historia cuando se retire", declaró el esquinero Darrelle Revis. "Nadie lo puede marcar, está al nivel o mejor que los Antonio Gates y Tony González de este mundo".

El esquinero de los Seattle Seahawks, Jeremy Lane, debe haber estado tomando algo prohibido cuando dijo que "Gronkowski no es tan bueno". Al menos tendrá la oportunidad de demostrarlo el domingo cuando probablemente le toca cubrirlo en diversas ocasiones.

A fin de cuentas, Gronk es la principal diferencia de esta ofensiva con respecto a la del año anterior. Es la válvula de seguridad de Brady y es prácticamente imposible de marcar para cualquiera. Gronkowski es una bola de energía y un chico de 14 años encerrado en el cuerpo de uno de 25.

No obstante, sus actitudes de niño son tan contagiosas que hasta al entrenador en jefe Bill Belichick le saca una sonrisa de vez en cuando.

"Gronk siempre va a ser Gronk", dijo escuetamente Belichick.

Para los que lo observamos del otro lado de la pantalla, una bendición. Para sus rivales, una pesadilla. En sus ratos libres, seguirá saliendo en el "Autobús de los Pecadores", y en New England nadie le dirá nada mientras su profesionalismo siga siendo más fuerte que sus ganas de divertirse.

Rob Gronkowski sigue siendo el mismo de siempre y la fama no lo ha cambiado. Aún más importante para New England es el hecho de que Gronk ha regresado a la elite de la NFL.