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No está solo

FILADELFIA - Los Marlins de Miami comprometieron $325 millones con Giancarlo Stanton debido a los batazos que puede conectar y las emociones que puede provocar como la del martes en la noche. En la cuarta entrada de la derrota 7-3 ante los Filis de Filadelfia, Stanton encontró una recta cortada de Jerome Williams y la depositó detrás de la cerca del jardín central y en la parte superior del área de observación que existe encima del bullpen visitante en el Citizens Bank Park. El batazo recorrió unos 454 pies.

Si el cuadrangular sirve para mostrar el tipo de jugador que es Stanton y lo que podría ser por el resto de su carrera, una secuencia ocurrida más tarde en el juego nos dio una imagen de l jugador que ha sido hasta ahora.

Tres entradas después del jonrón de Stanton, el relevista de los Marlins Mike Dunn le envió al jardinero de los filis Ben Revere una recta muy cerca de la cabeza. Mientras el público reaccionaba, una cámara de TV enfocó hacia el jardín derecho a Stanton, quien experimentaba recuerdos de haber pasado por algo similar.

Han pasado siete meses desde que Stanton cayó cara abajo en la caja de bateo mientras un silencio sepulchral se apoderó de Miller Park luego de que una recta de 88 mph de parte del derecho de los Cerveceros Mike Fiers aterrizara en su rostro. Stanton sufrió laceraciones en la cara, varias fracturas facials y daño dental en el incidente, y él compartió fotos de sus lesiones en su cuenta de Instagram.

Los Marlins mostraron suficiente fe en el poder de recuperación de Stanton y le dieron el mayor contrato en la historia del béisbol en noviembre pasado, y cualquier preocupación por la resaca emocional del incidente ha quedado atrás. Luego de un lento inicio de temporada, Stanton ha conectado tres jonrones en cinco partidos ante los Mets y los Filis, y se acerca a su mejor forma. Está decidido a jugar a través de las inevitables preguntas sobre el impacto de dicho episodio en su psiquis.

"Dejar que eso te afecte no es una opción", dijo Stanton. "Ese es mi proceso de pensamiento. Ellos van a tratar de probar un poco más tus ojos, lanzar un poco más arriba de la zona de strikes, y uno tiene que estar listo para eso. Ahí es donde tu nivel de competencia y tu mente tienen que brillar y sobresalir.

"No es un momento divertido, así que tienes que estar reconociendo eso. Pero al mismo tiempo, no te importa si te golpean en la cara 30 veces. El lanzador está intentando ganar el juego y poner comida en la mesa para su familia. Uno tiene que tener esa misma mentalidad desde el otro lado".

Stanton pasó muchas horas en la temporada baja enfrentándose a una máquina de bateo que le lanzaba rectas pegadas, y tuvo 48 turnos al bate en la Liga de la Toronja para poder superar sus miedos. Sigue utilizando un casco especial que tiene una barra que le protege la mejilla izquierda, y admite que ahora está más consciente de como otros bateadores reaccionan a los lanzamientos altos y pegados.

"Al verlo en video, o desde afuera, la gente dice, 'Voltea la cabeza'", dijo Stanton. "Ellos no entienden que uno solamente tiene un tercio de segundo para reaccionar. No tres segundos. No un segundo. Un tercio de segundo. Incluso al decirlo, nadie puede realmente entender lo que es eso hasta que se paran ante una máquina de bateo que te lanza a 95 mph y tratan de ver una de las costuras de la pelota - menos tratar de batearla y muchísimo menos tratar de atraparla con un guante.

"Me van a volver a golpear. Si sigo jugando tanto como espero hacerlo, es 100 por ciento seguro que me van a volver a golpear. Yo sé que eso va a pasar, pero no puedo anticipar cuándo será o preocuparme porque me lancen alto y pegado. Los lanzadores necesitan hacer eso en general para establecer su territorio".

