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El día menos pensado

Getty Images

BUENOS AIRES -- "Siempre es mejor que la inspiración lo encuentre a uno trabajando", se suele decir. En eso estaban desde hace tiempo en Ferrari, capeando temporales para remontar la empinada cuesta en cuya cima está Mercedes, cuando el entusiasta Sebastian Vettel aprovechó una clasificación en cambiantes condiciones de piso, resistió en la largada, acertó con el equipo en la estrategia de paradas y refrendó la apuesta con ritmo de campeón. La alquimia funcionó para que el alemán devolviera a la Scuderia al escalón superior del podio. Vettel ganó el Gran Premio de Malasia, su segunda carrera con Ferrari en Fórmula Uno, y la Rossa cortó una sequía de 685 días sin triunfos, su sexta peor racha en 65 años de historia.

Hace falta urgar en el pasado profundo de Vettel para encontrar tanta genunina emoción expresada en público. Con ella llegaron algunas íntimas confesiones en formato de grageas, amparadas por las excepcionales circunstancias. A un hombre que esconde celosamente su vida fuera de las pistas en tiempos de propalación masiva a través de redes sociales, la victoria en la calurosa y húmeda Sepang lo incitó a que contara cómo de jovencito trataba de espiar las pruebas que Michael Schumacher, su ídolo en la niñez, hacía en Fiorano, y qué sintió cuando hace unos meses pasó por primera vez el portón en Maranello ya como piloto del Cavallino Rampante. Si la comparación con Schumi, estandarte de la reconstrucción de Ferrari en la segunda mitad de los 90, había florecido no bien se supo de su contratación, el triunfo en Malasia regó las ilusiones de los tifosi. Vettel aportó su cara de niño en juguetería en la celebración, hablando en italiano por la radio durante la vuelta de honor y acompañando con el ademán el son del "Il canto degli Italiani" en el podio.

Hasta los triunfos menos pensados, como el de Vettel doblegando a los todopoderosos Mercedes en Malasia, suelen tener raíces lejanas. Un año atrás, Ferrari tenía otro presidente y director deportivo. Luca di Montezemolo era el jefe de Stefano Domenicali, quien renunció luego de la tercera fecha en Bahréin, en la que Fernando Alonso llegó noveno y Kimi Räikkönen, décimo, a más de medio minuto de los Mercedes. En esa época, también, empezaba a gestarse -con distinto personal- el diseño de la actual SF15T. La marca fundada por Enzo Ferrari cambió en pocos meses dos directores deportivos -a fines de 2014 se hizo cargo Maurizio Arrivabene- y llevó adelante una profunda modificación de jefaturas en todas las áreas. El auto que Vettel condujo a la victoria no fue creado por la gestión que sonrió y se congratuló mutuamente en el paredón de boxes. Sí, es la responsable del nuevo ímpetu que mueve al equipo y la disposición y humor generales.

La predicción en Malasia, siempre que no lloviera, era de tres paradas en boxes debido a la alta degradación que sufrían los neumáticos debido en buena parte al calor. Segundo en la grilla, Vettel luchó en el pique inicial para mantenerse entre los Mercedes, delante de Nico Rosberg y detrás de Lewis Hamilton. El alemán tomó la punta cuando Mercedes llamó a Hamilton -y a Rosberg- durante la temprana neutralización por el despiste de Marcus Ericsson. El equipo campeón optó por correr durante la mayor parte del Gran Premio más largo del año con los neumáticos duros -más lentos- que le caían mejor al W06. Vettel, en cambio, no paró. Ferrari decidió que utilizara mayoritariamente el caucho medio.

El cuádruple campeón tenía ocho segundos de ventaja en la punta cuando se detuvo por primera vez, en la 17ª vuelta, 13 después que lo hiciera Hamilton con auto de seguridad. Vettel volvió a pista y empezó a arrimarse a los Mercedes. La segunda detención del inglés, sólo siete giros más tarde que la primera del alemán, dejó al actual campeón 24 segundos detrás de la Ferrari cuando ya había pasado media competencia y a cada uno le quedaba una parada prevista. Desde el box de Mercedes siguieron creyendo que eran capaces de batir a Vettel incluso hasta la última detención de Hamilton, en el 38° giro, uno después que Vettel. El Mercedes quedó 14 segundos detrás de la Ferrari y, aunque fue más veloz, no le alcanzó para acercársele. El alemán mantuvo poco menos de diez segundos de ventaja, al tiempo que Hamilton se mostró disgustado por la elección de neumáticos duros hecha para la arremetida final. Su ingeniero explicó la determinación con un argumento simple: sólo les quedaba un juego muy usado de medias.

Mercedes, que prefirió guardar más gomas duras para la carrera, decidió por eso usar las medias en la primera parte de la clasificación. Entonces, sólo le quedó un juego nuevo para la carrera. Esto no le dejó margen para cambiar de estrategia al final: llegó al remate del Gran Premio sin provisión de medias nuevas, que sí tuvo Ferrari. Como para refrendar que la 222ª victoria de la Rosa en Fórmula Uno no fue obra sólo de la inspiración de Vettel, su compañero y amigo Räikkönen concluyó cuarto a pesar de haber salido desde el 11° lugar de la grilla y del pinchazo sufrido en la segunda vuelta por un toque del Sauber del brasileño Felipe Nasr que lo mandó al final de la fila.

El día menos pensado, un piloto que llevaba 20 carreras sin triunfos después de aquella seguidilla de nueve consecutivos con los que cerró 2013 y ganó su cuarto título, venció con un equipo que pasó en 2014 su peor temporada en 21 años, con apenas dos podios. Vettel se transformó en el 32° ganador con Ferrari, el tercer alemán, y derrotó a un equipo que no perdía una carrera desde julio del año pasado en Hungría.

El triunfo de Vettel les acarrea beneficios a casi todos. Además de los obvios a Ferrari, dota a la Fórmula Uno de un interés que había perdido: que el equipo más importante esté otra vez arriba genera una atracción de la que se nutre el resto. E incluso Mercedes saca provecho de la 40ª victoria del tetracampeón, que ha quedado a una de la marca de Ayrton Senna, porque despierta a su personal de la comodidad en la que parecía adormecido y desvanece los pedidos de ecualización hechos por Red Bull después de la fecha inicial. Nadie es indiferente cuando gana Ferrari.