<
>

Carmelo, del no a la supermotivación

La motivación era extrema. Aunque las opciones de Los Angeles Lakers y los Knicks de Nueva York durante esta insípida temporada hayan quedado reducidas a la mínima expresión, el orgullo sigue siendo una razón de peso para tratar de sacar partidos adelante. El que los neoyorkinos recibieran a sus rivales del Oeste el domingo era una fruta demasiado jugosa como para dejarla de la lado.

Finalmente la engulleron, la saborearon y pudieron darle una pequeña alegría a unos asistentes al Madison Square Garden muy exigentes que tan solo han podido disfrutar de siete victorias en su feudo esta campaña.

La motivación era extrema. Aunque se trate de dos de los equipos con peor balance de la liga hasta el momento, aunque ambas franquicias se encuentren en horas bajas, aunque urjan sendas Y es que, a pesar de los pesares, hay muchos elementos que hacían de este enfrentamiento un partido atractivo para los protagonistas y los meros observadores.

Que si Phil Jackson y Derek Fisher son parte de una organización distinta a la que les encumbró como garantes de anillos y éxitos varios. Ambos han subido un rango en sus carreras, pero las cosas no salen, el proyecto es fruto de iras por parte del respetable y desde la gerencia piensan más en las soluciones de cara a la temporada que viene que en la actual. Que si se trató de la primera vez que dos franquicias rivales se enfrentaban esta temporada, cuánta historia emanan estos partidos. Y el 'que si' más significativo: que si Carmelo Anthony se enfrentó al que podía haber sido su equipo a partir del verano pasado.

Los esfuerzos de los Lakers para contratar sus servicios fueron de lo más notorios. Trataron de encantarle con una reunión 'made in Hollywood' en la que además de sugerir que la suya era la mejor opción deportiva, hicieron todo lo posible por seducirle de una manera que sobrepasaba el interés deportivo. Se tocaron temas como las aspiraciones artísticas de La La Vázquez, su esposa, e incluso no faltó la presencia de Joel Silver, conocido productor de la industria cinematográfica y asiduo habitual a los juegos de los Lakers, quien además de grabar la reunión para un pequeño documental, también le habló de cómo es la vida de los artistas en la ciudad del celuloide.

Carmelo no picó el anzuelo y aunque agradeció el interés mostrado por la ejecutiva lagunera, optó por el mejor contrato posible: los 120 millones de dólares por cinco años más con los Knicks. Se pasó todo el verano ejercitándose en las instalaciones de UCLA en Los Ángeles y ante la pregunta de "por qué no optó por firmar con los Lakers" que le formulamos durante una práctica del Real Madrid a la que acudió como invitado, Anthony respondió con un conciso y sonriente "estoy muy bien en Nueva York". En aquel momento era difícil imaginar que su primer año tras volver a firmar con su equipo iba a ser tan complicado, tan vacío.

En el partido ante los Lakers del domingo, el jugador de sangre caribeña completó una de sus mejores actuaciones de la temporada. Además de sus 31 puntos y ocho rebotes, lo suyo fue un festival ante unos laguneros que venían de vencer a Chicago Bulls en el encuentro anterior, pero que igualmente no levantan cabeza. Anthony sacó de tripas corazón y se impuso ante aquellos que le desearon. Se motivó y abofeteó a la franquicia a la que brindó la mejor de sus negativas. El neoyorquino brilló, quizás por ser una de las únicas formas de alegría que le queden este año, quizás por necesidad o simple obligación.

No importa que el partido lo jugaran dos equipos con cara de funeral, allí estuvo Carmelo para darle algo de jugo al despropósito, para maquillar una temporada que en lo individual no está siendo tan brillante como en los dos últimos años y en lo colectivo es para olvidar. Para recordar a los Lakers quien manda en Nueva York. Carmelo les dijo 'no' durante el verano, ahora agravó el tormento de los angelinos.