Si Stanton necesita algo de inspiración en su regreso, puede mirar a otros jugadores que fueron golpeados y que pasaron por experiencias traumáticas parecidas. ESPN.com habló con tres ex ligamayoristas que recibieron pelotazos en la cara y que compartieron sus historias, con recuerdos vívidos que han sobrevivido el pasar del tiempo. A juzgar por los ejemplos de J.T. Snow, Gary Roenicke y Kevin Seitzer, Stanton podrá seguir su vida adelante más allá del incidente con Fiers y retomar el camino que llevaba antes en su carrera. Pero esa noche en Milwaukee la recordará por siempre.

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J.T. Snow nació para jugar deportes. Su padre, Jack, era un recibidor abierto con Los Angeles Rams en la década de los 60 y 70, y el joven Jack Thomas fue seleccionado en la quinta ronda del sorteo por los Yankees de Nueva York. Pasó cuatro temporadas con los Angelinos de California antes de ser cambiado a San Francisco, donde su estancia en uniforme de los Gigantes tuvo un inicio premonitorio. En un juego de la Liga del Cactus de 1997, Randy Johnson de Seattle lanzó una recta que rozó la muñeca izquierda de Snow antes de aterrizar en su cara. Snow volvió a juego para el Día Inaugural y consiguió las mejores cifras de su carrera con 28 jonrones y 104 remolcadas en 1997. Jugó por 16 temporadas en las mayores y ahora labora como asistente especial con los Gigantes.

"Lo recuerdo como si hubiese sido ayer", dijo Snow. "Fue en mi primer entrenamiento primaveral con los gigantes. Había estado algo enfermo al principio de la primavera, y me perdí tres o cuatro juegos, y yo era ambidiestro en aquel momento. Y Randy venía de sufrir problemas de espalda el año anterior.

"Me puso en conteo de 0-2, y entonces me lanzó alto y afuera, como siempre suele hacer. Entonces intentó atraparme con una recta, y la misma me golpeó en la cabeza. Me tocó primero en la muñeca, y luego rebotó y me golpeó en el ojo izquierdo. Se sintió como un puño en la cara. Miré mi mano, y vi que había sangre por todas partes, y sentí que el ojo se me hinchaba. Se había roto el hueso orbital, y tuve que esperar unos 10 días a que la hinchazón bajara.

"Cuando recuperé la vista, me sometieron a muchas pruebas, y me perdí casi todo el entrenamiento. Una vez pude volver, realmente no me molestaba. Yo pensaba, 'Si pude esquivar con mi muñeca un lanzamiento de 97 [mph], mis reacciones siguen siendo buenas'. Yo no quería tener que usar un protector facial porque no quería llamar la atención. Además, como mi padre fue jugador de NFL, probablemente se había burlado mucho de mí llevando algo como eso.

"Mi pensamiento era, 'Solo intenta volver a lo de siempre'. Alrededor de la última semana de los entrenamientos, jugué en partidos de liga menor y bateé tercero en cada entrada. Lo hice así cada día, y pude tener unos 60 turnos en una semana.

"Me sentí muy afortunado porque no tuve efectos secundarios. Lo más difícil fueron esos 10 días, cuado la hinchazón comenzó a bajar. No sabía si me iba a quedar ciego o si podría ver de nuevo, o si podría jugar de nuevo. Afortunadamente, la herida sanó bien rápido, pero todavía tengo una pequeña cicatriz encima de mi ceja izquierda.

"Randy me llamó un par de días después para disculparse, y me dijo algo que me desconcertó. Yo sabía que no era culpa de nadie - cosas que pasan en el béisbol. Pero me dijo algo medio en broma, medio en serio, 'Tú deberías dejar de acercarte tanto al plato'. Leí en alguna parte que Randy tenía historial de no querer golpear a nadie y lastimarlo porque él era muy salvaje en los inicios de su carrera. Eso siempre se le quedó en su mente. Ese comentario me demostró que todavía se sentía inseguro sobre ello. Pero eso no me sentó demasiado bien. Yo solo le dije, 'Sigamos adelante'. Yo vi luego a Randy, cuando él estaba con los Gigantes, y nunca vino a mí a hablar sobre ellos o decirme algo.

