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El hincha de Independiente en Rennes

RENNES -- Como todos saben hace un par de días jugaron Independiente-San Lorenzo. Un clásico de barrio de los de antes. A mi juicio, es el gran clásico del fútbol argentino. Como sea, lo cierto es que acá, en Rennes, al norte de Francia, me encontré con un furibundo hincha de Independiente.

Es increíble, pero hay argentinos en todos lados y siempre llevan la bandera de su club en el corazón, lo difunden, profesan la historia de su equipo y tratan de fanatizar a sus amigos europeos. Ser o ser, está claro que para los argentinos, no es lo mismo.

En Argentina, si sos hincha de un club es casi una cuestión familiar, sanguinea, debés ser hincha de ese club para toda la vida. No existe eso de cambiarse de bandera, como de ropa o de profesión. No, señores, serás hincha de Independiente hasta el día que te mueras.

Ya casi me había olvidado de la pasión de un hincha, de su discurso caliente y directo.

Eugenio Baigorria, vive en Rennes hace 30 años. Me dice esto: "estoy hace treinta años acá, Cucu, pero no dejo de pensar en Argentina, sé todo lo que pasa en materia de fútbol". Solo he vuelto dos veces en 30 años..."

Me parecía increíble que en 30 años solo haya regresado dos veces a su país. Sobre todo si es una persona como Eugenio, un animal sentimental, que extraña a mas no poder, que tiene una pata acá y otra pata la sigue teniendo en Buenos Aires.

Me dijo: "Sabes, Cucu, cuando volví y luego tuve que regresar porque acá tengo a mis hijos, me quería matar. No podía volverme, llegaba a Rennes y era como una cárcel. Entonces decidí no volver más, mantener mi amor y mi deseo y mi afecto por el país a la distancia. Es la mejor manera de sobrevivir en el extranjero, clausurando, freezando, todos los recuerdos y sensaciones de tu país. Si no podés hacer eso, entonces pasaras la vida extrañando".

Me volvió a decir: "En el extranjero, el fútbol me salvó, me dio ese espacio de encuentro con mi cultura que me ayudó muchísimo. Por eso ahora tengo ganas de armar una organización en Rennes de hinchas de Independiente. Todos mis amigos franceses son de Independiente. Mis alumnos en la univesidad saben más del Rojo de Avellaneda que de historia Latinoamericana. Sueñan con el suburbio del Río de La Plata, conocer el estadio y Avellaneda que, para ellos, es un sueño lejano, como Paris para los argentinos. Y todo gracias al fútbol, Cucu".

Eugenio Baigorria es un hombre solo en Rennes. Un argentino atrapado en otra cultura. Un hombre superviviente que hizo de su amor por su club y su barrio una verdadera bandera de identidad y afecto. ¿Contra qué?

Me lo explica mucho mejor él mismo: "Contra la soledad y la tristeza, Cucu. Una persona extraña y sufre muchísimo fuera de su país. Incluso le sucede algo que los especialistas llaman el Sindrome del exiliado y es que te empezás a sentir solo y la soledad duele durar semanas enteras. La sensación de soledad, Cucu, aún estando rodeado de gente..."

Eugenio es un genio. Hizo que el fútbol salve vidas, a la distancia hizo de su amor de hincha un movilizador social a su alrededor. Gracias al fútbol Eugenio sigue vivo. De otra forma, se hubiera muerto de tristeza.

Ojalá yo fuera como Eugenio. Convertir, transformar mi amor de hincha en algo increíble que va más allá del fútbol y sin embargo tiene su centro en el fútbol mismo. Encontrarme con Eugenio me generó mucha vergüenza de mi mismo. No le conté que yo deserté, dejé de ser hincha del Rojo. Se hubiera decepcionado de mi. Cuando llegué me dijo: "Cucu, que suerte que llegaste, cuando me lo dijeron en la Universidad, no lo podía creer, otro hincha de Independiente más en Rennes".