Martín Urruty 9y

El mismo de ayer

Como si el tiempo no hubiese pasado, como si un punto del hilván uniera 2014 con este flamante 2015, Lewis Hamilton retomó donde había dejado. El campeón, bicampeón 2008/2014, construyó en el Gran Premio de Australia, otra vez apertura del Campeonato Mundial, un triunfo previsible desde las pruebas de pretemporada y fácilmente asequible después de haber apabullado en la clasificación. Fue de punta a punta, desde la pole a la bandera, con un giro de regalo para su compañero Nico Rosberg, que heredó el liderazgo cuando el inglés paró en boxes a cambiar neumáticos. Mercedes asoma ahora como una fuerza aún más arrolladora que el año pasado. No sólo su motor es el mejor de la Fórmula Uno, también el chasis -W06- acompaña las prestaciones del impulsor.

Si en 2014 había sido una falla zonza la que dejó a Hamilton rápidamente fuera de concurso luego de haber partido desde la pole, la confiabilidad mostrada en la pretemporada desarrollada en España -refrendada por los más de 6.100 kilómetros de pruebas en Jerez de la Frontera y Montmeló- le permitía a Mercedes encarar las calles de Albert Park aún con mayor confianza. El triunfo de Hamilton jamás estuvo en duda en Melbourne: controló el ritmo, manejó el consumo de combustible y mantuvo la elástica distancia con Rosberg en el rango de un segundo y medio.

Todo pasó detrás de los Mercedes en una carrera histórica por la menguada participación a la hora del inicio. Hacía más de 50 años que el sexagenario Campeonato Mundial no afrontaba una competencia con sólo 15 autos en la grilla. De los 20 que comparecieron en Australia, el dúo de Manor jamás arrancó: incluso tuvo que explicarles a los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil las razones de sus fallas. El equipo aún no logró hermanar un chasis 2014 modificado para este año con el motor Ferrari de la temporada pasada. De los 18 habilitados para partir, tres ni llegaron a la grilla: el finlandés Valtteri Bottas, afectado por una dolencia lumbar, no fue habilitado para correr; el motor Honda del McLaren de Kevin Magnussen, reemplazante de Fernando Alonso, feneció al salir de boxes; y Daniil Kvyat penó con la caja de su Red Bull, que falló en la vuelta previa. La anterior competencia con tan pocos autos en la grilla había sido el Gran Premio de Mónaco de 1963.

Sebastian Vettel consiguió subir al podio en su primer Gran Premio con Ferrari. El cuádruple campeón mundial combinó velocidad y precisión en el momento adecuado, y la Scuderia tuvo con él la eficiencia que le faltó para atender a Kimi Räikkönen. El alemán marchaba detrás de Felipe Massa desde el comienzo, pero aprovechó cuando el brasileño cumplió con su detención, enhebró buenos tiempos mientras Massa penaba detrás del australiano Daniel Ricciardo y, al parar, Ferrari lo devolvió adelante del Williams. En cambio, falló con Räikkönen. El finlandés había sufrido un sobresalto en la partida, en un roce con el debutante Felipe Nasr que terminó con el venezolano Pastor Maldonado fuera de pista al cabo de la segunda curva. Cuando cumplió con su primera parada perdió toda chance de pelear más cerca de su compañero Vettel: la tuerca de la rueda trasera izquierda se trabó y estuvo detenido demasiado tiempo. La prometedora remontada quedó trunca en el segundo paso por boxes: otra vez dio problemas la misma rueda y, no bien el campeón 2007 salió de boxes el equipo sospechó que el neumático había quedado mal colocado y le ordenó que detuviera la SF15T a un costado.

El inicio de temporada de Sauber resultó una película de aventuras con final feliz. Después de no haber sumado ni un punto en 2014, algo inédito desde su estreno mundialista en 1993, afrontó el entuerto judicial con Giedo van der Garde, quien peleó en la justicia por su derecho a correr este año, perdió por eso la primera tanda de prácticas en Melbourne y finalmente -aplacado de momento el reclamo del holandés- sus dos autos anotaron y el debutante Nasr se lució con el quinto lugar y después de haber luchado con Räikkönen y aguantado la presión del local Ricciardo. El brasileño, probador y reserva de Williams en 2014, logró una butaca titular en Sauber gracias al fortísimo patrocinio del banco de su país.

Force India, otro de los equipos con finanzas endebles que reclamó ayuda adelantada de Bernie Ecclestone, dejó las calles de Melbourne con puntos aportados por sus dos pilotos. Había llegado como el equipo que menos probó su modelo 2015: apenas en los últimos dos días y medio de la pretemporada. Incluso ni había estado en las primeras cuatro jornadas de ensayos en Jerez de la Frontera por sus problemas financieros.

Después de su extraordinaria clasificación, el español Carlos Sáinz logró una módica cosecha, en buena parte culpa del retraso que tuvo su equipo en boxes al cambiar los neumáticos. El hijo del Matador, uno de los tres pilotos que debutaron en Australia (su compatriota Roberto Mehri no largó con Manor), perdió terreno en la escaramuza de la curva inicial pero luego mantuvo un buen ritmo que fue premiado con puntos. McLaren, en cambio, ni siquiera consiguió ese consuelo. Tan malo es el rendimiento del motor Honda que el excampeón Jenson Button no pudo sostener la pelea con el mexicano Sergio Pérez ni con el Sauber del sueco Ericcson. Fue el último de los 11 que llegaron, a dos vueltas del ganador, y su giro más veloz en carrera -el 56°- fue 2s393 milésimas más lento que el récord de vuelta marcado por Hamilton. En ese rubro sólo superó al novato Max Verstappen, quien tuvo que abandonar por una falla en el motor Renault del Toro Rosso.

Fernando Alonso, el bicampeón ausente que siguió la carrera desde Europa, habrá notado que todo está como era entonces: Mercedes domina la Fórmula Uno y Ferrari termina las carreras a medio minuto. El problema es que él ahora revista en McLaren, que en su nueva asociación con Honda compite en otra categoría.

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