"Yo solo he visto la repetición pocas veces a lo largo de los años, y ha sido suficiente. Lo que más me choca es el sonido cuando ocurrió. Puedo recordar mi sonido - fue como si me hubiesen golpeado la cara con una funda de monedas de 25 centavos. Fue un mal sonido, como un golpe. Fue lo mismo con Stanton. Uno solo puede espera que él esté bién.

"Pienso que todo el mundo es diferente. Yo tenía historial de jugar football americano, y era mi primer año con los Gigantes, y no podría esperar a volver allá afuera a jugar. Yo sabía luego de un par de lanzamientos que estaba bien. Podía ver bién la pelota, y pensaba, 'Si me lanzan pegado y me golpean, pues me golpearon'.

"Uno puede darse cuenta si un bateador tiene problemas si titubea con un lanzamiento adentro o si su hombro delantero comienza a abrirse demasiado. Ya veremos si eso le sucede a Stanton. Él lo va a saber. Pero yo pienso que él va a estr bien".

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Gary Roenicke bateó 121 jonrones en 12 temporadas con Montreal, Baltimore, los Yankees y Atlanta, pero su carrera tuvo un inicio poco auspicioso. En el segundo juego de su primera temporada complete con los Orioles (1979), Roenicke recibió una recta en el rostro lanzada por Lerrin LaGrow de los Medias Blancas de Chicago. Roenicke volvió una semana después utilizando un casco que tenía integrado un protector facial a medias, tomado de un casco de football de los Baltimore Colts para protegerlo, y logró la mejor cifra de cuadrangulares en su carrera, 25. Se retiró en 1988 y pasó varios años en el deporte como escucha.

"Es diferente con los nuevos estadios de hoy en día", dijo Roenicke. "En los estadios viejos, ellos no tenían el ojo del bateador en el jardín central. Estábamos en Baltimore, y estaba ventoso. No habían hojas en los árboles y tenía que lidiar con sombras.

"Mi memoria no es muy buena, pero sí puedo recordar esto: LaGrow lanzó una recta por el mismo medio, y vi como salía de su mano y luego se me perdió de vista hasta que cruzó el plato. Así que la dejé pasar. Al siguiente lanzamiento, vi como la pelota salió de su mano, se me perdió de nuevo, y cuando la volví a ver estaba en mi cara. Debo haberme inclinado, ya que me golpeó en el labio. Si no hubiese reaccionado como reaccioné, probablemente habría perdido algunos dientes y roto algunos huesos.

"Es duro describirlo. Mucha gente piensa que parece fácil en la TV - especialmente por la toma de la cámara del jardín central. Pero cuando estás parado allí y la pelota viene hacia ti a 90 mph, es difícil salirse del medio en algunas ocasiones. Estamos hablando de fracciones de segundo, y una vez el lanzador la suelta y en lo que llega al guante del receptor, no hay mucho tiempo de reacción.

"Me caí, y estaba sobre mis codos. Mis manos estaban sobre mi cara, y me impulsé a levantarme para ver lo que me había pasado, y vi como un chorro de sangre estaba cayendo en mis nuevas guantillas blancas de bateo. La sangre me cubría por completo, y pensé, 'Me debe haber golpeado en la nariz porque hay demasiada sangre'. Toda el área estaba adormecida.

"Caminé y entré al camerino, y nuestro preparador, Ralph Salvon, fue grandioso. Me dijo, 'Gary, esto no va a ser un problema. Te vamos a coser y vas a estar bien'.

"Es la única vez que he estado en una ambulancia. Me llevaron al hospital, allí me pusieron algo en la cara, y alguien me preguntó, '¿Le importaría si le afeito el bigote?' Ellos me dieron par de inyecciones de Novocaína, y me quedé dormido mientras me tomaron 25 puntos de sutura en la boca. No pude comer por tres o cuatro días, así que me alimentaba con un popote, tomando malteadas y quizás algunos huevos para no perder demasiado peso. Sobreviví con eso por tres días, y al cuarto día pude comer algunos cacahuates. Esa fue mi primera comida sólida.

