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Un semifinalista faltó a la cita

BUENOS AIRES -- En el análisis previo de las semifinales de la UEFA Champions League anticipamos un partido cerrado entre Juventus y Real Madrid y uno abierto entre Barcelona y Bayern Munich. Así fue que los comparamos con un partido de ajedrez y una pelea de boxeo.

Pues bien, se cumplieron ambos pronósticos, pero con una gran diferencia: mientras que en Turín los dos ajedrecistas cumplieron con su papel y dejaron la definición para la vuelta, en Barcelona solamente uno de los boxeadores golpeó como se esperaba. Tanto, que dejó su eliminatoria al borde del nocaut.

Atención, que hasta el minuto 77, nadie se hubiera arriesgado a apostar por el Barcelona, y menos marcando tamaña diferencia en el resultado. Su rival había soportado estoico todos los golpes: había quedado contra las cuerdas y tambaleado más de una vez, pero se mantenía en pie. Y de golpe, llegó una andanada furiosa que lo dejó groggy y con muy pocas chances de dar vuelta la historia la semana que viene.

LOS DILEMAS DE GUARDIOLA
No fue la noche del Bayern Munich, eso quedó claro. Es muy raro ver a un equipo que se caracteriza por su poder de fuego crear una sola chance clara en 90 minutos, que fue más mérito de Lewandowski que creación colectica. Y aun así, se mantuvo en partido hasta ese fatídico minuto 77.

Seguramente ahora se lo critique a Guardiola por sus elecciones tácticas, pero la realidad es que no se puede ir mucho más allá. Durante más de tres cuartas partes del encuentro el resultado justificaba su planteo, aunque en el desarrollo Barcelona fuera netamente superior.

Es que Guardiola sabía muy bien que tenía que cortar el circuito que forman Alves y Messi. Por eso eligió sacrificar a un mediapunta como Götze para darle a su mediocampo un tinte más defensivo.

El problema es que, como hemos dicho muchas veces, superpoblar una zona con jugadores no es garantía de que estén bien cubiertos los espacios. Y eso quedó claro de entrada, cuando Suárez aprovechó los espacios entre los volantes y la última línea para filtrarse por derecha y tener una oportunidad clarísima que Neuer salvó con una estirada suprema.

Pero ni siquiera cambiando sobre la marcha el 3-5-2 por un 4-4-2 terminó Bayern de crear superioridad numérica. Peor aún, resignó potencia ofensiva, con dos delanteros aislados de un mediocampo que, tan preocupado por defender, se olvidó de alimentarlos.

Así y todo, el equipo de Guardiola consiguió mantener más o menos parejos los porcentajes de posesión y parecía encaminado a sobrevivir un partido difícil. Hasta que apareció Messi para confirmar algo que el presidente Bartomeu descubrió recién ahora y que ya lo dijimos hace un par de años: que es el mejor jugador de todos los tiempos. ¿Hacía falta un partido así para darse cuenta?

El primero de Messi llegó con un remate muy preciso al primer palo tras pase de Dani Alves, como para demostrarle a Guardiola que tenía razón en cuidarse de esa sociedad. Y el segundo fue una doble genialidad, para dejar en el piso a Boateng y definir de derecha con un lujo.

Y ya que hablamos de Alves, cuesta entender cómo no se le renovó todavía al que es el mejor compañero de Messi tanto dentro como fuera del campo. El brasileño es quien más asistencias le ha dado en su carrera a Messi y sigue demostrando estar en forma cada semana.

Todavía faltaba lo peor: el tercero, el que amplió la diferencia a cifras prácticamente irreversibles. Y llegó de manera incomprensible, porque Bayern regaló terreno y pelota una vez más para que Messi habilitara a Neymar con media cancha por delante.

Fue una diferencia quizás excesiva, pero castigo merecido para un Bayern que no arriesgó cuando debía y que tampoco se cuidó cuando tenía que hacerlo. A la vuelta necesitará o de un milagro o de una actuación como la que tuvo ante Porto, pero rara vez se dan dos partidos perfectos tan seguidos...

Además, enfrente tendrá a un rival de otra jerarquía. Barcelona está cada vez más sobrio, mejor parado defensivamente y muy concentrado. Pese a no poder romper el cero, sabía que tenía que seguir cuidando su arco, y así tuvo tranquilidad para seguir buscando hasta que obtuvo su premio.

EL PARTIDO QUE LE CONVENÍA A LOS DOS
Así como Bayern Munich terminó hipotecando sus chances, en el duelo del martes tanto Juventus como Real Madrid hicieron el partido que necesitaban y se llevaron el resultado que les convenía. Los italianos tenían que ganar en casa y lo hicieron, los españoles necesitaban marcar de visitantes y lo consiguieron.

Es que fue el partido que imaginamos en la previa: dos equipos cautelosos, esperando sin regalarse su momento para atacar. Ambos se sienten más cómodos esperando para tener espacios: así, Real Madrid se plantó con un 4-4-2, y a Juventus no le cambió los planes ser local, eligiendo el realismo y la precaución que tantos éxitos le han dado a lo largo de su historia.

En ese empate táctico, Juventus aprovechó mejor sus momentos y Real Madrid pagó caro sus ausencias. Sergio Ramos fue reconvertido nuevamente en volante central pero sin el éxito que había tenido ante Atlético Madrid. Con menos volumen de juego en el medio y solamente dos delanteros en campo, Kroos perdió sus referencias y se abrieron a sus espaldas espacios entre el medio y la defensa.

Así llego el primer gol, con Tevez aprovechando ese hueco y favorecido por la pasividad de Varane para hacer todo con comodidad: parar, girar y rematar. Morata terminó aprovechando el rebote para abrir el marcador.

Se puso de nuevo en partido Real Madrid con gol de Ronaldo tras asistencia muy precisa de James Rodríguez. Fue justamente el colombiano de lo mejor del Madrid, aportando tanto juego como sacrificio, para confirmar que se adaptó a las necesidades de su equipo aun cuando resigne sus cualidades de creador y distribuidor.

Pero otra vez apareció la movilidad y velocidad de los delanteros de la Juve. Tras un corner a favor del Madrid, Tevez corrió 70 metros del centro hacia la izquierda con la pelota, mientras Morata arrastraba otra marca por derecha. Y terminó forzando un penal infantil de Carvajal, que tocó abajo a Tevez cuando todo lo que debía hacer era seguir llevándolo hacia afuera, en una cancha rápida y con el delantero a pie cambiado.

El mismo Tevez se encargó de anotar para sellar el resultado y su gran momento, que lo pone sin dudas entre los mejores delanteros del mundo.

¿Qué puede pasar a la vuelta? Seguramente veamos otro partido parejo, con una Juventus a la espera, sabiendo que su manera de jugar incomoda al Real Madrid al ser similar a la de otro equipo que le viene dando varios dolores de cabeza: el Atlético Madrid.

Y cierro con una pregunta para la UEFA que me gustaría alguien responda: ¿cómo puede ser que dos equipos tengan que jugar tres partidos en seis días mientras que otros dos juegan los mismos encuentros pero en ocho días? La situación es más extraña todavía cuando hay equipos del mismo país involucrados como Barcelona y Real Madrid. En su pelea por el título de liga, los merengues tendrán más descanso en una semana clave.

En esta instancia realmente pierde sentido invertir la fecha para la revancha. Lo lógico sería que quienes jugaron el martes lo vuelvan a hacer al martes siguiente y lo mismo con quienes lo hacen el miércoles, para que así todos tengan el mismo descanso.

Felicidades.