"Me aparecí en el estadio al cuarto día, y tuve algunas prácticas de bateo, y ellos le quitaron la máscara a un casco de football y lo cortaron para adaptarlo. Y entonces lo colocaron sobre mi oreja. Y utilicé eso.

"Mi primer turno en mi regreso fue ante Mike Caldwell, un zurdo fino con Milwaukee. Al primer lanzamiento que me hizo, me asusté. Lee May era nuestro bateador designado veteran, y me dijo, 'Gary, cuando ví lo que hiciste, me dije, 'He ahí otro chico con una carrera arruinada'. Me recompuse y pude conectar un hit, y seguí utilizando esa mascara ese año y en 1980 porque me dio confianza. Traté de quitármela en los entrenamientos primaverales, pero mentalmente, no me sentía preparado para jugar cin ella.

"Frank Robinson era uno de nuestros coaches ese año, y Lee era un bateador veterano, y ellos me calmaron y me dijeron, 'Es como correr bicicleta. Tienes que volver a montarte en ella. Eres demasiado joven para dejar que esto te afecte'. Fueron unas palabras que me calmaron, algo que uno necesita escuchar de jugadores veteranos.

"Es un reto que uno tiene que superar. Les decimos a los chicos en Pequeñas Ligas, 'No tengan miedo de la pelota'. Ahora uno llega a las Grandes Ligas luego de haber jugado toda una vida desde chico, y es el mismo proceso: 'No puedes tener miedo aquí'. Ya batear una pelota de béisbol es suficientemente difícil. Cuando existe algo de miedo involucrado, entonces se convierte en algo muy difícil.

"El mejor consejo que yo le podría dar a alguien es, 'No puedes dejar que esto te afecte. Debes elevar tu nivel de concentración. Conoce lo que el lanzador te va a tirar. Saber lo que andas buscando, y conocer la situación'. Uno trata de pensar en todas estas otras cosas, excepto en lo que pasó en el pasado.

"Stanton es un jugador tan talentoso. Tiene un poder increíble. Yo me tenía que trepar casi encima del plato y halar la pelota para conectar cuadrangulares. Él es tan fuerte, puede alejarse del plato y conectar la pelota hacia cualquier parte del estadio. No tiene que acercarse al plato para tratar de halar la pelota.

"Una cosa que ayuda a los bateadores son esos aparatos protectores que están fabricando. Es como una manta de seguridad. Uno se siente bien y más confiado de que no volverás a sufrir el mismo daño que antes. Estoy seguro que Stanton va a poder superar esto. Pero es un proceso diferente para cada persona. A mí me tomó dos años. Él podría superarlo por completo en otro mes o quizás mañana. ¿Quién sabe?"

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Kevin Seitzer vivió a través del drama de ser golpeado en la cabeza en tres ocasiones en su carrera - por Jack Morris, Mélido Pérez y Scott Erickson. Comenzó a utilizar un aparato protector para la cabeza conocido como "C-flap'' en 1995. Se retiró en 1997 con promedio de .295, dos Juegos de Estrellas y cinco operaciones de rodilla en su resumé. Seitzer ha trabajado en Grandes Ligas como coach de bateo de varios equipos, y recientemente vio cerca a Stanton en su actual rol con los Bravos de Atlanta.

"En mi quinto año en las Grandes Ligas, Jack Morris me golpeó en el casco y me derribó", dijo Seitzer. "Yo estaba de primer bate en un juego diurno en Kansas City. Con mucha claridad. El primer pitcheo fue un slider. El segundo fue un cambio. Y no vi el siguiente pitcheo salir de su mano hasta que estaba como a un pie de mi cabeza. Moví mi cabeza hacia abajo y me golpeó en el casco.

"Ya que nunca realmente lo vi venir, tuve muchos problemas en el resto de la temporada. Cada vez que un lanzador hacía su movimiento hacia el plato, yo me preguntaba, '¿Será este el lanzamiento que no pueda ver o del que no me pueda escapar?' Literalmente me temblaban las piernas en el resto del año, y hacía swing cuando veía que la pelota no iba a golpearme. Estaba atemorizado. Yo pensaba que iba a tener que retirarme.

"Pasamos al incidente donde Mélido Pérez me golpeó en la cara en 1994. Se me fracturaron seis huesos en la cara, y tuve otras microfracturas alrededor del hueso donde yace el ojo. Me dijeron que si hubiese sido golpeado en la mejilla, mi ojo habría caído dentro de la mejilla si ese hueso hubiese caído.

"Logré llegar al final de la temporada, y en la primavera siguiente, el encargado del camerino me dijo, '¿Quieres comenzar a utilizar el C-flap?' Yo le dije, 'No, otros chicos han sido golpeados, y ellos no lo usan. Yo no quiero ser catalogado como un debilucho. No lo haré'.

"Mes y medio más tarde, estaba en el Metrodome enfrentándome a Scott Erickson. Él tenía ese sinker asqueroso y un slider devastador. Yo me decía, 'OK, pienso que va a usar el slider.' Pero uso la recta alta y adentro, y yo nunca la ví. Me golpé justo en la sien. No me rompió ni me fracturó nada, pero me dio un dolor peor al de las otras ocasiones. Luego del segundo, yo dije, 'De acuerdo, utilizaré el protector. No voy a pasar por esto de nuevo'. Así que lo usé por el resto de mi carrera.

"Cuando veo a alguien ser golpeado me siento mal. Cuando veo una pelota aterrizando en la cabeza de un chico, tiemblo. Literalmente me pongo a gritar. Cuando veo esas cosas, y pienso que he estado allí, no es algo divertido. Observé ese problema entre Oakland-Kansas City, y Kelvin Herrera está lanzando a 100 mph y diciendo que le va a lanzar a la cabeza de Brett Lawrie -- ¿En serio?

"Es como ver un evento catastrófico una y otra vez, cuando la gente se lastima realmente mal. El asunto de Stanton fue trágico. Cuando los Marlins le dieron $300 millones sin saber si podría volver, yo pensé, 'Oh cielos'. Pero lo hemos visto en dos series diferentes, y luce en gran forma. Estoy muy contento por él porque esto es algo por lo que nadie debería pasar.

"No creo que los equipos hagan algo diferente con él respecto a lo que han hecho en el pasado. Él es un chico al que tienes que lanzarle duro al inicio para luego ir suave. Es solo pitcheo normal para tratar de sacar a los buenos bateadores. Si dejas que extienda los brazos, puede batear pelotas a 200 millas de distancia.

"Pienso que va a estar bien. Cuando los bateadores utilizan el C-flap, la gente dice, 'Miren, tiene miedo'. No, eso no significa que sigue con miedo. Significa que quiere algo de protección en caso de que algo suceda de nuevo. Permite que Stanton pueda aguantarse más ante lanzamientos rompientes de un derecho hacia un derecho, solo en caso de que esté equivocado y no sea un rompiente. Así que fue me golpearon a mí dos veces. Yo pensaba, 'Este tipo probablemente me va a lanzar un slider'. Error. Nos vemos, Aquí vamos, hacia el hospital.

"Yo puedo decirle a la gente por mi experiencia lo que funcionó para mí. Mi fuerza vino de Dios porque no podía hacerlo por mi cuenta. Recuerdo que me temblaban las piernas antes de convertirme al cristianismo, sudando frío en la cama y preguntándome si al día siguiente no podría ver la pelota. Dios me dio la fuerza para sobrepasar eso en dos ocasiones y poder hablar de ello. No soy un fanático cristiano ni un come-biblias. Yo solo soy un hombre que tuvo muchos problemas y contratiempos, y El Señor me dirigió y me dio la fuerza para sobrepasarlos.

"Yo sé que hay mucha gente fuerte en este deporte. Yo siento que cuando yo jugaba también era muy duro. Pero yo sé lo que me hizo a mí mentalmente y emocionalmente. Cuando me pasó, me dolió. Pero no era solo el dolor físico. Uno piensa, 'Eso me pudo haber matado'".